Esperan que Banesto se adjudique la finca y respete el dinero adelantado

Los sueños rotos de los compradores del edificio "Siglo XXI"

Depositaron entre 80.000 y 90.000 euros como adelanto. Tenían que estar disfrutando de su vivienda desde agosto de 2006. Pero jamás les dieron las llaves. Nunca pudieron disfrutar de sus pisos ...

11 de marzo de 2012 (12:15 CET)
Los sueños rotos de los compradores del edificio Siglo XXI
Los sueños rotos de los compradores del edificio Siglo XXI

Depositaron entre 80.000 y 90.000 euros como adelanto. Tenían que estar disfrutando de su vivienda desde agosto de 2006. Pero jamás les dieron las llaves. Nunca pudieron disfrutar de sus pisos y ahora el edificio "Siglo XXI", ubicado en El Reducto, ha salido a subasta pública. La primera puja tendrá lugar el 3 de abril y ese día puede que acaben rompiéndose todos los sueños de las 120 familias que adquirieron un piso supuestamente de calidad y de lujo en esta finca.

Los compradores son conscientes de que el futuro adjudicatario de la finca "no tendrá ningún tipo de compromiso con los propietarios". "Como no tiene compromisos, es libre de hacer lo que quiera", afirma Juan Manuel Sosa, uno de los afectados. Él confía en que sea el banco Banesto, que hace unos meses ejecutó la hipoteca que había contraído con la inmobiliaria Masar, el que se adjudique la finca y tenga "un comportamiento ético" con los compradores.

"Queremos que nos descuente las cantidades que aportamos en su día y así podremos seguir con la compra de los pisos. Si no respetan las cantidades yo, al igual que otros muchos, no vamos a recomprar el piso, porque estamos hartos de todo esto", afirma.

De momento, los afectados han abonado en torno a 3 millones de euros, entre todos, como adelanto tras firmar el contrato de compra de estas viviendas. Esto, según los propietarios, supone el 30 por ciento del valor de la finca. "Esto es una estafa inmobiliaria peor que la Operación 'Unión'", advierte Sosa.

Los compradores siguen sin entender por qué no pueden entrar en sus casas, por qué no pueden disfrutar de sus viviendas, pese a que el edificio lleva acabado "desde hace mucho tiempo". "Hay mucha gente que todavía queremos seguir con la compra. El edificio está terminado, tenemos la cédula de habitabilidad, ¿por qué no podemos entrar a vivir?", se pregunta con desesperación este afectado.

"No tengo muchas esperanzas de vivir en este edificio"

Y es que los compradores llevan hasta nueve años esperando poder vivir en estas casas. Por ejemplo, Juan Manuel Sosa compró una vivienda en el edificio "Siglo XXI" en 2005. Le costó su dinero, porque "no era nada baratito". Y ahora mismo ni siquiera confía en que un futuro pueda sentarse en el sofá de su casa. "No tengo muchas esperanzas de vivir en este edificio", confiesa.

De ahí que algunos compradores, según afirma Sosa, estén "tan hartos" que sólo quieren recuperar su dinero porque "están hasta las narices de este edificio". "Quieren decir adiós muy buenas", señala.Además, el edificio podría tener fallos de construcción que se evidenciarían dentro de un tiempo. "Los aparcamientos se inundaron y por lo visto hay algunos problemas de construcción que pueden salir en el futuro", indica Juan Manuel Sosa, que asegura que "mucha gente" se dejó en estas casas "los ahorros de toda una vida".

"Muchas personas no nos hemos podido comprar otro piso, porque todo el dinero lo invertimos en el 'Siglo XXI'. Otras están pagando un alquiler de un piso, teniendo otro comprado. Además, a muchos propietarios les ha afectado la crisis y ya no se encuentran en la misma situación que cuando firmaron el contrato de compra", asegura.

"No hemos tenido la posibilidad de entrar con nuestra llave en la casa. Nos la han enseñado como si no fuéramos compradores", se queja Sosa, que asegura que además muchos propietarios "cambiaron varias cosas de la casa, como el baño o la cocina, y se gastaron un extra".

Para Sosa, tras un largo proceso a los propietarios les han dejado "con el culo al aire". "Desde un principio hemos sentido un intento de la empresa de engañarnos. El contrato que firmamos no reunía los requisitos legales exigidos, pero nos dimos cuenta a posteriori. ¡Cómo íbamos a pensarlo si el proyecto estaba avalado por un banco como Banesto! Creíamos que esto iba a ser un tema serio y nos fiamos", lamenta.

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