Qué barato sale difundir una fotografía de una mujer desnuda manipulada con inteligencia artificial y compartirla ante miles de seguidores en redes sociales. En la era de la cancelación a corto plazo, lo que el rapero JC Reyes hizo con la fotografía de Rosalía, una de las estrellas españolas más internacionales del momento, solo le costó la cancelación de un festival en aquel momento, hace menos de dos años, mientras que ganó horas de podcast y entrevistas en YouTube alardeando de su deleznable actitud, que continúa defendiendo en las entrevistas más recientes.
Dijo JC Reyes que nunca debió disculparse, presionado por las redes sociales, por subir en sus historias de Instagram una fotografía de Rosalía con el pecho descubierto, que había sido manipulada con inteligencia artificial y que con quien debió disculparse era con su entonces pareja Rauw Alejandro. Por aquello de la hermandad entre hombres y por eso de que las mujeres solo somos la posesión de nuestras parejas masculinas. No vaya a ser que, de pronto, estemos en pleno siglo XXI y las mujeres tengamos derechos a la dignidad y la propia imagen y no valgamos en función de quién sea nuestra pareja, si es que tenemos.
Quizás esta historieta se quedaría en un exponente más del machismo y en la falta de educación sexual de la sociedad. Pero, me pregunto qué nos hace pensar que si normalizamos que el famoso de turno difunda libremente este tipo de imágenes, sus jóvenes seguidores no piensen en hacer lo propio con sus compañeras de clase o de trabajo. Podríamos decir que la reacción social, la propia respuesta de Rosalía, que calificó aquello como “un tipo de violencia” y recordó al rapero de turno que “el cuerpo de una mujer no es propiedad pública”, fue suficiente, pero tenemos amnesia selectiva.
Toda esta turra viene por un motivo y es que este tipo de comportamientos machistas no pueden ser avivados con dinero público, ni tolerados de ningún modo después de hacer sentir a una persona violentada sexualmente. Esto hace menos gracia aún cuando las instituciones públicas costean el concierto de este personaje. Lejos de ser una muestra de lo urbano, la contratación de JC Reyes en un evento financiado por el Cabildo de Lanzarote, el Ayuntamiento de Arrecife y los Centros de Arte, Cultura y Turismo hace cuestionar cuál es el filtro para costear con dinero público el machismo y la mediocridad.








