Es de una lógica aplastante, y así debiera ser reconocido, que el Ayuntamiento de Arrecife tenía la obligación de intervenir en la Avenida marítima de nuestra ciudad.
El visible deterioro de la misma, hizo evidente que una obra de esa magnitud no podía ser acometida sólo por Arrecife, lo que supuso solicitar colaboración al Cabildo Insular de Lanzarote, planteándose como solución más viable, la de las denominadas "zonas comerciales abiertas" .
Indiscutible la mala suerte que se tuvo a la hora de la adjudicación a la empresa que tenia que acometer la obra, si bien es cierto que, paralelamente, supuso la apertura del debate – y el posterior reconocimiento administrativo – de la necesidad de incluir mejoras en los criterios técnicos y económicos a tener en cuenta a la hora de adjudicar obras, para evitar que se conviertan en simples subastas públicas y que las empresas que fueran adjudicatarias en un futuro próximo, cumplan con lo convenido en esa adjudicación.
Nuestra ciudad ha ido creciendo de una forma vertiginosa y, por desgracia, dicho crecimiento no ha venido de la mano del crecimiento en los servicios que Arrecife debiera ofrecer. Dentro de esa vorágine, se hace imprescindible reconocer que los cambios suelen ser complicados de asumir, pero también que por el bien de las personas que vivimos aquí, y de aquellas que nos visitan, el crecimiento de nuestro Arrecife era indispensable, y que ese crecimiento iba a traer irremediablemente aparejados los consecuentes cambios, era indudable.
En su día la idea de peatonalizar la Avenida podría entenderse como una medida muy drástica, en la línea de la mayoría de ciudades de nuestro entorno, pero también es cierto de que los cambios debieran darse de forma gradual, y que hay que modificar aquellas decisiones controvertidas o no acertadas en beneficio de la ciudadanía en la medida en que se vayan contrastando la idoneidad o no de las mismas, pero siempre atendiendo a criterios técnicos y no a la improvisación.
Dejémonos de frases hechas, y de afirmaciones vacías de contenido, más que hacer amable esta ciudad, debemos humanizarla. Una ciudad tiene que estar adaptaba para la vida de sus vecinos, tiene que cubrir las necesidades de las personas que la habitan, por que somos eso, inquilinos de la misma durante más o menos tiempo, pero inquilinos que debemos estar a gusto en un habitat que debería tener la capacidad de irse adaptando a las diferentes necesidades que vayan surgiendo.
En su día entendí que una avenida Marítima como es la nuestra, que es la joya de Arrecife, debiera de irse librando del volumen de tráfico que soportaba, de una forma gradual, a saber, con el trafico en un solo sentido y entrando por el puente del Cabildo y en dirección a la Escuela de Pesca. Además, la idea de cambiar de sentido la calle Jacinto Borges daría la posibilidad de volver hasta el centro de la ciudad y al principio de la Avenida por la Calle Manolo Millares y contribuir así a la tan necesaria descongestión del tráfico. Pero solo era eso, una propuesta y, que como tal, habría de estudiarse.
A nadie se le esconde que la actividad comercial de Arrecife es vital para el bienestar de nuestro vecinos y visitantes por lo que se hace imprescindible sentarse y concensuar. La descongestión del centro pasa en gran medida por la mejora del transporte público, como pilar fundamental de la disminución de tráfico rodado y de recuperación de espacios públicos que actualmente tienen su razón de ser como aparcamientos irregulares en el centro, lo que crearía sin ninguna duda mejora en nuestra calidad de vida.
Arrecife es una Ciudad con muchas posibilidades de crecimiento, mejorando nuestra accesibilidad del norte hacia el centro y desde el sur hasta el Puerto que esta en expansión, mejoraremos sin lugar a duda nuestra capacidad para seguir captando nuevas inversiones que vendrán aparejadas con la aprobación del Plan General.
Arrecife es nuestra, y nosotros de ella. Todas y cada una de las personas que la vivimos tenemos el deber y la obligación de contribuir a mejorarla.
*José Montelongo Espinosa, ex alcalde de Arrecife.