El pasado miércoles encalló en Órzola, en el norte de Lanzarote, un atunero. El barco, en el que viajaban cinco personas migrantes, ardió en la misma mañana de su llegada y obligó a activar el Plan Marítimo Nacional por contaminación marina, también el plan insular, por la presencia de combustible en el agua.
Según ha informado el Consorcio de Seguridad y Emergencias de Lanzarote, a lo largo de la semana y también en la mañana de este pasado sábado se realizaron trabajos en la zona de La Condesa, donde encalló el pesquero, para recoger los restos del barco que aún continuaban en el mar.
Tras recibir el aviso del Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (CECOES) para la reapertura de las playas de Caletón Blanco y El Charco de La Condesa, el alcalde de Haría, Alfredo Villalba, contactó con Sanidad para que realizara las analíticas pertinentes y comprobar así si las playas podían ser reabiertas. Por el momento, a la espera de estos resultados, ambas playas continúan valladas.
Sin embargo, un lector ha denunciado que durante este sábado 13 de septiembre, decenas de coches se aparcaron en el pueblo de Órzola y frente a las propias vallas que prohibían el paso y se bañaron en la playa de Caletón Blanco, a pesar de su prohibición.








