Si uno o varios brotes descontrolados, como los que están ocurriendo en distintos lugares de España, afectaran a una isla de Canarias, su población estaría abocada a un confinamiento total durante un mínimo de 10 días.
En ese caso, además, el Gobierno de Canarias podría realizar un cribado diagnóstico amplio -aunque no generalizado- empezando por los grupos poblacionales "con mayor trascendencia" hasta llegar a los jóvenes asintomáticos, tal y como se pretende acometer en espacios más reducidos, como edificios o comarcas. Esta tarea se podría llevar a cabo en unas 48 horas pero la amplitud de la muestra estaría sujeta a que el brote ocurriera, como máximo, en el ámbito de una isla.
Si se diera en varias islas a la vez, la demanda sería tal que podría colapsar la capacidad diagnóstica de la que dispone el Archipiélago.
En todo caso, según el director de Salud Pública, Juan José Alemán, a día de hoy, esa capacidad es "alta" es, de hecho, suficiente como para culminar un cribado de las personas con más riesgo en pocos días aunque como insistió Alemán, "no tiene por qué hacerse sistemáticamente a todos, porque estaríamos guardando confinamiento". Los primeros en ser evaluados serían los casos de ingreso hospitalario, seguidos de aquellos que presenten síntomas moderados, síntomas leves y personas vulnerables (mayores y personas con patologías de base). Los últimos y los que, en caso de falta de músculo diagnóstico quedarían fuera de este cribado, serían los jóvenes asintomáticos. "El resultado de la PCR en este colectivo no sería tan importante en ese momento", insiste Alemán que señala que se valoraría realizarlas para una futura evaluación epidemiológica.
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