Ecologistas en acción ha presentado su informe de Banderas Negras 2025, donde como cada año recoge las "afecciones ambientales más graves del litoral español", aunque "no todas".
En total, ha entregado 48 banderas en todo el país, de las que dos han sido otorgadas a la isla de La Graciosa, la más pequeña de Canarias. Frente a ello, este año no ha entregado ninguna bandera a la isla de Lanzarote.
En concreto, el colectivo en defensa del medioambiente ha dado este distintivo a las playas de Caleta de Sebo y a la playa de La Francesa, por la presión turística, con más de 300.000 visitantes, frente a los 720 residentes en la isla.
En primer lugar, ha entregado esta bandera a la playa de la capital de La Graciosa, situada junto al puerto donde atracan y transitan barcos de pasajeros, de empresas privadas y de particulares. "La afluencia de embarcaciones, vertidos y actividades contaminan la playa", ha señalado el colectivo.
Así, ha indicado que esta playa está en "pésimo estado de conservación", debido a "la mala gestión de sus usos, de las actividades que se desarrollan y de la escasa vigilancia". En este sentido, expone que en los 130 metros de playa, diariamente "se instala mobiliario de restaurantes donde se bebe y se fuma, se alquila y transita en biciletas y kayak, se toma el sol, se utilizan las tradicionales carretillas para el transporte". A lo que añade eventos deportivos de gran afluencia y las fiestas locales,
En segundo lugar, ha señalado que hasta la playa de La Francesa, a 2,7 kilómetros de la primera, "acuden barcos con turistas que generan ruido, dan de comer a las gaviotas y a los peces y dejan excrementos y papel higiénico". Esta playa ha sido penaliza por segunda vez en este informe, ya recibió la bandera negra en 2023 por el mismo motivo.
Ecologistas en acción expone que las embarcaciones que llegan hasta el lugar "celebran fiestas, comidas, baños, juevos y concursos con música con elevados decibelios, actividades que generan ruidos, afluencia de personas, residuos que quedan olvidades en la arena, en la vegetación y en el agua".
Además, asegura que desde los catamaranes tiran restos de pollo a las aves, principalmente gaviotas, que chocan con el casco de las embarcaciones mientras intentan atraparlos. A lo que hay que añadir, que les acusa de tirar el arroz sobrante al mar para alimento de los peces.
En la playa de Caleta de Sebo, el colectivo ambiental propone un mayor control e inspección de vertidos desde las embarcaciones, análisis regulares del estado del agua y la arena, limpieza en los depósitos, mayor seguimiento de actividades, límites a grandes eventos y fiesta patronal y la correcta gestion de los residuos.
Finalmente, para la playa de la Francesa pide que se regularicen los usos y actividades en la playa, se prohiba interactuar con la fauna marina, se de con mayor frecuencia servicios de limpieza y se controle para garantizar la normativa.