Dos millones de euros para controlar el "picudín" de las palmeras de Lanzarote

La Consejería de Transición Ecológica y Cabildo de Lanzarote han firmado el convenio. Más del 50% de las palmeras de la isla están afectadas por esta plaga

2 de febrero de 2023 (14:01 CET)
Valbuena y Corujo, en la presentación del plan de control y erradicación de la plaga de 'Diocalandra frumenti'
Valbuena y Corujo, en la presentación del plan de control y erradicación de la plaga de 'Diocalandra frumenti'

El consejero de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias, José Antonio Valbuena, y la presidenta del Cabildo de Lanzarote, María Dolores Corujo, han suscrito este jueves el convenio de cooperación entre las dos instituciones para la ejecución del plan de control y erradicación de la plaga de 'Diocalandra frumenti' o 'picudín de las palmeras' Phoenix canariensis de Lanzarote, que cuenta con un presupuesto de dos millones de euros repartidos a partes iguales entre las dos instituciones.

Valbuena explicó la necesidad y urgencia de poner en funcionamiento este plan ya que está esta plaga “está amenazando a la palmera canaria, un símbolo de Canarias por ser una especie endémica de nuestro archipiélago”. Así, expuso que se trata de una actuación larga que se iniciará con el trampeo masivo a base de feromonas, centrándose primero en el control de la plaga y, posteriormente, en la erradicación de esta.

El consejero de Transición Ecológica anunció que la Consejería pretende extender este proyecto, primero a Fuerteventura y, posteriormente, al resto del archipiélago, "por lo que el conocimiento que se genere en Lanzarote servirá como experiencia en el conjunto de las islas".

Por su parte, la presidenta del Cabildo de Lanzarote indicó que "este plan de recuperación de la palmera canaria en Lanzarote es vital dada la gravedad del problema y apuntó que, de las 60.000 palmeras censadas en la isla, más del 50% de ellas están afectadas por esta plaga cuya propagación se ve favorecida por la escasez de lluvias y por la falta de un sustrato adecuado, lo que provoca que la palmera se debilite y pueda ser atacada".

Corujo expuso que "se ha corregido la práctica ornamental de emplear palmeras en los márgenes de las carreteras ya que se trataba de un caldo de cultivo perfecto para la propagación del insecto y que se comenzarán los trabajos de ejecución del plan en los palmerales del sur dado que son los más afectados".

El proyecto de protección de palmerales frente a la 'Diocalandra frumenti' tiene como objetivo aumentar las zonas libres de plaga en la isla y establecer las medidas fitosanitarias que eviten la reinfección desde las zonas muy afectadas, así como reducir la presión de plaga y controlarla en aquellas zonas altamente afectadas.

El plan también busca obtener datos que permitan la gestión fitosanitaria de las palmeras en la isla, así como concienciar mediante formación a agentes implicados, y a la población en general, de las consecuencias que el cambio climático puede tener en el estado fitosanitario del patrimonio vegetal de la isla. Para esto último se realizarán campañas de información en colegios y a profesionales.

Antes de comenzar la actuación se ha realizado un estudio de la situación de las palmeras en la isla por parte de la empresa pública Gestión del Medio Rural de Canarias, que se dividió en dos fases. En la primera, se analizaron palmeras en San Bartolomé, Tías y Yaiza, dando como resultado que el 80% de las palmeras inspeccionadas está afectado por la plaga, con cerca del 51% de los ejemplares analizados con un grado de afección moderada, y el 49% restante con afecciones graves y leves en la misma proporción. Además, el 100% de las palmeras inspeccionadas situadas en la franja costera de estos municipios está afectado.

En el caso de San Bartolomé, el 77,5% de las palmeras prospectadas muestra un grado de afección moderado en el 62,3% de los ejemplares. En Tías, el porcentaje de palmeras afectadas sobre la prospección es del 81,8%, con el 55% de ellas con un grado moderado. Por último, en Yaiza es el 79,61% de las palmeras las afectadas, el 40% de ellas con un grado de afección moderado.

Mientras, en la segunda fase, se diagnosticaron ejemplares en los municipios de Tinajo, Teguise, Arrecife y Haría. Del total de palmeras prospectadas, el 33% está afectado y la mitad de ellas tiene un grado de afección moderado, mientras que los niveles de afección leve y grave están presentes en la misma proporción.

Por municipios, en Arrecife el 95% de las inspeccionadas están afectadas, el 68,4% de ellas con un grado de afección moderado. En Haría, el total de ejemplares afectados es el 23,5%, pero el 47% de ellas presenta un grado de afección grave, por lo que es urgente actuar para dimensionar el foco, evitar su ampliación y erradicarlo. En Tinajo el porcentaje de palmeras prospectadas afectadas es del 27,2%, con el 43,5% de ellas con afección moderada. Por último, en Teguise el porcentaje afectado es del 14,81%, con el 38,4% de ellas con un grado de afección leve y el 36,1% moderado.

Los resultados obtenidos en los dos informes describen una situación muy peligrosa para el estado fitosanitario y la futura supervivencia de la Phoenix canariensis, por lo que es necesario aplicar de manera urgente medidas para evitar la dispersión de la plaga.
 

Sobre la ‘Diocalandra frumenti’


La 'Diocalandra frumenti' es un escarabajo de pequeñas dimensiones —unos cinco milímetros— que se detectó por primera vez en ejemplares de palmera canaria en 1998 en Maspalomas, en la isla de Gran Canaria. En el archipiélago, su ciclo biológico se sucede ininterrumpidamente a lo largo de todo el año, completándose desde que es un huevo hasta que es adulto en unos tres meses. Además, se ha constatado su presencia en todas las islas excepto en La Graciosa y en El Hierro.

El huevo no es fácil de ver y tienen forma ovalada, color brillante semi-transparente con tamaño en torno a un milímetro. Los huevos son depositados por las hembras, mediante su ovipositor, de manera aislada. Las larvas al emerger son de color amarillento, sin patas, alargadas, segmentadas y con una cabeza endurecida de color amarilla-marrón, provisto de unas fuertes mandíbulas cónicas. Al final de la fase larvaria, tras un periodo de ocho o diez semanas, puede llegar a tener una longitud que ronda entre los seis y los ocho milímetros de longitud.

Una vez se crea la larva, ésta se alimenta del tejido vegetal interno de la palmera y como consecuencia de esta acción deja una serie de galerías internas, causando en esta etapa el mayor daño a la palmera que son notablemente visibles. Así, se aprecian zonas necrosadas en la base de las hojas que producen unas deformaciones características. Incluso, si la necrosis es importante, las hojas llegan a caer incluso en verde.

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