Imagen:Sergio Betancort
El Teatro Insular de Lanzarote acogió anoche, viernes 19 de abril, una pequeña fiesta de homenaje al cine y a los profesionales que trabajan en su industria. Una gala de clausura con performance, música, y un llenazo total del aforo del Teatro lanzaroteño.
Con la apertura de puertas a las 20.00 horas, comenzó la sesión de bandas sonoras a cargo de Marilyn Chacón. La DJ exhibió su silueta de pin up mientras la música cinematográfica sonaba, conformando ambiente y transportando al público a los años 20 y otras décadas de glamour y tropicalismo. El público fue tomando asiento en los 588 asientos del recinto, que registró un aforo completo, con las invitaciones agotadas desde por la mañana.
La gala comenzó con un montaje audiovisual con imágenes de losclásicos más aclamados del cine en blanco y negro (Metrópolis, de Fritz Lang, el expresionista Nosferatu de F.W. Murnau, o Psicosis de Alfred Hithcock, entre muchos otros).
Con la universal escena de un Charles Chaplin encarnando a un Adolf Hitler que jugaba conel globo terráqueo y sus habitantes (El gran dictador), entraron en escena un grupo de bailarines, que protagonizaron una perfomance de sombras proyectadas, al ritmo de las imágenes, que gustó mucho al público. Un original homenaje al Séptimo Arte dirigido por Acerina H. Toledo y Esteban Cedrés, y puesto en escena por los bailarines Keyla Hernández, Elena Larroca y Rayco J. Machado.
Esta decimotercera edición del Festival Internacional de Cine de Lanzarote ha estado organizada por el Cabildo de Lanzarote y Fisme Producciones, y ha contado con el apoyo de los Centros de Arte, Cultura y Turismo de Lanzarote, el Patronato de Turismo, el Ayuntamiento de Arrecife, Gobierno de Canarias, Arrecife Gran Hotel, CICAR, Bodegas El Grifo, Lanzarote Natural, Casa África y los ayuntamientos de Teguise y Yaiza.
El director del Festival, Ismael Curbelo, hizo unos apuntes históricos para situarnos en los tempranos inicios del cine en Lanzarote. Los hermanos Lumiere estrenaron su invento en el París de 1895, y sólo ocho años después, el cine llegaba a Lanzarote con una primera proyección documentada por los historiadores Falero y Montelongo en 1903, en la antigua Sociedad Democracia.
"Un medio de comunicación nacional nos llamó para preguntarnos por qué estaba sonando tanto el Festival de Lanzarote, con la cantidad de pequeños Festivales que hay en España. Le respondimos que el único secreto estaba en el público, que es muy exigente", recalcó Curbelo. "La exigencia es la forma de que esto siga saliendo adelante", subrayó el director del certamen.
El presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, intervino en segundo lugar y analizó las claves del éxito del Festival. "No es fácil tener a un elenco de artistas de la categoría que ha tenido este Festival. No es fácil que el público llene esta sala. La clave creo que está en tener mucho amor al trabajo y mucha credibilidad, y el director,Ismael Curbelo, y Fisme Producciones la tienen". San Ginés terminó con una propuesta para 2014: "Si ustedes responden, les aseguro que Ismael también lo hará y que las instituciones lo apoyarán".
Cortos ganadores
Víctor González, profesor del Centro de Educación Especial Nuestra Señora de los Volcanes recogió el premio al Mejor Corto Escolar por el cortometraje Los sonidos del agua, un documental protagonizado por los alumnos del centro en el que se muestra cómo el profesorado recurre a sistemas adaptados (gelificación del agua) para que los alumnos con discapacidad beban sin dificultad, o cómo el agua es una terapia relajante y estimulante para ellos.
"Con el ciclo del agua como hilo conductor, hemos querido contar el día a día en el centro de educación especial, para contribuir a la integración y normalización de las personas con discapacidad. Para que los veamos como el futuro, y no como un problema", explicó el profesor del centro. La experiencia de grabación fue muy positiva para los alumnos.
La realizadora alemana Britta Wandaogo recogió muy emocionada y sorprendida el Premio al Mejor Corto Documental de la noche: Cocodrilos sin montura. "Me alegro mucho de que el corto haya llegado tan lejos. Con esta historia quise contar lo complicado que es a veces para un niño crecer entre dos culturas y no saber de qué raíces sentirse orgulloso", explicó.
La boda, quizás el corto más aplaudido de la noche, se llevó el Premio al Mejor Corto Nacional, entregado por el teniente de alcalde de Arrecife, José Montelongo. La realizadora Marina Seresesky recogió el premio de manos de la consejera de Educación y Cultura del Cabildo de Lanzarote, Emma Cabrera. "La cultura está siendo vapuleada, es maravilloso ver que el público y las instituciones responden en este Festival. Yo os diría que sigáis así, que sigáis yendo al cine y que sigáis apoyándolo, porque estáis apoyando el futuro", expresó. No podía faltar la referencia al "inigualable" paisaje lanzaroteño. "Me encantaría rodar aquí. No sé si lo haré tan bien como Almodóvar, pero me encantaría".
La noche enfiló su recta final con la proyección de La última caravana y la entrega del premio al Mejor Corto Internacional, por parte del presidente del Cabildo a su realizador Foued Mansour que recibió los aplausos más divertidos de la noche por un discurso muy simpático y fresco, escrito y pronunciado en español. "Estoy viviendo un gran momento hoy aquí. Me alegro mucho de que este corto haya cruzado el océano, porque trata un tema universal. Gracias a todos ustedes y a la organización por invitarme. El paisaje de esta isla es sublime".
Tanto las Menciones Especiales en la categoría de cortos documentales (Alfombra roja, de Iosu López y Manuel Fernández; Lo indecible, de Carolina Astudillo, y Reality 2.0. de Víctor Orozco) como los Premios del Público (La estrategia de Madame Bretó, de Zoraida Roselló; Ngutu, de Daniel Valledor y Felipe del Olmo; y Perfetto, de Corrado Ravazzini), recibieron el aplauso unánime de los espectadores.
La gala terminó con unas reivindicaciones muy aplaudidas: "que la oferta cinematográfica de Lanzarote sea más diversa, que vuelva a abrir la necesaria Sala Buñuel, que el cine deje de considerarse una frivolidad y se reconozca como una parte importante de la cultura que nos hace personas con más criterio y sensibilidad, y que las instituciones apoyen incondicionalmente el cine como herramienta educativa que construye nuestro futuro".
La banda Ciempiés ni cabeza puso el broche final, con tres temas, a una gala tan musical como reivindicativa.