Una exempleada de los Centros denuncia acoso laboral y sexual en Jameos del Agua: "Excedió cualquier límite"

La empresa pública expone que el proceso está "judicializado" y el protocolo de acoso laboral y sexual "se activó y está en marcha", aunque la denunciante asegura que está "desactualizado"

19 de mayo de 2025 (13:28 WEST)
Actualizado el 19 de mayo de 2025 (15:17 WEST)
Imagen nocturna de Jameos del Agua, uno de los lugares emblemáticos de la isla
Imagen nocturna de Jameos del Agua, uno de los lugares emblemáticos de la isla

Una exempleada de los Centros de Arte, Cultura y Turismo presentó una denuncia judicial contra uno de los jefes de Jameos del Agua y en contra de los propios Centros por la presunta comisión de los delitos de acoso sexual y laboral continuados. 

En esta denuncia registrada la pasada semana, esta extrabajadora puso en conocimiento del juzgado de guardia que uno de sus "superiores jerárquicos" le había hecho vivir "una situación grave y dolorosa" extendida en el tiempo.

Además, en declaraciones a La Voz señaló que el protocolo de acoso laboral de este ente público está "desactualizado" y que no encontró en la dirección de los Centros una respuesta clara a su denuncia, que puso en conocimiento de las oficinas centrales del ente público. 

Según su testimonio, este compañero, que ejerce un cargo de jefe en los Jameos y luego fue elegido con un alto cargo en el comité de empresa, presuntamente se dirigió a ella durante meses con "comentarios de índole sexual" durante la jornada laboral y contactos físicos no consentidos.

Esta mujer, que prestó servicio durante más de un año como personal temporal y externo en esta empresa pública, resaltó que "inicialmente" interpretó esos comentarios como parte "de un ambiente distendido" que, "si bien no eran apropiados, parecían normalizados" por otros compañeros.

En un primer momento participó en las bromas, "sin ser plenamente consciente de los límites que se estaban cruzando ni del desequilibrio de poder", dado el rol del denunciado.

Esta situación, según el escrito al que ha podido acceder La Voz, habría escalado hasta el "contacto físico no consentido", con roces en las manos, los muslos u otras partes del cuerpo, "sin justificación alguna ni relación con la actividad laboral". En este punto, expone que se vio "forzada a ocultar lo que estaba ocurriendo".

Así, expuso ante el juzgado que el denunciado "fue intensificando su conducta", con una actitud "cada vez más cercana e invasiva" y "rápidamente excedió cualquier límite aceptable" en el trabajo. Además, acusó a su jefe de realizar presuntamente "acercamientos físicos inadecuados", haciendo uso de su posición de autoridad.

Además, aseguró que le susurró al oído cosas como: "Uf, qué rica estás"; "me encantaría cogerte y follarte"; "me encantaría comerte todo el c*ño hasta llevártelo al punto de nieve"; o "uf, me vuelves loco". Así, señaló que los comentarios se realizaban en voz baja y al oído, "procurando no ser oído por terceros".

En este sentido, añadió que estos susurros tenían la intención de "anular su capacidad de reacción" y generaron en ella "impotencia, desconcierto y miedo", por no contar "con la autoridad ni con el respaldo" de rebatirlos sin exponerse a "represalias o incomprensión". 

Además, indicó que el denunciado llegó a decirle que "no te vayas a tomar esto a mal, no vayas a acusarme de acoso sexual, porque hoy en día no se le puede decir nada ni tocar a ninguna mujer, cualquier cosa ya es acoso sexual". También aseguró que el denunciado le dio "dos nalgadas" hace menos de un mes y medio en la puerta de Jameos del Agua. 

En este contexto, la denunciante informó al Juzgado de que no pudo denunciar antes porque tiene una hija menor a su cargo y que tenía miedo de arriesgarse a denunciarlo ante el riesgo de perder el trabajo. 

 

Carencia de un protocolo de acoso

A la hora de denunciar la situación, la empleada expone que tardó más de un año en acudir a los Tribunales porque se sintió presionada bajo "una dinámica de poder y sometimiento", ya que no tenía un empleo fijo en la empresa. La exempleada narra que los comportamientos eran "claramente intimidantes, injustificados y reiterados", y le generaban una profunda sensación de "incomodidad, angustia y encierro".

En este periodo de tiempo, resaltó que "sobreactuó una imagen de conformidad y cercanía con los superiores" por miedo a las "represalias" y que acabó en "una situación de anulación personal, emocional y psicológica", que le hizo ser absolutamente "incapaz de reaccionar o denunciar". Además, denuncia que no contó con "respaldo institucional para poder evitar o frenar estas situaciones". 

Así pues, expuso que en los Jameos del Agua "existe un patrón sostenido de comentarios y conductas sexistas, vejatorias y sexualmente inapropiadas por parte de varios trabajadores varones, lo cual ha contribuido a normalizar un ambiente profundamente hostil para las mujeres". Al tiempo en que han resaltado que hasta siete compañeros realizaron comentarios "abiertamente sexuales, cosificadores y denigrantes" sobre otras mujeres. Entre ellos, les acusa de colocarse al pie de la escalera "con el propósito de mirar por debajo de la falda de las clientas o trabajadoras".

Esta empleada puso en conocimiento del Juzgado que "no se trata de casos aislados, sino de una dinámica que ha persistido en el tiempo". Además, indicó que no es "la única trabajadora que ha sufrido o presenciado conductas de acoso, maltrato o discriminación dentro del entorno laboral".

Fuentes de los Centros de Arte, Cultura y Turismo resaltan a La Voz que tuvieron constancia de la denuncia el mismo viernes, momento en el que fue presentada por la denunciante ante el Juzgado, que el proceso está judicializado y que la jurista está estudiando el caso. Además, aseguran que el protocolo de acoso "se activó y está en marcha".

Sin embargo, la denunciante expone que se encontró con muchas trabas dentro de la institución y sin respaldo por parte de sus superiores. Así, señala que acudió a las oficinas centrales de los Centros para informar al respecto y solicitó que se activara el protocolo, que descubrió que estaba "obsoleto y sin vigencia" y que "ninguna de las personas que figuraban como miembros del gabinete de actuación sigue en su cargo". 

Finalmente, presentó la solicitud para activar el protocolo por la ventanilla, ante el temor de que desde la dirección trataran de "desviar, diluir o evitar" que la denuncia "quede formalmente registrada". 

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