La tristeza de la risa de Verónica

Amalia M. Fajardo
19 de diciembre de 2021 (08:05 CET)

 

La guerra no tiene piedad alguna con la paz.

Y si la salud mental fuera la física, mucho me temo que posiblemente nadie estuviera cuestionándose el acceso a una salud mental universal. 

Y eso que un cuerpo jamás estará sano en una mente enferma. 

Me extraña que en todo este tiempo que lleva la humanidad pasando por la existencia sin dominar lo emocional y con profundos altibajos por la vida no le haya dado la relevancia que merece.

La salud mental de Verónica terminó por  mermarse, tras muchos años de depresión, en un campo de batalla que conocemos bien:

el prime time y las redes, porque el bullying se puede practicar en el colegio o en cualquier sitio donde, mientras no hay violencia física, todas las demás violencias están difuminadas y son algo así como "huevito duro". 

No hay edad para que aparezca la depresión. No empieza en un punto y termina en otro. 

Empieza con el sentimiento de inferioridad propiciado por la obediencia agotadora de seguir unos patrones y estándares hacia lo que es "lo normal" (que por cierto, suelen ser patrones los nuestros, bastante mediocres) y se perpetúa desde que huela a lejanía de ese centro, ahí ya no hay punto de inflexión que valga para estar en el punto de mira. Se desmorona todo.. Seas quien seas. 

También, aunque seas una famosa actriz con multitud de premios.

Tener la mente en su sitio cuando no estás en un buen sitio, es muy difícil.

Verónica no estaba bien, lo había gritado por activa y por pasiva, en un país que siempre ha creido estarlo. 

Porque un país que permite que la cadena pública, haga programas con tintes de acoso para subir la audiencia, es un país que no está en su sitio y se lo tiene que hacer mirar.

Cocinar la destrucción de una persona cuando sabes que está debíl no es un plato de buen gusto. 

A Verónica la han empujado. Nosotros, la audiencia en las redes, el programa de prime time, que está dispuesto a cocinar a quien sea para que los números lleguen. Y poder llegar a fin de mes. 

¿Qué diferencia hay entre una sangrienta guerra y una sigilosa? Posiblemente los tiempos.

Ojalá aprendamos a ser selectos con lo que vemos y sobre todo con lo que decimos.

Descansa, Verónica. 

En paz.

Gracias por el cine.

la actriz veronica forque rtve
 

Amalia M. Fajardo 

LO MAS LEÍDO