Además de los excrementos que se acumulan en la zona, también han aparecido varias aves muertas en los últimos días, mientras el Cabildo y el Consistorio siguen sin llevar a cabo el plan para trasladar las garzas

El Ayuntamiento estudia ampliar el vallado del Parque Ramírez Cerdá para evitar riesgos para la salud

El Parque Ramírez Cerdá, tradicional lugar de encuentro de los lanzaroteños, y más especialmente de los vecinos de Arrecife, no sólo tiene los bancos y el suelo cubiertos de excrementos y plumas de garza, sino que en los ...

5 de agosto de 2008 (23:57 CET)
El Ayuntamiento estudia ampliar el vallado del Parque Ramírez Cerdá para evitar riesgos para la salud
El Ayuntamiento estudia ampliar el vallado del Parque Ramírez Cerdá para evitar riesgos para la salud

El Parque Ramírez Cerdá, tradicional lugar de encuentro de los lanzaroteños, y más especialmente de los vecinos de Arrecife, no sólo tiene los bancos y el suelo cubiertos de excrementos y plumas de garza, sino que en los últimos días, incluso ha aparecido algún ave muerta. El culpable es un inquilino aéreo que en los últimos tiempos ha visto crecer su población hasta el punto de que han dejado de ser bienvenidos. Los informes sanitarios realizados con las muestras tomadas han determinado que en la zona "existe peligro para la salud pública", según informa el Ayuntamiento. Por eso, el parque está cerrado al público.

Y es que, desde que aproximadamente hace seis años se instalase la primera pareja de garzas que "anidó frente a la Casa de la Cultura Agustín de la Hoz", según recuerda uno de los vecinos, las aves parecen no querer seguir los designios marcados por los representantes políticos del Ayuntamiento capitalino y el Cabildo insular que pretenden, sin éxito, trasladarlas a una nueva ubicación en la ciudad.

El plan, según el concejal de Barrios y Limpieza en el Ayuntamiento de Arrecife, Antonio Machín, es trasladar al más de un centenar de ejemplares de garza, que 'presumiblemente' habitan en el parque Ramírez Cerdá, a un jaulón instalado en las inmediaciones del Cabildo, (lo que fuese el antiguo cementerio de la ciudad), en el que en la actualidad ya viven alrededor de 30 ejemplares, según la información facilitada por el técnico de la Primera Institución. El Cabildo ya se comprometió en el pasado a cubrir los árboles del parque con una red sujeta por estructuras metálicas para facilitar la expulsión de las aves, pero hasta la fecha todavía no ha sido instalada. "Cerramos al público el parque porque el Cabildo nos dijo que ya tenían la red para colocarla, pero ya ha pasado un mes y no sabemos nada de nada", aseguraba el concejal capitalino.

Por su parte, desde la Consejería de Medio Ambiente, a principios de semana, aseguraban que la tardanza se debía a que estaban a la espera de recibir el informe favorable para instalar las estructuras con sus tensores para la colocación de la red, porque según los técnicos del Cabildo, "los árboles del paseo son muy viejos y no queremos arriesgarnos a colocar mal las estructuras y que alguno de los árboles se vea dañado por ello", informaban mediante el gabinete de prensa. Posteriormente, el plan había cambiado, aunque hasta ahora no han encontrado la mejor solución a un problema que se dilata en el tiempo.

Vecinos cansados de esperar

Mientras tanto, y en lo que dura la espera, los vecinos y comerciantes de la zona se desesperan. El problema se retrotrae en el tiempo "lo menos seis años", asegura un joven vecino de Arrecife. "Los patios y terrazas de las casas se cubren con las plumas de las garzas y es asqueroso", se queja otro. Pero los vecinos de la isla no son los únicos que padecen las consecuencias del estado sucio de la zona. Aquellos que visitan la ciudad por primera vez, también se percatan de la situación. "No parece que le echen cuentas al parque", comentaba un turista andaluz al pasar por la zona. "A nosotros nos gustan mucho los animales, pero bien es sabido que para tener animales, incluso en casa, uno debe tener un mayor cuidado en su limpieza", explica otro turista llegado desde Vitoria con su mujer y su hija. "Pasearemos por otro sitio", concluía resignado.

Entre las quejas de los vecinos, también se escuchan rumores: "El señor que limpiaba el parque está de baja por una enfermedad que ha contraído por tener contacto con los excrementos", dice uno de los vecinos. Algo que desde el Ayuntamiento niegan tener constancia y aseguran que son varios operarios, y no uno sólo, los que avituallados con maquinaria de agua a presión y bombas de agua se encargan habitualmente de limpiar la zona.

El parque sin barrer

En la actualidad, el parque, que se encuentra cerrado al público, presenta un aspecto de abandono total. Y es que el problema ahora lo tiene la empresa encargada de la limpieza. "Desde Urbaser nos comunican que los operarios se encuentran con dificultades para limpiar mejor la zona debido a que el parque está vallado", dice Machín. Por lo que, por el momento, "no podemos hacer nada más, porque para hacer la limpieza tenemos que quitar la vaya pero no la podemos quitar porque los informes sanitarios no nos lo permiten", concluye. La pescadilla que se muerde la cola, y al final, el parque sin barrer.

Aparecen cuatro garzas muertas

Durante la última semana, al menos cuatro aves han aparecido muertas en las inmediaciones del parque Ramírez Cerdá. Algo que agrava, si cabe, la escasa salubridad que ya determinaron los informes con los que cuenta el Ayuntamiento que recomendaban cerrar el parque al público por suponer un "riesgo para la salud pública". De hecho, según asegura el concejal de Limpieza, "seguramente tendremos que ampliar el vallado porque hemos pedido nuevos informes y no podemos arriesgarnos a que alguien enferme por el contacto con la suciedad", dice.

Hasta la fecha habitan en el parque Ramírez Cerdá varios tipos de garzas como la garceta (Egretta garzetta) y la garcilla Buellera (Bulbucus Ibis), y ambas especies están catalogadas como de "interés especial". Por lo que, a pesar de la petición de algunos vecinos, que proponen como única solución el exterminio de las garzas, esta medida no es posible porque están protegidas. Sin la red que cubra los árboles e impida que los pájaros vivan en sus copas, y sin un servicio de limpieza que recoja toda la suciedad, las aves no serán bienvenidas por los vecinos y visitantes.

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