A pesar de la disminución de las capturas, aún laboran 100 barcos en la isla

La lucha por salir a flote

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18 de abril de 2009 (20:07 CET)
La lucha por salir a flote
La lucha por salir a flote

La cofradía de San Ginés ha pasado de tener una flota de 300 barcos a no congregar más de 100 embarcaciones. La disminución del número de barcos proviene del bajón en las capturas, que no llegan ni al 20 por ciento de las que fueron antaño.

Desde 1999 la sardina dejó de entrar en el puerto de Arrecife fruto de la ruptura del acuerdo con Marruecos, así que las capturas de bajura y las de atún son hoy día el único objeto de trabajo de los pescadores arrecifeños. Una vez desaparecida la industria conservera, los profesionales del mar salen a laborar en busca de pescado fresco que abastecer a las pescaderías y a los restaurantes. Siguen trayendo chernes, antoñitos, viejas, cabrillas o sargos, pero las cantidades han menguado notablemente.

Gestión del puerto

Hay otros problemas que se suman al de la escasez de recursos marinos, según apuntan desde la administración y la propia cofradía: el modo de gestionar el puerto, el ineficiente control pesquero, y la pesca deportiva. En lo que a la gestión del espacio portuario se refiere, actualmente la cofradía gestiona el varadero, pero los pescadores de San Ginés temen que la Autoridad Portuaria vaya a traspasar esta cesión.

Así lo confirma Pérez que asegura que "en las próximas concesiones que se vayan a hacer, las cofradías no van a tener opción, así que tendrán que pagar por utilizarlo". Los marineros quieren seguir administrando este espacio y la consejera opina que "se debe buscar un modelo al que los pescadores puedan optar, algo que he propuesto al viceconsejero y que espero tenga en cuenta; y si no es así, que al menos pongan un precio asequible".

Control pesquero

Otro aspecto que aqueja a los pescadores de Arrecife es la falta de vigilancia que se se lleva a cabo en aguas de Lanzarote. A día de hoy, el control del sector lo efectúa una embarcación con dos profesionales a bordo dependientes de Medio Ambiente y, en opinión de los trabajadores de San Ginés, éste no es suficiente ya que "aquí vienen a pescar barcos del Norte y entran en nuestras aguas interiores y no tienen consideraciones con nada", asegura Soto.

Los de Arrecife pueden laborar las doce millas más próximas a tierra y las embarcaciones no lanzaroteñas pescan en la milla 12,1 así que "estos buques se están llevando pescado que podría entrar en nuestras aguas", critica Pérez. La consejera propone como medida paliativa coordinar todos los sistemas de vigilancia. Debido a que "el Cabildo no puede incrementar los efectivos en estos momentos de recesión", la coordinadora de Pesca sugiere que "Seprona, Medio Ambiente y los locales se coordinen para mejorar el control con la misma partida".

Pesca deportiva

Y la otra denuncia que los hombres del mar gritan al viento esla proliferación de la pesca deportiva. Los de la cofradía aseguran que hay pescadores aficionados que capturan pescado sin pasar los controles de primera venta. De hecho, denuncian que"a ellos se les hace el control de la primera venta, pero luego no hay vigilancia en los hoteles ni restaurantes para ver de dónde sacan el pescado; y es que hay mucho pescador jubilado y deportivo".

Nereida Pérez, desde la administración, reconoce este problema y comenta que "el pescador deportivo sale y tiene derecho a coger unos kilos de pesca para su autoconsumo no para venderlo, pero si un hostelero o ama de casa se lo compra, la administración no tiene nada que hacer". Por eso propone la implantación de "una lonja donde se efectúe el control de la primera venta y evitaríamos mucho que los furtivos tuviesen cabida; claro que si hay pescadores no profesionales que cogen capturas y las venden en elrestaurante de la esquina, poco podemos hacer si el hostelero se lo compra".

Dónde pescar

Los buques lanzaroteños pescan en aguas canarias, en el caladero marroquí y hay también un barco, el Cima de oro, que labora en aguas de Madeira desde el 15 de abril hasta el día 24. Por ley, los marineros conejeros pueden laborar a menos de 12 millas de las islas, según la Licencia de Aguas de Canarias; a menos de 20 millas de la costa española, según la Licencia de Aguas Nacionales; y a más de 500 millas de cualquier costa según la estipulación de Aguas Internacionales.

A estas licencias se suma el convenio con Marruecos, que contempla la pesca de los profesionales de la isla en el caladero marroquí desde el año 2006 hasta el 2010, y un convenio firmado con Madeira por el que tres buques canarios elegidos por sorteo pueden trabajar en sus aguas. Una de estas embarcaciones es de la Cofradía de San Ginés y otros dos son de Tenerife.

A pesar de estas reglas del mar, lo cierto es que los lanzaroteños sólo laboran en aguas canarias ya que alejarse demasiado de sus puertos desrentabiliza el esfuerzo para lograr las capturas, por lo que sólo trabajan en las aguas de las islas y en las marroquíes.

Del puerto al desguace

Con todos estos problemas sobre la mesa, los pescadores aseguran que su sector tiende a desaparecer. "La flota atunera está tendiendo a desaparecer, si este año no hay pesca no sabemos lo que va a pasar. Lo que está claro es que los sectores primarios de la agricultura y la pesca se los han cargado", lamenta Garrido. "Estamos hablando de que antes había 300 barcos y ahora hay sólo 100 entre atuneros, bajura y artesanal", subraya la secretaria de la cofradía.

Juan Morales Hernández, un patrón graciosero que labora en el mar desde el año 65, asegura que la situación "está cada vez peor". "Cada año ha ido disminuyendo la cantidad. Las salidas son las mismas, pero ahora no traemos ni un 20 por ciento de lo que traíamos antes. Tenemos ayudas del gobierno, pero no da para cubrir los gastos; yo me quedo en el paro durante cinco meses al año y entonces me dedico al mantenimiento del barco. La actividad bajó en el año 99 con el fin de la sardina. Yo tenía tres barcos, y ahora tengo un atunero", explica Hernández.

El armador de otro atunero, Javier Toledo, ha tenido una trayectoria similar a la de su compañero. Él explica que lleva 14 años como armador porque su padre tenía barcos, pero a raíz de "la subida del petróleo, de las cotizaciones y la disminución de las capturas", tiene claro que si este año no va bien la temporada de atún se quitará la embarcación si le aprueban el desguace".

Y es que, según Toledo, "las ganancias no dan para pagar las seguridades sociales de quienes van a bordo". Él achaca el estado del sector a que "se mataron todos los reproductores a menos de dos millas y se cargaron el caladero marroquí. Antes había equilibrio, pero al poner barcos a faenar por la orilla mataron a los reproductores".

Diversificar el producto

A pesar de la disminución de la cantidad, la posibilidad de vender las capturas cuando llegan a tierra sigue siendo muy amplia. Al no entrar mucha mercancía, "el pescado está vendido casi antes de pescarlo a restaurantes y hoteles", subraya María del Carmen Soto, secretaria de la Cofradía. Así, la gran demanda en Lanzarote se convierte en una de las ventajas del sector en la isla, como reconoce Nereida Pérez, consejera de Pesca del Cabildo de Lanzarote, al afirmar que "el fuerte que tenemos es que disponemos de un buen mercado gracias al alto consumo que tenemos a nivel local".

A estas alturas no se puede incrementar la cantidad de peces que nadan a menos de 12 millas de las costas lanzaroteñas, pero sí existenposibilidades para dinamizar el sector.Nereida propone como solución darle un valor añadido al producto que entra en el puerto. En esta línea apuesta por la diversificación del sector e introducir para ello la manipulación del pescado.

En opinión de la consejera, convendría "hacer fileteados y envasados para poder diversificar la economía, porque ahora lo que hacen es envasarlo entero y meter el atún en cajas para mandarlo por avión; por eso considero que habría que enfocar las ayudas por ahí tratando de diversificar un poco el producto".

La consejera propone, por ejemplo, "envasar el atún menuzado con aceite". En su opinión, la diversificación del producto "no tiene porqué ser una gran manipulación, se trata sólo de adecuarse a las necesidades de la sociedad que se vuelve cada vez más exigente y ofrecerles un producto nuevo", añade la consejera.

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