Los resultados de las elecciones generales de febrero del año 1936 fueron manipulados para que el PSOE, junto a fuerzas políticas comunistas y separatistas, gobernara España. Tras esa fraudulenta victoria, quizás tan manipulada por los abducidos por George Soros como la del pasado 28-A, llegó un período de persecución hacia todo el que no estaba alineado con el gobierno del Frente Popular por parte de los alienados que sí lo estaban. Dirigentes del mismísimo PSOE tenían como objetivo explícito derogar la democracia republicana española e implantar una dictadura del proletariado, emulando lo que ya había ocurrido en la URSS y gestionaba despiadadamente Stalin. Y así comenzaron las sacas y las chekas hasta que en julio llegó el asesinato de Calvo Sotelo, líder del partido derechista Renovación Española, lo cual precipitó la intervención militar del General Franco, cuyo objetivo fue parar toda aquella degenerada barbarie de la izquierda. Es preciso recordar que dos años antes, en 1934, el presidente del gobierno republicano Niceto Alcalá Zamora le encargó al propio Franco defender la II República del golpe de Estado que dio el PSOE, y los de siempre, para instaurar su anhelada dictadura marxista leninista, cosa que el General hizo a la perfección; es decir, gracias a Francisco Franco la II República de 1934 continuó su existencia hasta que la situación, a mediados de 1936, se hizo absolutamente insostenible. Por ello, afirmo categóricamente que Franco evitó la inminente, en aquellos momentos de octubre de 1934, sustitución de la República por un sistema dictatorial bolchevique; y volvió a hacerlo el 18 de Julio de 1936. Estos hechos históricos, irrefutables, producen el mismo efecto en la progresía española actual que producía en Regan MacNeil, El Exorcista, la presencia de Damien Karras, con aquellas convulsiones y giros de cabeza de 360º. Qué fuerte eran aquellas imágenes, oye.
Soy de los convencidos de que debemos asomarnos a la Historia, a la objetiva, para intentar no cometer los errores que se cometieron en el pasado, lo cual es tendencia inevitable en el ser humano, me refiero a lo de cometer errores. Y revisando lo que vivieron los españoles hace 83 años, no puedo evitar hacer un claro paralelismo con lo que actualmente vivimos en 2019. Seguramente habrá ignorantes que me califiquen de exagerado, pero hasta ellos saben que eso me es indiferente ya que ejerzo mi libertad de pensamiento y expresión, encontrando en ciertos medios de comunicación el canal para la publicación de lo que escribo. De momento, en España sigue habiendo libertad en ese sentido. Solo de momento.
Cierto es que ideológicamente nada tienen que ver los líderes del PSOE del Frente Popular con el líder de ese mismo partido en 2019. Los primeros lideraban activamente ese bastardo Frente, siendo los comunistas y separatistas meros seguidores, manifestado abierta y vehementemente su objetivo de acabar con la democracia. Por el contrario, el líder actual del PSOE es un ingenuo plagiador sin ideología que solo persigue el postureo mediático, utilizar a menudo aviones y helicópteros pagados por todos los españoles y disfrutar el día a día de las prebendas de su cargo público, a costa de lo que sea. El problema es ese lo que sea, que no es otro que quienes le acompañan en su banal trayectoria, a diferencia como ya he apuntado con lo que ocurrió a mediados de la tercera década del siglo pasado.
En conjunto, los actores que acompañan al PSOE de hoy son los mismos que los que acompañaron al PSOE de aquella triste etapa, esto es comunistas y separatistas catalanes y vascos, con el importantísimo matiz de que la maldita fuerza ideológica la tienen hoy quienes parece que van a investir a El Guapo, según el Financial Times, porque si me preguntan a mí diría que es un pedazo de adefesio, impresión sin duda subjetiva por mi parte. Volviendo al tema de la irrelevancia ideológica del candidato a presidente de Gobierno, reproduzco algunas frases de quien está a punto de permitir que siga en La Moncloa: "El cielo no se toma por consenso, se toma por asalto". "Hace falta un proceso constituyente para abrir el candado del 78". "El poder nace de la boca de los fusiles". "Las manitas en alto están bien, pero a veces lo que funcionan son las barricadas". "El enemigo solo entiende el lenguaje de la fuerza". "Vosotros sabréis hacer cócteles molotov, porque ante la crisis del capitalismo, nos tocará coger las armas". "Ser demócrata es expropiar". "Me emociona escuchar al comandante, se le echa mucho de menos". "Podemos no entrará en ningún gobierno presidido por el PSOE". "El derecho a decidir es crucial en Cataluña, País Vasco y Galicia". "Política masculina: con cojones". "Los presos (asesinos de ETA) deberían ir saliendo de las cárceles".
A la vista del pensamiento de Pablo Iglesias, plasmado en sus propias sentencias, queda desmontada mi posible exageración con la que la progresía suele denostarme y demostrada la amenaza que cierne sobre nuestras cabezas, la cual es parecida a la que sobrevoló sobre las cabezas de los habitantes de Hiroshima cuando el Enola Gay entró en espacio aéreo japonés, esta vez sí soy algo exagerado por el sentido figurado el cual intento trasladar al aspecto sociológico, económico y territorial de nuestra querida España. El caso es que con un presidente marioneta cautivo del chavista de las frases, la democracia española está amenazada por algo parecido a un seísmo nuclear al estilo del seísmo vivido por nuestros antepasados los primeros seis meses de 1936, pero ahora en versión 2.0.