Parece increíble que en pleno siglo XXI, en Europa, un millar de personas queden aisladas en una pequeña isla que no supera los 27 kilómetros cuadrados. Pero es lo que ocurrió el pasado fin de semana a gracioseros y visitantes de la Isla, cuando un temporal impidió a Líneas Marítimas Romero realizar el recorrido diario entre La Graciosa y el Puerto de Órzola, en Lanzarote.
El pasado sábado, a las cinco de la tarde, zarpaba del muelle norteño el habitual barco rumbo a La Graciosa. Lo que no sabíamos los que íbamos dentro es que al día siguiente no podríamos volver. El temporal desatado durante esos días en el archipiélago ha tocado de lleno la situación de la mar, dejando aisladas a más de cien personas que visitaban la Isla durante el puente.
Turistas, visitantes, gracioseros, estudiantes? Un grupo heterogéneo unido por una causa de fuerza mayor. "Contra la naturaleza no podemos ir", se escuchaba el domingo en el muelle de La Graciosa, mientras decenas de personas esperaban, con el equipaje a sus pies, una respuesta de parte de los responsables de Líneas Marítimas Romero, empresa encargada de unir el trayecto entre Órzola y La Graciosa. Esperar y mirar al mar, con la esperanza de deshacer por arte de magia las fuertes olas era lo único que se podía hacer. O no.
Porque llevados por la desesperación, un grupo de turistas italianos decidió contratar un helicóptero que les llevara hasta el aeropuerto de Lanzarote. Unos mil euros por trayecto y seis personas en cada uno. En total, durante la mañana del lunes, tres helicópteros privados aterrizaron en La Graciosa, rescatando así a una veintena de turistas que tenían billetes comprados, viajes ineludibles o incluso algún que otro negocio entre manos.
Sin embargo, a la mayor parte de los "aislados" no les quedó más remedio que esperar a que el temporal amainara. Los gracioseros están acostumbrados, e incluso toman este tipo de situaciones con resignación. "Todos los años viene un temporal como éste", explicaba Margarona, alcaldesa pedánea de la octava Isla. "Una vez llegamos a estar una semana aislados". La única forma de salir de La Graciosa en casos como éste, es un helicóptero. Sin embargo, el de Protección Civil sólo aterriza en la Isla en casos de urgencia, como enfermedad o accidente. "El problema no es la gente que se quiera marchar de la Isla", explicaba Enriqueta, dueña de una pensión de La Graciosa. "El problema es que haya una enfermedad, o que alguien se parta una pierna,y no se le pueda llevar al hospital".
La Graciosa cuenta con un equipo médico formado por una enfermera y un médico permanente. En caso de que éste decida salir de la Isla, automáticamente, otro le sustituye, de forma que nunca se quedan sin servicio médico. Sin embargo, aunque éste esté cubierto, hay otros elementos importantes en el día a día de los gracioseros, que se ven truncados en caso de aislamiento. Los supermercados van vaciándose, y también los cajeros automáticos.
De hecho, el director de la Caja de Ahorros Insular se encontraba fuera de La Graciosa durante el puente, por lo que el lunes permaneció cerrado el local, e incluso, según ha afirmado el consejero de pesca graciosero, Marcos Páez, se llegó a terminar el saldo del cajero automático. En cuanto a los alimentos, los supermercados cuentan con todo lo necesario para abordar unos días de encierro, aunque hay quien recuerda viejos tiempos. "Algunas veces nos ha pasado hasta no tener una botella de aceite", recuerda Enriqueta. "O tener que llamar a casa del vecino y decirle: '¿tienes una papita?'". "En el momento en que falten alimentos o medicinas, vendría un helicóptero con ayuda", aseguraba Margarona.
Muchos turistas se han cuestionado estos días la posibilidad de desembarcar en otro lugar que no sea el muelle de Órzola. "Por la orilla es imposible", informaba Federico Romero, patrón de Líneas Marítimas Romero, refiriéndose a los pies del Risco de Famara. "Y llegar a Arrecife o a Puerto Calero tampoco se puede, con la mar que se forma por allí". El estado del muelle de Órzola influye a la hora de desarrollar esta travesía con cierta seguridad. "Si estuviera cerrado, nos resultaría bastante más fácil", afirmaba Federico, poco después de desembarcar, después de dos días, en el puerto norteño.
Aventura en el mar
A las ocho en punto de la mañana, y por tercer día consecutivo, decenas de turistas, gracioseros y estudiantes esperábamos en el muelle de La Graciosa. ¿Saldrá por fin el "Graciosero II", con destino al muelle de Órzola. El barco comienza a moverse, buena señal. La gente se agolpa, equipaje en mano, en torno a la puerta de entrada. "Aún nos tendremos que volver?", se escuchaba en el muelle. "Yo no sé si saldría con este tiempo".
Emoción e incertidumbre. El barco se pone en marcha y el cruce del Río se realiza sin percances. A medida que nos acercamos a Órzola, el tamaño de las olas aumenta, y también su intensidad. Al llegar a la altura de Punta Fariones, el "Graciosero II" se balancea con mayor violencia. "Estaba peligroso pero se buscó un hueco", explicaba Federico Romero al término del viaje. "Estuvimos un ratillo esperando, para poder entrar, y al final todo ha ido bien". Unos minutos que se alargaron en la cubierta del barco, donde los viajeros conteníamos la respiración, esperando el desenlace de tres días de aislamiento.
Responsabilidades
De momento, nadie ha presentado una reclamación en Líneas Marítimas Romero. "¿Qué podemos hacer nosotros si el mar no nos permite salir?", se pregunta Federico Romero. El servicio de transporte no incluye ningún seguro o compensación por causas climáticas. Pero el hecho es que un centenar de visitantes se ha visto obligado a pagar el alojamiento y comida durante dos días más de los previstos, y muchos han perdido una importante suma de dinero en billetes de avión, alojamiento y trabajo.
El muelle de Órzola
"Si el puerto de Órzola se cerrara, sería más fácil". En casos como el del pasado fin de semana, las condiciones de este muelle son fundamentales para facilitar la labor de atraque de los barcos, tal y como indica Federico Romero, patrón del "Graciosero".
Esta obra, que consiste en la construcción de un dique de abrigo semisumergido y un dragado de la zona para llevar a cabo un canal de entrada a los barcos de tres metros de altura, lleva proyectada desde hace años, pero que, a día de hoy, todavía no se ha ejecutado. Durante la presidencia en el Cabildo de Enrique Pérez Parrilla, Patrimonio Histórico emitió un informe en el que advertía de la existencia de un yacimiento arqueológico submarino. Sin embargo, el pasado mes de agosto, la Comisión de Medio Ambiente y Patrimonio Histórico resolvió que no había valores arqueológicos marinos en las inmediaciones del muelle que impidieran su ampliación, por lo que los resultados se llevaron a la COTMAC.
Sin embargo, la construcción de este espigón ha sufrido varios contratiempos desde que se proyectara e incluso durante el transcurso de las obras. La elección de una plataforma marítima para llevar a cabo los trabajos acabó con el rescate en helicóptero de varios de los operarios. Tras este intento fallido, se prevé crear un acceso terrestre que se eliminará después de que termine la construcción del dique.
De este modo, este nuevo dique propiciaría una mayor seguridad de la navegación, al tiempo que garantizaría las maniobras de atraques y salidas de los barcos de forma que no se repita el episodio del pasado fin de semana
Algunos "Robinsones"
Rosa Anasagasti
(La Graciosa)
Olvídate de que pongan un helicóptero aquí. Después de mucho tiempo, parece que ahora se han centrado en el Centro de Salud, pero aquí no hay nada. Los niños no han podido ir al instituto y están de exámenes.
Belky Luis
(Tenerife)
Teníamos ayer el avión para Tenerife. Yo he tenido que pedir un justificante para el trabajo, ya que tenía que incorporarme hoy. Hemos pasado aquí todo el puente, y es la primera vez que vengo en invierno.
Enriqueta
(La Graciosa)
Diez personas se han tenido que quedar en mi pensión durante estos dos días, ya que el barco no ha podido salir. Aquí hace falta un helicóptero para estos casos. Hay gente que tenía billetes de avión desde Lanzarote y no han podido cogerlo.
Yvonne y Ernesto
(Madrid)
Vinimos el viernes a conocer La Graciosa, y aunque hemos tenido que quedarnos dos días más, nos ha encantado. Lo malo es que teníamos un coche y una casa rural alquilada en Lanzarote hasta el miércoles, y no vamos a poder disfrutarlos.
Pau y María
(Barcelona)
El domingo teníamos que coger un avión en Lanzarote, así que nos ha tocado cambiar los billetes dos veces, con su consiguiente comisión. Es la primera vez que veníamos a La Graciosa y ha sido toda una aventurita.
Aarón
(La Graciosa)
A juzgar por su expresión, Aaron disfrutó con las olas y el balanceo del barco en el viaje de regreso ("¡Esto es mejor que una montaña rusa!")
(¡Cómo molan las olas! Esto es mejor que la montaña rusa?)