PAU y economía

Por Manuel García Los días 13, 14 y 15 de junio se han celebrado las Pruebas de Acceso a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. En total, casi 4.950 alumnos y alumnas. Si la superan, les espera otra barrera: un aumento de las tasas de ...

18 de junio de 2012 (14:32 CET)
Por Manuel García
Los días 13, 14 y 15 de junio se han celebrado las Pruebas de Acceso a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. En total, casi 4.950 alumnos y alumnas. Si la superan, les espera otra barrera: un aumento de las tasas de ...

Los días 13, 14 y 15 de junio se han celebrado las Pruebas de Acceso a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. En total, casi 4.950 alumnos y alumnas. Si la superan, les espera otra barrera: un aumento de las tasas de matrícula y un endurecimiento de las condiciones para acceder a las becas. Parece claro que para nuestro ministro de Educación, estos jóvenes son carne de cañón para pagar una crisis económica que ha generado en gran medida el sector privado. Pero además, por las medidas tomadas, su formación supone realmente una carga para el Gobierno.

Sin embargo, en otros países las cosas se ven de otra manera. Donde aquí existe gasto, allí lo consideran oportunidad, inversión de futuro. Un sistema educativo de calidad es el engranaje necesario para mover la maquinaria de la productividad económica. Mientras aquí al profesorado le dificultamos su labor, en otras economías se les facilitan las cosas por su fuerte incidencia en el desarrollo industrial. Un ejemplo claro es Corea del Sur. Hace cuarenta años, su situación socioeconómica era comparable a la actual de Afganistán. Lejos de recortar, se hizo una fuerte inversión en educación y en imbricar a ésta con el sistema productivo. Actualmente, por ejemplo, la empresa coreana Samsung es la única que le mantiene el pulso a Apple (iPhone) en el lucrativo mercado de las comunicaciones.

Lo único cierto, es que un análisis de la coyuntura económica presente es algo arriesgado. Demos por supuesto que el principal problema de España es de liquidez. Por eso, nuestros socios europeos van a inyectar en torno a 100 mil millones de euros a la banca española. ¿Cómo se ha llegado hasta aquí? Seguramente porque hemos basado nuestra economía en un fuerte consumo interno. Pensemos que cuando, pongamos por caso, compramos un coche alemán, aquí se queda el producto manufacturado y a Alemania, en última instancia, se va el dinero. Lo primero que se me ocurre, a la vista de los hechos, es que tenemos que generar y enfocar una industria sólida de exportación tecnológica. Posiblemente, el ministro Wert no haya caído en la cuenta todavía a quién le corresponde poner en marcha o sostener esa reestructuración (sí, y dentro de cuatro años cuando terminen su período universitario, ésos a los que hoy les estamos poniendo cortapisas).

En 1965, gracias al impulso del ingeniero naval don Manuel Díaz Rijo, en Lanzarote fuimos los primeros europeos en desalar agua marina. En Canarias, tenemos a nuestra disposición luz solar, viento y mar esperando a que tengamos, otra vez, la suficiente visión como para domarlos de manera sostenible y sentar las bases de una estable industria de energías renovables con capacidad de exportar tecnología. Pero para eso hace falta considerar a la educación no como un gasto que hay que recortar, más bien como una vía inteligente de salir de la crisis.

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