El próximo 18 de mayo, varios puntos del archipiélago canario y comunidades de la diáspora están llamados a salir de nuevo a la calle. El objetivo: protestar contra un modelo económico que, según los convocantes, "está llevando a las islas al límite".
"Este grito, que recoge el sentir de un pueblo cansado de ser ignorado y maltratado, será el inicio de una nueva etapa de lucha: más firme, más directa, más incómoda para quienes se niegan a escucharnos y tomar medidas reales", señalan desde la organización.
La protesta se presenta como una continuidad de movilizaciones anteriores, como la multitudinaria del 20 de abril, cuando "cientos de miles de personas dejaron claro que este modelo basado en la turistificación, la especulación y la desigualdad no tiene cabida en nuestra tierra".
Pese a ello, denuncian que sus demandas "han caído en oídos sordos". Aseguran que las instituciones han optado por "la inacción y el desprecio hacia la voluntad popular", lo que, afirman, ha profundizado el colapso social, económico y medioambiental del archipiélago. Entre sus críticas, apuntan a "la modificación de la Ley del Suelo" y a la propuesta de una "Ley de Residencia que no es más que una estrategia política vacía de contenido".
"Hoy decimos basta", subrayan. "Si no son capaces de escucharnos en las calles, nos escucharán en el día a día. Ya no esperaremos tras pancartas a que adopten las medidas urgentes que necesitamos".
La jornada del 18 de mayo, insisten, no será un punto final, sino el comienzo de nuevas formas de acción. "Desde ahora, llevaremos nuestra lucha a los espacios donde su modelo depredador se perpetúa. Boicotearemos actos públicos, interpelaremos a responsables políticos en sus eventos y ocuparemos espacios turísticos simbólicos".
"Canarias no puede seguir siendo un decorado de postal para el disfrute de unos pocos", concluyen. "Somos la voz de quienes no aceptan que el falso progreso justifique la precariedad. Somos el pueblo canario, un pueblo que no se rendirá hasta conseguir el cambio que merece".