Arrecife se llena de música y folclore en la tradicional ofrenda a San Ginés

La capital vivió una jornada profundamente arraigada en lo religioso y lo tradicional, uniendo generaciones en torno a la música, la fe y la identidad colectiva

23 de agosto de 2025 (17:55 WEST)
Ofrenda en honor a San Ginés
Ofrenda en honor a San Ginés

A las 11.00 horas de este sábado, el corazón de Arrecife comenzaba a latir al ritmo del folclore. Desde el emblemático punto de encuentro conocido como Las Cuatro Esquinas, se daban cita las cuatro agrupaciones folklóricas protagonistas de la jornada, listas para iniciar el tradicional pasacalle en honor al patrón de la ciudad de Arrecife, San Ginés.

El recorrido por la calle Real, arteria peatonal y viva del centro capitalino, se convirtió en una auténtica fiesta popular. Las agrupaciones, entre cantos y bailes, avanzaban con entusiasmo mientras eran seguidas por la atenta mirada de un público entregado, que se agolpaba a ambos lados de la vía. Con móviles en alto, capturaban cada instante, inmortalizando momentos únicos de esta mañana festiva.

Mientras tanto, en la Boca del Muelle Chico, junto al histórico Puente de Las Bolas, aguardaba la imagen del Santo Patrón San Ginés, acompañado por su párroco Juan Carlos Medina, y numeroso feligreses. Estos habían partido minutos antes desde la iglesia matriz, llevando al santo en una breve pero emotiva procesión.

A llegar las agrupaciones al encuentro con San Ginés, dio comienzo la esperada Ofrenda Musical, que se desarrolló siguiendo el orden de llegada. Inició la Agrupación Folklórica Aturuxo, llegada desde A Coruña (Galicia), seguida de San Cristóbal de Gran Canaria, Princesa Iraya de Tenerife y finalmente la representación local, Coros y Danzas Arrecife. Cada grupo ofreció lo mejor de su repertorio tradicional, en una expresión viva de respeto, arte y devoción.

Finalizada la ofrenda, la imagen de San Ginés emprendió su regreso a la iglesia matriz, acompañada por el párroco, las agrupaciones y un público emocionado. El trayecto de vuelta fue un verdadero homenaje popular, marcado por el repique de las campanas, los aplausos y los vítores que resonaban entre las fachadas del casco histórico.

Con este emotivo cierre, Arrecife vivió una jornada profundamente arraigada en lo religioso y lo tradicional, uniendo generaciones en torno a la música, la fe y la identidad colectiva.

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