Unas páginas amarillas, una cabina telefónica y mucha, mucha ilusión. Así comenzó Concepción Hernández a investigar sus orígenes, a tratar de conformar un árbol genealógico, que le ha llevado a encontrar a familiares desperdigados por el mundo.Esta mujer, de 44 años, natural de Fuerteventura, logró reunir a 115 miembros de su familia el pasado año, en un encuentro que tuvo lugar en la isla vecina el 5 de diciembre. Pero no estaban todos, faltaba una parte de la familia que, según esta mujer, se encuentra en Lanzarote, probablemente en Teguise.
Concepción busca a la familia Clavijo y la busca en esta isla. No sabe si encontrará a alguien, pues el único nombre que conoce y que sabe que pertenece a su familia es el de un hombre que nació hace casi 300 años. "Resulta que la primera persona de apellido Clavijo, como el de nuestra familia, que llegó a Fuerteventura, provenía de Teguise. Es decir, en realidad, mi familia no es majorera, es conejera", resume esta mujer.
El nombre de esta persona era Vicente Clavijo de León, hijo de Agustín Clavijo y María Ana de León. Para llegar a este dato, Concepción recurrió al sacerdote de Teguise, así como al archivo municipal. "No he podido acudir a los Juzgados a buscar partidas de nacimiento o algo así, porque los primeros juzgados se implantaron en Canarias alrededor de 1875 y este hombre que busco tuvo que nacer sobre 1765, casi 100 años antes" , explica.
Según sus investigaciones, Vicente Clavijo se casó en Pájara, Fuerteventura, con una mujer que también provenía de Teguise. Luego, la pista se diluye. "Sé que Vicente Clavijo tuvo cinco hermanos, cuatro chicas y un chico. Por lo tanto, eran seis. De esos seis quisiera encontrar la descendencia que hay en Lanzarote, después de casi 300 años. Puede que sea una locura, pero me apetece muchísimo unir a toda la familia", subraya Concepción.
Según sus cálculos, el lanzaroteño Vicente Clavijo debe ser "el padre de mi tatarabuelo". "La generación que, según mis investigaciones, debería vivir en Lanzarote tendrán más o menos mi edad. Puede que también haya otra generación más mayor, que se corresponda a la edad de mi madre, que también vive", indica.
Tres años buscando
Hace tres años, Concepción decidió formar su propio árbol genealógico. "No sabía que iba a costar tanto", ríe. Hacía mucho tiempo que tenía pensado buscar sus orígenes, desde que su abuela le contaba historias sobre su familia. Y es que a los 13 años, Concepción se marchó de Fuerteventura y se fue con su abuela Dolores Clavijo Rodríguez a vivir a Gran Canaria hasta que cumplió los 16 años. "Durante el tiempo que viví con ella, me contaba que le hubiera gustado reunirse con familia que ya daba por perdida. Ella era la más pequeña de 11 hermanos. Echaba mucho de menos no haber sabido nunca nada de sus antepasados", señala Concepción.
Por ello, años después de que falleciera su abuela, Concepción decidió recoger este testigo y ponerse al frente de esta particular investigación. "Mi abuela tenía de oídas que algún familiar escribía a su madre desde Argentina, pero no sabía ni quién era", relata. Concepción inició una investigación sin saber prácticamente nada y sin tener ningún dato concreto.
Y decidió jugársela a una baza, la de las páginas blancas de Argentina. "Subrayé todos los apellidos Clavijo. Yo y mis hermanos quedábamos los viernes, íbamos a una cabina y nos dedicábamos a llamar a gente de forma salteada". Por suerte, el tercer viernes dieron con la persona que buscaban. "Le contamos nuestra historia, le explicamos todo. Posteriormente nos mandaron fotos y corroboramos que eran ellos", explica aún emocionada.
La mujer con la que contactaron se llama Nelly Clavijo. Tiene 76 años y tan sólo sabía que tenía un antepasado que provenía de las Islas Canarias. "Se trata de mi tío abuelo, del que sólo conservaba el Documento Nacional de Identidad (DNI)", explica Concepción.
La familia argentina
Parte de la familia Clavijo acabó en Argentina, porque el tío abuelo de Concepción, es decir, el hermano de su abuela, decidió emigrar al país sudamericano. "Se fue en barco de polizón con unos 19 años. En el trayecto conoció a una familia de la península, que tenía una hija de 14 años. Se acabó casando con esta niña. Tuvo ocho hijos, de los cuales sólo quedan vivos dos mujeres. La persona con la que contactamos y que vino a nuestra celebración familiar desde Argentina fue la nieta de una de estas mujeres", trata de explicar Concepción.
Además, Concepción tiene constancia de que parte de la familia Clavijo emigró a Cuba, pero actualmente desconoce su paradero. "De esta parte, tampoco sé nada", afirma.
El empeño y la difícil investigación que ha llevado a cabo Concepción han logrado despejar las dudas que esta mujer tenía sobre su árbol genealógico y, además, ha permitido que la familia Clavijo se volviera a reunir en Fuerteventura. Sin embargo, durante el encuentro el pasado año en la isla vecina, varios miembros de su familia le dijeron: "¿Cómo es posible que hayas encontrado a tanta gente hasta en Argentina y que no hayamos podido encontrar a los familiares conejeros?".
Ése es su nuevo reto. Buscar su origen verdadero. Buscar a los descendientes del primer Clavijo que se asentó en Fuerteventura. "Queremos que alguien nos pueda dar un poco de luz sobre nuestra familia de Lanzarote", confía Concepción.