Adolfo Acuña, director de la residencia de ancianos "Sol de Otoño", ha vuelto a abrir el centro bajo el nombre "Brisas del atardecer". En ella, viven actualmente tres mayores. Así lo ha confirmado él mismo a La Voz, después de enviar un comunicado, firmado junto a familiares, para comunicar que la Justicia ha archivado la causa contra esta residencia, que fue denunciada en enero por el programa "Diario de" de Cuatro.
"Desde la emisión del programa y hasta el día de hoy, nuestros mayores, los cuidadores que han perdido su puesto de trabajo y el director de la residencia, han pasado por un verdadero calvario", afirman desde el centro.
Incluso, en un comunicado firmado por familiares y por el propio director, Adolfo Acuña, asegura que debido a los "cambios, traslados y demás traumas sufridos" por los mayores que abandonaron la residencia después de que ésta cerrara sus puertas "muchos abuelos han acelerado sus procesos de enfermedades físicas y mentales, incluso llegando a fallecer en un porcentaje demasiado alto".
Además, tanto los familiares como el responsable del centro han exigido una rectificación pública por parte de la dirección y presentadora del programa televisivo, Mercedes Milá, y por los autores de las grabaciones y declaraciones efectuadas. "En caso contrario, nos veremos obligados a ejercitar las acciones judiciales que nos puedan corresponder".
La polémica en la residencia "Sol de Otoño" saltó en enero de 2012. El programa "Diario de" del canal Cuatro emitió un reportaje en el que denunciaba el trato que recibían los mayores. Fue un estudiante en prácticas quien grabó las imágenes y decidió enviarlas al programa.
Tras emitirse este reportaje, se descubrió que el centro no tenía autorización para ponerse en funcionamiento, su director no había presentado ni los protocolos de actuación o los proyectos por los que debía regir la residencia y tan sólo contaba con un título de auxiliar de geriatría obtenido en Argentina, que no había sido homologado en España, según informó en su momento la Guardia Civil.
Pero es que incluso había una sentencia firme que ordenaba el cierre de la residencia en noviembre de 2011, pero ésta no se ejecutó hasta que se logró reubicar a todos los ancianos. Así, pese a que el Ayuntamiento de Tías también había decretado el precinto del centro cuando saltó la polémica, éste siguió en funcionamiento hasta finales de enero.
