La Fundación Internacional Franz Weber y la ONG lanzaroteña Ademal han presentado un informe veterinario de 17 páginas que denuncia las “inaceptables condiciones” que sufren los dromedarios utilizados para pasear a los turistas en Lanzarote, tanto en la zona de Timanfaya como en otras zonas donde se ofrecen estas excursiones.
El documento, que detalla una larga lista de problemas que padecen estos animales, ha sido presentado en una rueda de prensa frente a la sede del Cabildo de Lanzarote, donde también han registrado este martes una batería de preguntas, ya que señalan que es la institución "competente en la materia" y consideran que debe adoptar medidas.
Además, ambos colectivos han difundido también un vídeo mostrando cómo a estos dromedarios -a los que habitualmente se llama camellos en la isla- “trabajan en condiciones que comprometen seriamente su bienestar”.
Por un lado, señalan que pasan el día con “un bozal muy molesto, que les impide realizar con normalidad comportamientos como la rumia, les impide respirar con normalidad y les comprime la cara y los labios”. Para evidenciarlo, incluyen una imagen en la que se ve la diferencia de movimiento entre un dromedario que lleva bozal y otro que no lo lleva.
En el vídeo parecen también ejemplares realizando constantes movimientos con la lengua, que apuntan a que “podrían ser una estereotipia debido a otras deficiencias”. Además, añaden que se observan otros comportamientos, como lamer o ingerir “sustancias anómalas”, concretamente tierra, lo que también achacan a las condiciones en las que están.
Horas al sol y sobre la "abrasiva arena volcánica"
Por otra parte, denuncian que “se les obliga a permanecer sentados sobre la abrasiva arena volcánica, lo que les provoca callosidades en múltiples partes del cuerpo”, que “pueden abrirse o infectarse” y que “son indicativas del enorme esfuerzo que realizan las articulaciones de estos animales”.
Del mismo modo, cuestionan que “se les obliga a levantarse y a sentarse con un peso encima que puede superar los 200 kilos”, lo que “les daña las articulaciones y la piel que les recubre”. Al respecto, también recogen imágenes del inicio y el final de esos paseos con turistas. “El esfuerzo que tienen que hacer es evidente”, señalan en el vídeo.
A esto suman que estos animales que están en el echadero de camellos de Timanfaya “se pasan el día sin sombra, sin agua y sin comida”, que ni siquiera “pueden levantarse cuando quieren” e incluso que “a veces yacen durante horas sobre sus propias heces”.
Frente a esto, muestran imágenes de estos animales en otra zona, para evidenciar que “cuando se les da la oportunidad, la mayoría prefiere estar de pie, comiendo o bebiendo”, y que “suelen seleccionar sombra cuando quieren sentarse”.
“En Lanzarote, la famosa resistencia de los dromedarios se utiliza como excusa para someterlos a unas condiciones que serían inaceptables en otros animales, y que por lo tanto también deben considerarse inaceptables en dromedarios”, concluyen Ademal y la Fundación Franz Weber, que reclaman que el Cabildo tome medidas ante esta situación.
Según han explicado durante la rueda de prensa, la asociación lanzaroteña decidió recurrir a esta Fundación, dado que no contaban con recursos para realizar este informe que ahora han presentado públicamente.
Advertencia sobre posibles epidemias
El director de la Fundación Franz Weber para el Sur de Europa, Leonardo Anselmi, acompañó a la organización local en el registro de las preguntas en el Cabildo, poniendo el acento además en la prevención de epidemias futuras. “Hay hecho más que preocupante, y es que el deterioro ambiental y la explotación animal son auténticas bombas de relojería biológicas. Queremos saber qué ha hecho o qué piensa hacer el gobierno para prevenir futuras pandemias provocadas por el contacto entre humanos y animales, en este caso los camellos”, reflexionó el ecologista.
Al respecto, han insistido en que "existe una relación directa entre la explotación animal, el deterioro ambiental y las pandemias", señalando que "según diversos estudios científicos (Omrani, Al-Tawfiq y Memish, 2016), el MERS se produjo por el consumo de carne o leche de camello, y a través del contacto directo de humanos con estos animales en actividades turísticas donde se explota a los camellos para realizar recorridos como atracción".
El MERS, un tipo de coronavirus respiratorio, "se originó en Arabia Saudí en 2012 y se propagó por diversos países del mundo, con un nivel de mortalidad del 27% contra el 7% de la COVID-19", recuerdan. Por eso, en la batería de preguntas que han dirigido al Cabildo, las organizaciones consultan sobre los planes de prevención de riesgos de zoonosis, a la vez que recomiendan al Cabildo "poner en marcha un programa de inspecciones y protocolos para la prevención de estas transmisiones".