El Cabildo de Lanzarote ha sacado a concurso la restauración de la rofera de Lomo de San Andrés, en Tao (Teguise). Este proyecto se enmarca dentro del Programa Insular de Recuperación de Espacios Degradados y, para él, se utilizará por primera vez en la isla, material reciclado proveniente de residuos de construcción y demolición.
"Recuperación de fincas degradas en el Lomo de San Andrés (Teguise)", nombre oficial del proyecto, cuenta con un presupuesto de licitación de 202.851,27 euros y un plazo de ejecución de 5 meses, estando previsto que sirva para recuperar una superficie de 11.418 metros cuadrados.
La convocatoria para el procedimiento abierto de adjudicación de contratación fue publicada el pasado viernes en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) de Las Palmas, y el proyecto cuenta con informes favorables de los departamentos de Medio Ambiente, Plan Insular de Ordenación del Territorio y Patrimonio del Cabildo de Lanzarote.
La restauración de la rofera de Lomo de San Andrés, que se ubica en unos terrenos propiedad de la Corporación insular, es el primero de los proyectos de recuperación de espacios naturales degradados en el que se van a utilizar materiales reciclados provenientes de residuos de construcción y demolición.
Doble objetivo
Para el caso concreto de las rofera de Lomo de San Andrés, se estiman en 48.156,84 los metros cúbicos necesarios para poder llevar a cabo la restauración. El proyecto es uno de los 12 incluidos en el Programa Insular de Recuperación de Espacios Degradados, que a su vez se incluye en el avance del Plan Especial Territorial de Ordenación de Residuos.
El presidente del Cabildo de Lanzarote, Pedro San Ginés, de quien depende directamente el Área de Residuos de la Corporación insular, ha manifestado que "con este proyecto de restauración se responde a un doble objetivo: por un lado recuperar un espacio natural degradado, como es una rofera abandonada; y por otro dar salida a residuos y material reciclado de la construcción, que hasta hace bien poco, concretamente el verano de 2010, se depositaba en la escombrera de Arrecife sin valorizarse, es decir, sin poder ser recuperado o reutilizado".