Elguinaguaria, nido del cisne

Valterra, la barriada primitiva

Por Lorenzo Lemaur Santana Continuando con nuestra vocación de presentar las realidades, o la óptica que nosotros captamos de diferentes aspectos que determinan y configuran la idiosincrasia de la ...

16 de noviembre de 2005 (19:01 CET)

Por Lorenzo Lemaur Santana

Continuando con nuestra vocación de presentar las realidades, o la óptica que nosotros captamos de diferentes aspectos que determinan y configuran la idiosincrasia de la ciudad de Arrecife, muchas veces llamada patito feo de Lanzarote y que a nosotros nos gusta aventurar que es sólo una situación transitoria hacia una esplendorosa, cómoda, alegre y justa socialmente urbe; que tal y como ocurriera en el cuento de referencia pronto alcanzará el esplendor del cisne, criado, lentamente, muy lentamente, y con altibajos, por no decir escasos, procesos de participación democrática de quienes la habitamos, de quienes día a día la sufrimos mientras la construimos.

Pues bien, en ese recorrido, nos hemos desplazado al barrio de Valterra, barrio muy emblemático de la Ciudad, que data de 1956, al menos su barriada primitiva que está constituida por 10 Bloques de viviendas, 5 a la derecha y otros 5 a la izquierda de la calle, que en ese tramo es peatonal, Gobernador José García Hernández.

Luego, el conocido por "barrio marinero por excelencia de Arrecife" ha ido creciendo y por 1969 se entregaron otras tantas viviendas, situadas frente a la antigua Casa del Mar, que también fue Hospital General de Lanzarote y hoy oficinas de la Seguridad Social y Centro de Salud de Valterra, con su servicio de urgencias y todo.

Precisamente frente a la Casa de Mar recuerdo que se montaba, allá por los años 70, para las fiestas del Carmen, una cancha de balonmano y se jugaban partidos de chicas pues por entonces, uno de los cinco equipos que militaban en la liga insular femenina de balonmano se llamaba Valterra y muchas de sus jugadoras eran del barrio. Recuerdo un partido en el que el entrenador era Fausto Rodríguez, que fue gran jugador de la Unión Deportiva Lanzarote, defensa para más señas, y que también jugaba muy bien a balonmano. Jugaban en el equipo las afamadas Margot Cabrera, que vivía en el Lomo, y Agueda Batista y también jugaban Fefa Montelongo, Lita, Nieves Tejera, Choni y Rosi, las hermanas andaluzas Conchi y Gloria que vinieron a trabajar en la fábrica de Garavilla, todas éstas que eran de Valterra. Me contaba Margot, hablando del tema, que ella misma ayudó a marcar más de una vez las líneas del campo con tiza. "Machonas" eran ellas también que luego jugaban al fútbol con el popular y malogrado Antonio Caprile. Me contaba también Margot que se compraron una camiseta blanca, y luego, una banda ancha roja, por aquello de los colores del barrio y sus madres la cosieron cruzada al pecho, al igual que los números, que eran negros.

De la barriada antigua es muy singular su pintoresco color propio de la sal con la que fueron construidas; además, cada calle sólo tiene viviendas por la acera de los números pares, del 2 al 32. Creo que serán las únicas 5 calles de Arrecife con sólo portales por los pares. Una estructura peculiar tiene esta barriada. Cada bloque, numerado del 2 al 16 por la zona este y del 18 al 32 por la oeste, tiene 4 viviendas en cada portal, salvo en las esquinas que son viviendas dúplex, concretamente en los números 2, 16, 18 y 32. O sea, en total, 26 viviendas en cada bloque, así que 52 en cada calle, por lo que la barrida consta de 260 viviendas.

Clavijo y Fajardo, Benito Pérez Armas, Doctor Alfonso Espínola, Francisco Fernández Bethencourt y Adolfo Topham Martinón dan nombre a las citadas cinco calles, con sólo portales por la acera de los impares. Disculpen que me repita pero me llamó mucho la atención.

De las citadas 260 viviendas, salvando los 20 dúplex de las esquinas, desde el salón se distribuye la casa en un pequeño baño de 4 metros cuadrados, un salón de 12 metros, su cocina de 6 metros y 2 habitaciones, una mayor de 16 metros cuadrados y otra de 12. El suelo era de cemento y no estaban azulejados ni baño ni cocina. Los frontis son de 7 metros y el fondo de cada parcela de 14 metros, de los que 4 son de terraza o jardín, situado a los lados del zaguán. Muchos de ellos han sido adecuados por sus propietarios o inquilinos de la parte baja a cambio de ceder su parte de la azotea a los de la parte alta. Además, a cada a casa le pertenecía una pequeña aljibe situado en la calle. Los huecos de escalera miden un metro de ancho. Aquí llegaron a vivir familias con más de 7 hijos.

Ésas y así son esas 260 viviendas que fueron entregadas principalmente a marineros y trabajadores de las fábricas del momento: La Rocar, Garavilla o Lloret y Llinares. De ellas, 60 están en actualidad en litigio de propiedad toda vez que hay un pleito planteado pues sus inquilinos estiman ser sus propietarios y la propiedad de las referidas fábricas estiman ser ellos los beneficiarios pues, al parecer, en su momento, fueron adjudicadas a las fábricas para alojamiento de sus trabajadores.

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