Pedro San Ginés, la depravación política y la inocencia de Antonio González

6 de abril de 2022 (12:01 CET)
Actualizado el 6 de abril de 2022 (12:31 CET)

Pedro San Ginés se presentó a su llegada al Cabildo de Lanzarote como alguien implacable que venía a "limpiar" las instituciones públicas insulares, después de pactar con los detenidos en unión. Y tomó una decisión brutal, denunciar el “caso de los centros turísticos”. En esa supuesta trama (inventada) se encontraba el contrato de la cocina de los Jameos del Agua, que había montado un socialista: Antonio González. 

La cocina era para San Ginés su tema estrella, con un coste de 750.000 euros, y según su denuncia la oferta más cara de todas. Nadie tuvo piedad de Antonio, que acabó perdiendo su empresa, en la ruina absoluta, ultrajado en su honor y avergonzado. Nadie quería hacer negocios con una empresa en esas circunstancias. 

Años más tarde, sabemos que la cocina era la oferta más barata, solo que a las otras ofertas Pedro no les sumaba el IGIC. El fallecido dejó el encargo de interponer una querella contra Pedro por falsa denuncia y limpiar su imagen. La inocencia de Antonio es hoy un hecho, pero al inocente le costó dinero, y sobre todo la salud. Una guerra injusta en la que San Ginés y Coalición Canaria se revolcaban cada vez que querían. 

Pero aquí y ahora, 12 años después de todo aquello, es cuando surge un giro inesperado en la historia que nos traslada un perfil aún más horroroso de San Ginés. Un Pedro más oscuro y abominable: mientras denunciaba la cocina de un inocente por 750.000 euros, contrataba a su amigo por un millón de euros desde una empresa en ruinas, Inalsa. 

No dejo de acordarme de la figura de San Ginés en los medios de comunicación, dando lecciones de moral y de seriedad mientras ocultaba que a su amigo le pagaban cientos de miles de euros en costas judiciales, que tenían que ir directamente a la empresa pública de aguas. Mientras le parecía una barbaridad 750.000 euros en una cocina industrial, le daba directamente un millón a su amigo ¿Cuántas cocinas tendría que haber montado Antonio González para ganar un millón de euros? 

Ahora cuando veo San Ginés recuerdo sus lecciones de moral, y encima lo veo diciendo no sé qué del asesinato de su imagen, mientras la UCO investiga su casa, y sólo puedo decir una cosa: “¡MENUDA CARA DURA!”. 

Según la real academia de la lengua depravación significa: “Inclinación antinatural en los instintos o el comportamiento.”. En el caso de San Ginés y su ámbito político debemos de decir que este es el más brutal de los casos de depravación política, porque Pedro San Ginés insultaba y arruinaba a inocentes por presuntos comportamientos que él mismo estaba realizando: hacía millonario a un amigo…

P.D.

Por cierto, y como abogada, ya les digo que en el caso de Calatayud y el concurso de INALSA Pedro no pidió tres presupuestos a ver qué abogado les salía más barato, porque por algo menos de un millón de euros hubiera encontrado a más de un millón de abogados. 

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