Un conflicto entre un comprador y la constructora lleva seis años en los Tribunales

La casa de sus pesadillas

Esta es la historia de un conflicto cualquiera entre un comprador y un vendedor que ha pasado a los tribunales, donde lleva seis años dirimiéndose, a falta del dictamen de un nuevo juicio. Es la historia, ...

24 de julio de 2007 (04:53 CET)
La casa de sus pesadillas
La casa de sus pesadillas

Esta es la historia de un conflicto cualquiera entre un comprador y un vendedor que ha pasado a los tribunales, donde lleva seis años dirimiéndose, a falta del dictamen de un nuevo juicio. Es la historia, según uno de sus protagonistas "de una familia estafada que ha pasado a ser una familia estafadora", así define la sensación que embarga a Miguel Ángel Muñoz Moreno y a su esposa, María Jesús Sánchez Gómez, si bien hasta ahora, la justicia le ha dado la razón a la constructora.

Este matrimonio de Madrid, que ahora reside en Toledo, decidió hace ocho años comprarse una vivienda en el casco de San Bartolomé, concretamente en la parcela Nº 8 de la calle Guadarfia y Rubicón. Miguel Ángel Muñoz compró la vivienda sobre plano, aún sin construir y cuando estuvo terminada, según cuenta, se llevó una desagradable sorpresa al comprobar que la vivienda tenía muchos desperfectos y faltaban elementos que en los planos aparecían, "es como si compras un coche y te lo dan sin ruedas" comparaba Miguel Ángel Muñoz.

Según la versión del comprador, la constructora Maraladen S.L. hizo caso omiso a sus llamadas y escritos para que arreglara los desperfectos de la casa, así que decidió poner una denuncia en enero de 2001. Para apoyarla presentó un informe de desperfectos hecho por un miembro del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Lanzarote, en el que detectaba numerosos fallos. "Donde decían que iba una puerta de madera la había puesto de chapa o sencillamente no la habían puesto, donde decían que iba una chimenea, esa chimenea ni existía".

En total fueron más de 56.000 euros los que Miguel Ángel Muñoz reclamaba como indemnización a Maraladen S.L. una vez valorados los desperfectos. En noviembre de 2001, pese a haber entregado 30.000 euros en concepto de señal por la casa, que en total tenía un precio de 149.000 más el IGIC, Miguel Ángel Muñoz decidió no firmar las escrituras de la casa "porque ni me habían arreglado los desperfectos ni tenía siquiera cédula de habitabilidad".

Un largo pleito

Por su parte la constructora Maraladen S.L., al ver que Miguel Ángel Muñoz había decidido no seguir pagando, optó por atenerse a una cláusula del contrato de compra-venta que especificaba que si el comprador no efectuaba el pago, la promotora podría exigir la rescisión del contrato y quedarse con el 30% de la señal. Así que el constructor, después de intentar mediante requerimiento notarial formalizar la venta con Miguel Ángel Muñoz mediante la firma de las escrituras y de que éste se negara a firmarlas en varias ocasiones, Roberto Tomás Devouassox dio por terminado el trato con el comprador y vendió la casa del nº8 de la calle Guadarfia y Rubicón a otra empresa de su propiedad, Leonardo David S.L. en enero 2002. "Nada de lo que dice este señor es real" explica el constructor "todo lo que he hecho es claro y transparente".

Según especifica una de las sentencias emitida a cuenta de los pleitos entre comprador y constructora, varios de estos requerimiento notariales se hicieron cuando el constructor todavía no tenía la cédula de habitabilidad, tal y como obligaba el contrato de compra venta. Casi dos años después, con la cédula de habitabilidad en el bolsillo, Leonardo David S.L. volvió a intentar formalizar la venta con la firma de las escrituras, pero Miguel Ángel Muñoz volvió a negarse, por lo que el constructor demandó a Muñoz por incumplimiento de contrato de compra-venta.

En diciembre de 2004 el juzgado de Primera Instancia nº6 de Arrecife emite una sentencia que da la razón a la constructora, entre otras cuestiones, porque los desperfectos en la casa, según los peritos judiciales, no eran tales. Por otra parte el aparejador que hizo el informe de desperfectos por encargo de Miguel Ángel Muñoz, declaró que había visitado la casa cuando "aún no estaba terminada". La Jueza instructora del caso no tuvo en cuenta la demanda que años antes había interpuesto Miguel Ángel Muñoz reclamando más de 56.000 euros de indemnización por los desperfectos de la casa porque consideró que Muñoz no poseía la vivienda, que no había terminado de pagar y de la que no tenía escrituras.

La sentencia resolvía la rescisión del contrato de compra-venta, obligando a Leonardo David S.L. a devolver a Miguel Ángel Muñoz los 21.000 de señal de la casa, después de haberse quedado la constructora con el 30% del dinero, tal y como especificaba el contrato. También condenó a Miguel Ángel Muñoz a pagar las costas procesales, pero Muñoz recurrió la sentencia alegando que había sido la constructora la que había incumplido por no arreglar los desperfectos de la casa, no facilitarle la cédula de habitabilidad tal y como especificaba el contrato y además, aseguraba que la casa estaba habitada por terceras personas. "Un día llamamos y había una mujer, que según el constructor venía a limpiar la casa, pero había una antena para televisión y una parabólico, e incluso había ropa tendida", explica Miguel Ángel Muñoz. Finalmente el recurso fue desestimado por la Audiencia Provincial de Las Palmas.

El juez nuevamente no tuvo en cuenta el procedimiento que se estaba llevando a cabo por el juzgado nº 1 de Arrecife a raíz de la denuncia hecha por Miguel Ángel Muñoz en 2001, cuyo juicio está pendiente de celebrarse, previsiblemente a finales de este mes de julio, seis años y medio después.

La constructora devolvió al comprador de la casa los 21.000 euros de señal que le correspondían, pero estos no han llegado a manos de Miguel Ángel Muñoz porque, es con ese dinero con el que debe pagar las costas del juicio que dio la razón a la constructora, que asciende a más de 19.000 euros.

La Justicia se toma su tiempo

Seis años después de que comenzara el cruce de escritos, llamadas, denuncias y pleitos entre Miguel Ángel Muñoz y la constructora, y dos sentencias de por medio, además de enfrentamientos con insultos incluidos de unos y otros, el caso no se ha resuelto porque está todavía pendiente la resolución del juicio a raíz de la denuncia interpuesta en 2001 por Miguel Ángel Muñoz, que por el momento ha invertido casi 20.000 euros en procedimientos judiciales, no tiene la vivienda que esperaban tener y según el propio Muñoz, "he perdido el sueño". Se siente desprotegido porque considera que en el Juzgado le "han dado la vuelta a la tortilla" en su caso de tal forma que afirma que "en vez de ser víctimas de una estafa, ahora el que estafa soy yo".

Por su parte Roberto Tomás Devouassox, titular de la constructora asegura haber "salido seriamente perjudicado" porque después de haber requerido al comprador en numerosas ocasiones para formalizar las escrituras y después de haber pasado por el procedimiento judicial, no pudo vender la casa en su momento tal y como hizo con las restantes viviendas de la urbanización y siente que Miguel Ángel Muñoz "como no le da la razón los juzgados, quiere mancillar el nombre de la empresa".

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