Los cruceros siguen saliendo de las instalaciones de Arrecife sin recibir el 90 por ciento del agua que solicitan; la báscula para pesar la mercancía no funciona y se tiene que trasladar todo lo que entra a los locales de la ITV; la Autoridad Portuaria sólo ha efectuado una limpieza superficial de los muchos destrozos provocados por el Delta
El caos se ha adueñado del puerto de Los Mármoles. El que se supone que es uno de los puertos más importantes del país, teniendo en cuenta el número de pasajeros que entran por él y la descarga de mercancías, está sumido en un profundo mar de deficiencias y carencias que han provocado ya el lógico enfado de los profesionales que trabajan allí cada día, frustrados por la falta de atención que reciben de los responsables de arreglar los muchos desaguisados que se suman a una lista casi interminable.
Lo más llamativo del caso es que han sido esos mismos profesionales los que han denunciado los problemas una y otra vez sin recibir ni una sola respuesta, tal y como subrayaron este viernes en el contacto que mantuvieron con esta redacción.
No entienden cómo es posible que después de los compromisos asumidos por la Autoridad Portuaria de Las Palmas únicamente se haya hecho una "limpieza de cara" del recinto sin resolver muchos de los problemas que el Delta dejó a su paso por la Isla. De hecho, siguen sin arreglarse la mayoría de las cosas que se rompieron.
Por otro lado, tal y como expuso a esta redacción el presidente de la Asociación de Consignatarios, Tomás Fajardo, existe un grave problema con el servicio que se está prestando a los grandes cruceros que arriban casi a diario hasta el deficiente muelle, en cuestiones tan básicas como el abastecimiento de agua. Los grandes cruceros que hacen escala en Lanzarote se están teniendo que marchar con cantidades de agua que no alcanzan en algunos casos ni el 10 por ciento de lo que demandan. El problema es tan tonto además como que se compró una tubería nueva de 16 centímetros para que pudiera salir más cantidad del líquido elemento y el mecanismo de salida con el que se cuenta es mucho más pequeño. "Estamos suministrando el 10 por ciento de lo que los barcos están pidiendo, con casos muy recientes de barcos que han pedido 400 toneladas y les hemos tenido que dar 100. Estamos dando un buen ejemplo", se quejó Fajardo.
Para ahondar más en la sangrante herida de un lugar abandonado durante años por aquellos que deberían haberlo cuidado, ahora resulta que tampoco funciona la báscula con la que se tienen que pesar las mercancías que entran cada día en el puerto. ¿Cuál es la solución que han tenido que tomar los empresarios? Enviar a pesar todo lo que entra a los lugares en los que se realiza la Inspección Técnica de Vehículos (ITV), lo que supone no sólo un absurdo y evitable trastorno sino un gasto adicional del que de momento nadie se ha hecho responsable.
Todo esto no tiene justificación alguna para quienes lo padecen, como no tiene justificación alguna para ellos que durante el primer encuentro del Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Las Palmas presidido por Emilio Mayoral los representantes de Lanzarote -María Isabel Déniz por parte del Ayuntamiento capitalino y Manuel Fajardo por parte del Cabildo- no plantearan ninguna de estas importantes cuestiones.
Situación de los cruceros
Y si de deficiencias se trata, qué se puede decir de lo que ocurre con el trato al turista que llega a bordo de algún crucero. Al margen de las dantescas imágenes de los visitantes caminando por la carretera para salvar la enorme distancia que existe entre el puerto de Los Mármoles y el centro de la ciudad, los profesionales del puerto se quejan de la falta de interés político en hacer una promoción interesante. Mientras en islas como Fuerteventura se está dispensando una bienvenida especial a todos los barcos que llegan, con un recibimiento en el que participan majoreros con los trajes típicos de la tierra y en el que se ofrecen productos como el queso de cabra, en Lanzarote no se está haciendo nada. De hecho, la oficina que tiene allí el Patronato de Turismo está dejada de la mano de Dios.
Por si esto no fuera suficiente, este jueves se inauguró una parada de guagua para que los turistas de cruceros pudieran subir y bajar tranquilamente en la zona del Charco de San Ginés que ya se encuentra inoperativa. Al margen del hecho indudable de que los grandes vehículos que transportan a los visitantes no pueden efectuar allí un giro normal, la zona está totalmente invadida por otros vehículos.
