En un tiesto los conejeros han tostado toda la vida el millo con el que luego hacían el gofio. Las tierras de esta isla han sido removidas con arados de palo y las noches de Lanzarote, fueron iluminadas con los candiles de aceite. Son sólo algunos de los aperos de labranza que San Bartolomé muestra desde el 15 de mayo en el patio de la Casa Cerdeña.
"Antes de que Lanzarote fuera eminentemente turística, era una isla con muchos labradores" explica el concejal de Cultura y Festejos de San Bartolomé, Juan Antonio de la Hoz, "hemos querido incorporar esto elementos del pasado al atractivo turístico de nuestros días, recuperando los aperos y los valores que representa". Los niños van a ser los protagonistas de esta exposición, ya que va a ser visitada por centros educativos de la isla para que "conozcan cómo trabajaban el campo sus abuelos", asegura de la Hoz.
Pero no sólo nos quedamos en la agricultura, también el folclore de las islas tiene un hueco en esta exposición. Trajes que lucen peregrinos de todas las villas del Archipiélago en sus romerías y agrupaciones de coros y danzas típicas canarias, pueden verse en San Bartolomé. La Gomera, Tenerife y La Graciosa, los majoreros, los habitantes del Hierro y como no podía faltar, los conejeros, están representados en esta muestra en la que los cachorros, los delantales y los bordados que lucen los maniquíes de la exposición, dan una idea del abanico cultural y folclórico, que esconde el archipiélago.
Esta exposición homenajea al santo labrador, San Isidro y forma parte del desfile de actividades sociales y culturales que el Ayuntamiento pone en marcha con motivo de la festividad de la Comunidad Canaria. Se trata de la VII Semana Canaria, que pese a lo que indica su nombre, se va a prolongar desde el pasado 5 de mayo hasta el 31.
