Piensa mal y acertarás. Ésa fue la máxima que se impuso el pasado viernes en la mente de mayoría de los lanzaroteños, y muy en especial en la de los representantes del Partido Popular en la isla. La liebre la levantaron unos ...
Piensa mal y acertarás. Ésa fue la máxima que se impuso el pasado viernes en la mente de mayoría de los lanzaroteños, y muy en especial en la de los representantes del Partido Popular en la isla. La liebre la levantaron unos vecinos de Costa Teguise, que decidieron inmortalizar con fotografías una escena que veían cómo se repetía cada noche. Una escena en la que unos jóvenes con casco movían grúas dentro una parcela precintada por el Ayuntamiento. La conjetura fue inmediata: con nocturnidad y alevosía se estaban realizando unas obras ilegales para continuar con la frustrada construcción de un apartahotel.
Y el Partido Popular, conmocionado con estas imágenes que llegaron a sus manos, se apresuró a exhibirlas públicamente. Y nunca mejor dicho lo de se apresuró. Porque al final, resulta que los jóvenes con casco no eran obreros "ilegales", sino alumnos de un curso de manejo de grúas. Y en lugar de ladrillos y cemento, sus manos se centraban sólo en volantes y cambios de marcha, para demostrar su pericia en la conducción de estas máquinas. No en vano, próximamente tendrán que examinarse para poder obtener el título en este curso organizado por la Fundación Laboral de la Construcción.
Así que este grupo de estudiantes, con su profesor al frente, puso el grito en el cielo tras ver cómo el portavoz del PP en el Cabildo, Francisco Cabrera, salía en televisiones y periódicos mostrando las fotos del "delito". Y cuando desde La Voz de Lanzarote les visitamos para saber qué era realmente lo que sucedía tras el precinto de la parcela, no dudaron en posar para la cámara para demostrar que no tienen nada que ocultar, y se deshicieron en críticas a Cabrera. Porque no sin razón, consideran que antes de denunciar nada, el portavoz del PP debería haberse dado al menos una vueltecita por el lugar. Desde luego, de haberlo hecho, Francisco Cabrera se hubiera ahorrado más de un disgusto.
Y es que aunque la actitud de los vecinos de Costa Teguise fue impecable, y es todo un ejemplo que los propios ciudadanos se impliquen en la vigilancia para proteger las leyes y el territorio, lo que no es tan impecable es que un partido político haga público el tema sin haber llegado al fondo de la historia. De hecho, ni siquiera a la superficie. Y al final, la denuncia se les ha vuelto en contra y no sólo han tenido que escuchar críticas, sino también más de una mofa, porque sin duda la historia tiene su miga.
Pero al margen de la hilaridad que puede despertar la "confusión" generada, lo cierto es que este incidente tiene varias aristas que invitan a la reflexión, porque en esta cadena no sólo ha entrado el PP. De hecho, y tras la denuncia de Cabrera, el Cabildo envió a sus técnicos al lugar, durante el día, y hasta emitieron un comunicado de prensa en el que aseguraban que no se detectaba un aumento de volumen en el edificio en cuestión. Es decir, que ni ellos ni el Ayuntamiento de Teguise sabían que un grupo de alumnos estaba recibiendo clases prácticas en esa parcela precintada. Ni lo sabían, ni habían detectado el movimiento nocturno, o al menos no como para molestarse en averiguar qué se estaba haciendo en ese terreno. Y, al parecer, tampoco los propietarios ni los responsables del curso lo habían notificado a las administraciones públicas, lo que no parece muy razonable dadas las circunstancias de la parcela que se estaba usando.
Eso sí, tras la denuncia, todo han sido cruces de llamadas, de escritos y de verificaciones técnicas, y lo concreto es bien podía haberse producido lo que denunciaba el PP. Bien podía haber habido obreros trabajando de noche en una obra ilegal, sin que nadie hiciera nada por evitarlo, o por controlarlo.
Por otra parte, y dicho sea en descargo del PP, lo cierto es que cuando conocimos la noticia, todos caímos en el mismo error, dando por hecho que se trataba de una obra ilegal. Es cierto que a los populares les faltó rigor, y quizá se dejaron llevar por las prisas de intentar dejar en evidencia a los responsables del Ayuntamiento y de Política Territorial del Cabildo, pero también es cierto que la verdadera historia es demasiado rocambolesca y que en esta isla nadie pensaría al ver luces y movimiento nocturno en una obra precintada que lo único que se está haciendo es un curso para aprender a manejar grúas. Desgraciadamente, los ejemplos de atropellos territoriales y violaciones de leyes urbanísticas son muchos, y bien parecería que el famoso "piensa mal y acertarás" se acuñó en Lanzarote.