Los psicólogos piden "un período de adaptación" para que niños y adolescentes se quiten la mascarilla

Mientras que los más pequeños siguen usando la mascarilla por costumbre, los adolescentes la utilizan para tapar sus complejos e inseguridades

27 de abril de 2022 (15:01 CET)
Actualizado el 27 de abril de 2022 (15:19 CET)
Alumnos con mascarillas

Los jóvenes han sido uno de los colectivos más afectados por la pandemia, en términos de salud mental, ya que les ha pillado en plena etapa de socialización.

Se han triplicado los problemas psicológicos en los adolescentes a raíz de la pandemia, ya sea de ansiedad, trastornos de alimentación, depresión e incluso de autolesiones”, explica Alicia López Covarrubias, psicóloga infanto-juvenil. “Les hemos quitado una etapa muy importante de sus vidas y, además, les hemos encerrado en casa”.

A esta situación se le suma ahora la eliminación de las mascarillas, una noticia muy esperada por algunos jóvenes, pero temida por otros, debido a sus inseguridades físicas.

 

Los adolescentes esconden sus complejos bajo la mascarilla

“Hemos responsabilizado mucho a los jóvenes durante la pandemia diciendo que eran unos irresponsables, de que no valoraban el riesgo, de que podían contagiar a sus mayores por el tema de las mascarillas”, explica Alicia. “Ahora son ellos los que no se la quieren quitar, algunos por miedo, pero la mayoría es por los complejos físicos".

“Los mayores problemas surgen en la ESO, especialmente entre los más jóvenes”, explica Carmen Rosa Robayna, directora del IES Agustín Espinosa. “El 40% de los alumnos la sigue usando, muchos porque sienten vergüenza por los cambios físicos que están experimentando.

Además, la directora insiste en que es una situación complicada, y cuenta que, desde mucho antes de que se eliminase su uso obligatorio, “una alumna decía que dejaría de venir al centro para no tener que quitársela”. “Y no es la única”, añade.

Carmen Pellón, directora del IES Costa Teguise, coincide con la directora del Agustín y señala que el 50% aproximadamente de los alumnos de primero de la ESO siguen llevando mascarilla, un porcentaje que va descendiendo a medida que aumenta la edad.

“Los más pequeños me han llegado a decir que no se la quitan porque no les gusta su cara, es muy preocupante la baja autoestima que tienen”, cuenta Pellón. La directora sostiene que es un problema que se acentúa en los estudiantes de primer año, ya que “han llegado por primera vez al instituto y, como nadie les había visto la cara hasta ahora, les surgen muchos complejos”.

La psicóloga achaca esta situación al constante juicio al que se enfrentan los jóvenes a diario por parte del resto de la sociedad. "Estamos en un momento en la que la imagen se valora muchísimo, lo vemos en redes sociales, y en esa edad tenemos una necesidad de validación enorme".

Alicia López Covarrubias, psicóloga infantil
Alicia López Covarrubias, psicóloga infanto-juvenil. @aliciacovarrubiaspsicologa

Además, la preadolescencia y adolescencia es una etapa donde se experimentan muchos cambios físicos, unos cambios que la mascarilla cubría hasta ahora. "Les genera mucho complejo tener que mostrar su acné, los aparatos o manchas en la piel", explica Alicia. "Las mascarillas han generado también muchos problemas dermatológicos, que se suman a los preexistentes".

"Ahora tienen que hacer una valoración de cómo se muestran ante sus grupos cercanos, pero también al resto del instituto, porque ahí es donde son más sensibles a la crítica", explica. "Es mucho más delicado para ellos que para los adultos":

Sin embargo, la psicóloga confía en que los adolescentes terminen dejando la mascarilla a un lado por cuestiones de presión de grupo. “Según lo vayan haciendo unos, se animarán los otros,  son sensibles a no ser parte de la minoría”, apunta. “Aunque es importante recalcar que no todas las personas tardarán lo mismo, ya sea por las emociones, por el miedo, por los complejos, por la inseguridad”.

“Ahora mismo no podemos hablar de problema psicológico, pero igual dentro de unos meses, los jóvenes que sigan teniendo dificultades para quitársela, sí que tendrán que pedir ayuda profesional”, cuenta Alicia. “Pero por ahora es muy pronto”.

 

Los más pequeños han crecido con ella

En el caso de los niños pequeños, muchos se niegan a quitarse la mascarilla, pero por motivos muy diferentes a los de los adolescentes. “Han normalizado el socializar con ella, porque la pandemia les ha pillado en una época de desarrollo”, explica Alicia. “Para ellos lo normal es usarla, así que ahora tienen que acostumbrarse a dejarla a un lado”.

Además, la psicóloga insiste en que les va a llevar un tiempo “entender que ya no es necesaria”, ya que “se han criado en un ambiente donde se les decía que los que no llevaban mascarillas eran unos irresponsables”. “De un día para otro les estamos diciendo “quítatela, que todo está bien”, añade.

Niños en el patio del recreo
Niños en el patio del recreo

“Igual que nos costó convencerlos de que era muy importante ponérsela para proteger a sus mayores, ahora tenemos que desmontar toda esa idea”, explica Alicia. “A esto se le suma que son conceptos muy abstractos, por lo que cada niño tendrá su percepción propia del virus y de la pandemia”.

Carlos, padre de dos niños, cuenta que su hijo pequeño “no se la quiere quitar ni en el coche, no por miedo, sino por costumbre, es una parte más de él”. “Va a ser un proceso difícil y sobre todo largo”, añade.

Sin embargo, la psicóloga cree que es cuestión de tiempo que los niños se acostumbren a no usarla, ya que “funcionan desde el modelo, copiando a sus mayores”.

 

Pautas para tratar el tema con ellos

Abordar este tema con los más pequeños y los jóvenes puede convertirse en todo un reto para las familias, ya sea por falta de comunicación o de conocimiento al respecto. Por eso, Alicia ha establecido unas pautas que pueden ayudar a los niños en el proceso. El primer paso, insiste, es "normalizar los tiempos de cada persona a la hora de quitar la mascarilla", es decir, "no forzarles".

Además, hay que "expresarles que el riesgo de enfermar ahora no es el mismo que en marzo de 2020, ha ido disminuyendo", pero también apunta en que "hay que hacer un proceso de validación emocional" y explicarles que "el miedo y la vergüenza son totalmente normales, incluso a día de hoy". "La única manera de superar esto es ir exponiéndolos poco a poco, primero en grupos más seguros y reducidos y, con el paso del tiempo, invitándoles a que dejen de usarla frente a gente desconocida", añade la psicóloga.

También incide en la importancia de conversar mucho en familia sobre el tema de la autoestima, así como insistir en que "todos somos diferentes, todos tenemos complejos, pero somos igual de valiosos". "Es indispensable mostrarles el amor incondicional que tenemos como padres, que entiendan que sean como sean les vamos a querer, y ellos tienen que quererse a sí mismos también", explica.

“Ha habido una amenaza real durante estos dos años, por lo que hay que entender que para todo el mundo no va a ser igual de fácil dejar de usar mascarilla”, concluye la psicóloga. “Tenemos que dejar un período personal de adaptación, no forzar ni juzgar a la gente que la siga utilizando”.

 

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