Cada cinco de Agosto los lanzaroteños siguen teniendo muy presente a Nuestra Señora de Las Nieves y son muchos los devotos que desde las primeras horas del día se ponen en camino. Unos caminando, otros con el burro y también los hay que llegan a lomos de su caballo. Este año la petición de los peregrinos a Nuestra Señora fue unánime "que pare esta pandemia", con la ilusión de recuperar la salud para poder volver a los puestos de trabajo y acabar con toda esta crisis que está afectando a tantas familias.
Este año el santuario permaneció abierto desde las 9'00 hasta las 18´00 horas. Durante toda la jornada fue constante la llegada de los devotos que se acercaron para presentarles sus promesas hechas oración.
A las doce del mediodía se celebró la solemne Eucaristía presidida por Agustín Lasso Tadeo, párroco de Tías que estuvo asistido por Matías Gula, párroco titular de Teguise y otros sacerdotes. Este año la imagen de la virgen no salió en procesión cumpliendo con las normas establecidas por Sanidad.
Tradición
La devoción de los lanzaroteños hacia Nuestra Señora de Las Nieves les motivó para acudir a su santuario ante las calamidades de falta de lluvia y otras necesidades. Por eso la Virgen no sólo se bajaba todos los años a Teguise para su novenario, sino también en rogativas. La imagen era traída en un sillón hasta la ermita de San José, y desde la parroquia de Teguise salían a su encuentro una solemne procesión con las imágenes de San Rafael, San Isidro, el Santo Cristo y también acudían San Sebastían desde el Mojón y San Leandro desde Teseguite.
