El postureo ético de la manifa del día 20

Hugo Ferrer
15 de abril de 2024 (20:13 CET)

La izquierda está poniendo toda la carne en el asador para que la manifestación del próximo 20 de abril sea todo un éxito, cosa que no dudo que tendrán, dada la fertilidad de esta tierra -y de España entera- con la ideología progresista, lo “woke” y sus teorías económicas homeopáticas. 

En anteriores columnas he explicado que lo que ellos llaman el “problema de saturación del turismo” o “problema de modelo turístico”, no es más que la grave manifestación del problema de acceso a la vivienda que se vive en toda España por culpa, principalmente, del gobierno socialcomunista que no sólo no ha corregido la situación durante los últimos 6 años de su gobierno, sino que además la ha empeorado con sus absurdas leyes y medidas. 

Es tan obvio el problema para casi todo el mundo que hasta el gobierno de Sánchez ha comenzado a recular en los últimos días, prometiendo menos trámites para los promotores, más fondos y medidas y hasta con el ministro de economía Cuerpo reconociendo explícitamente que es un problema de oferta. Cuando el gobierno de Sánchez ha reculado en algo durante estos últimos 6 años, como con la ley del “sí es sí”, siempre ha sido porque habían llegado a tal nivel de estupidez que ni los suyos se lo creían. 

Como muestro en el siguiente gráfico, en los años 80 se construían 100.000 viviendas de protección oficial al año (siendo el 60% de toda la oferta nueva anual), mientras que en la actualidad no llegan a 10.000 al año representando sólo el 10% de la nueva oferta. El colapso constructor es casi total. 

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Pero en Canarias la izquierda está tratando de esconder el gran error histórico del PSOE nacional y sus aliades, con la idea de que el problema está fuera, en otro lugar. Ellos lo llaman modelo turístico equivocado (pero sin ofrecer alternativas específicas) o saturación, cuando en realidad todos sabemos que quieren decir turismofobia, odio al capital y, ¿por qué no decirlo para sincerarnos del todo? xenofobia de la buena contra los ciudadanos de la Unión Europea que deciden establecerse en nuestra tierra de alguna manera. 

Las élites de izquierda en nuestra comunidad saben donde apretar para avivar la llama populista de su base electoral y afines. Tratan de ganar en la calle lo que van perdiendo en las urnas. ¿Cómo va a ser la culpa de que votan mal si pueden echar la culpa  a otros, especialmente si son empresarios o ciudadanos europeos que tienen más dinero?

Con todos estos mimbres, la manifa, sea como sea que se llame, se ha convertido en un postureo ético monumental donde la izquierda quiere demostrar, una vez más, lo superiores que son y los malos que son los que no piensan y sienten como ellos. 

La Fundación César Manrique, extiende-alfombras de todo el rojerío patrio con Zapatero y Sanchez a la cabeza, dicen apoyar la manifa. Pero ¿qué legitimidad tienen estos Pablos de Tarso mientras se forran cobrando entradas de ese turismo masivo que dicen no apoyar?, ¿qué legitimidad tienen mientras monetizan una casa hecha en el volcán tras destrozar la colada de lava?. Cuando dejen de tomar caviar y cava con la izquierda que ha arruinado la vivienda en este país, igual alguien con dos dedos de frente se los podría tomar en serio.

Pero a mí lo que más me gusta es cuando gente como el cantante Arístides Moreno, sin presentar ningún argumento económico, anima a los wokeprogres a acudir a la manifa. Tengo que reconocer que el pathos y el ethos que desprende mientras acompaña su mensaje con golpes de guitarra me pone, aunque su logos sea pura plastilina ideológica. Pero ¿a quién le importa? Que te llamen los ayuntamientos para que contraten tus servicios requiere definir claramente la posición de superioridad moral de la izquierda.

Pero no se crean que este postureo ético es exclusivo de esas izquierdas, aprovechando la coyuntura y ante el miedo a ser señalados de malos, los abrazafarolas de la Federación Turística de Lanzarote a través de su portavoz, Susana Pérez, dicen que ellos son especialmente virtuosos y que la culpa es de los políticos (lo cual es cierto, por supuesto) y de los pequeños propietarios que tienen viviendas vacacionales. ¡Toma!

En resumen, que su negocio turístico está muy bien pero que el de los ahorradores particulares está muy mal. Que por alguna razón ellos son los buenos y los pequeños capitalistas son los malos.

Como dije, aquí todo el mundo se apunta al postureo ético. Pero la realidad es tozuda y la única forma de solventar este problema es construyendo vivienda de forma masiva para ganar el tiempo perdido. Tierra hay de sobra en zonas ya urbanas. 

La única pregunta que queda poder responder es ¿quién será el Pablo Iglesias que salga de todo este movimiento turismofóbico del día 20? y ¿cuánto tardará ese nuevo Pablo Iglesias en dejar Vallecas para irse a vivir como un príncipe a su Galapagar?

A disfrutar lo votado

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