Alrededor de un millar de personas participaron en la peregrinación y hasta dos mil en los dos días de festividad en honor a la Virgen

La tradicional romería de Las Nieves congrega cada año a más feligreses

Paso a paso, como cada año, cerca de un millar de romeros honraron en peregrinación a la Virgen de las Nieves, haciendo camino desde la ermita de La Villa de Teguise. En esta ocasión la romería del sábado y la festividad del ...

7 de agosto de 2007 (11:33 CET)
La tradicional romería de Las Nieves congrega cada año a más feligreses
La tradicional romería de Las Nieves congrega cada año a más feligreses

Paso a paso, como cada año, cerca de un millar de romeros honraron en peregrinación a la Virgen de las Nieves, haciendo camino desde la ermita de La Villa de Teguise. En esta ocasión la romería del sábado y la festividad del domingo, consiguió congregar a un total de 2.000 devotos, que ensalzaron la imagen de la Virgen con su participación.

La mayoría de los participantes recorrieron el camino a pie y ataviados con trajes típicos que pusieron color y singularidad al encuentro. Las parrandas y los carros de avituallamiento que se alineaban en el camino facilitaron el trayecto con música y provisiones.

Las personas mayores e impedidos que encontraban mayores dificultades para llegar hasta la Virgen de Las Nieves tuvieron la posibilidad de subir en guaguas que había habilitado el Ayuntamiento. Ya en la ermita los romeros realizaron sus ofrendas a la virgen, y disfrutaron de actuaciones de grupos folclóricos y comida típica canaria.

Durante la jornada del domingo se celebró la eucaristía, y a las doce de la mañana se inició la solemne función religiosa, que presidió Luis María Guerra, formador del seminario Diocesano de Canarias y profesor de Sagradas Escrituras del Instituto Superior de Teología de Canarias. Todos los actos se caracterizaron por la aglomeración de feligreses. La Policía Local de Teguise llegó a contabilizar a lo largo de este día más de 1.200 personas.

El último encuentro religioso en torno a la festividad de Las Nieves será una Eucaristía, y está prevista para el sábado 11 de agosto a las cinco de la tarde horas.

Historia de la Virgen de las Nieves

Nuestra Señora de Las Nieves, la todavía patrona de Lanzarote, ha tenido una larga vida. En cinco siglos ha padecido adoración y olvido, cambios de fecha para su celebración, le han quemado su ermita y reconstruido en distintas ocasiones, muchos padecimientos, por todo ello es la virgen de las catástrofes y calamidades especialmente de la escasez de lluvia, fenómeno antes vital para sus feligreses.

Según los datos extraídos del libro "Nuestra Señora de las Nieves de Francisco Hernández Delgado y María Dolores Rodríguez Armas", desde 1676 existe información sobre una ermita que había sido quemada y arrasada 100 años antes por los moros en un ataque pirata. Al parecer, la Virgen exclamó al cielo "por el mal estado de su casa". Era el año 1676 y Luis Alonso, un vecino que paseaba por allí escucho: "No hay algún cristiano que alce la casa de la Virgen Santísima de Las Nieves".

Todavía los feligreses tardaron en reconstruir la ermita. Alrededor de 1710 encontramos datos fehacientes de las obras: "se reforzaron paredes y techos, se puso losas de piedra en el piso, doró y esmaltó el nicho y restauro el culto de la sagrada imagen". En 1725 fue elegida por el Cabildo de Lanzarote "patrona y abogada medianera entre los hombres y Dios María Santísima". Orden que hasta la fecha no se ha revocado por lo que sigue siendo la patrona de la Isla.

Desde sus orígenes, los conejeros acudían a la ermita ante las calamidades de falta de lluvia y otras necesidades, incluso la sacaban de la ermita, no sólo en su novenario, sino ante al adversidad. Lo hacían solicitando permiso al Cabildo. En esos casos la imagen era traída en su sillón hasta la ermita de San José y desde la parroquia salía una solemne procesión con las imágenes de San Rafael, San Isidro, el Santo Cristo y también acudía San Sebastián, San Leandro y otras imágenes.

Con el paso de los años, esta bajada cayó en el olvido y en 1786 se propone realizarla cada cinco años, pero la propuesta no prosperó hasta 1802, año en que se celebró la primera bajada quinquenal con gran solemnidad, con juegos y otras diversiones; incluso sacaron varios cañones del almacén de municiones y se dispararon durante los actos, cañones del castillo de Guanapay. Un nuevo revés en 1811 retrotrae la Bajada. Los médicos piden que no se celebre por las epidemias con el fin de evitar la aglomeración de vecinos.

Cuando se instalaron los vecinos de Los Valles de Santa Catalina que huía de los volcanes de Timafanya fue cuando se retomó la devoción de la virgen de las Nieves, a partir de 1829, aunque con algunos altibajos, se mantiene hasta la fecha. La ermita por su parte con el paso de los años se resiente. Sus muros amenazan con derrumbarse, en 1966 de demuele y se construye una nueva ermita diseñada por el arquitecto lanzaroteño Enrique Espínola, que sigue albergando a la virgen una talla del siglo XVII.

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