No culpes a la lluvia

El lobo ha llegado esta semana a Lanzarote y, como en el cuento, lo peor es que ahora nadie lo esperaba. Lo sucedido el pasado martes no es culpa de la lluvia. Es cierto que la cantidad de agua fue elevada y que se concentró en un ...

28 de enero de 2011 (13:32 CET)

El lobo ha llegado esta semana a Lanzarote y, como en el cuento, lo peor es que ahora nadie lo esperaba. Lo sucedido el pasado martes no es culpa de la lluvia. Es cierto que la cantidad de agua fue elevada y que se concentró en un ...

El lobo ha llegado esta semana a Lanzarote y, como en el cuento, lo peor es que ahora nadie lo esperaba. Lo sucedido el pasado martes no es culpa de la lluvia. Es cierto que la cantidad de agua fue elevada y que se concentró en un corto espacio de tiempo, pero no se puede responsabilizar al cielo de todo lo sucedido. Si la isla contara con infraestructuras dignas, probablemente el temporal también se hubiera sufrido, pero las consecuencias se agravaron por una cadena de despropósitos.

Por un lado, el de las propias previsiones meteorológicas. Y es que después de un invierno que ha estado plagado de declaraciones de alerta sin sentido, nadie prestó demasiada atención a una alerta amarilla. Cuando la cambiaron a naranja, la tromba de agua ya estaba sobre Lanzarote, que no había adoptado ninguna medida para hacerle frente.

Por otro, hay que sumar una historia vergonzante de falta de inversión, obras mal ejecutadas e infraestructuras, como los puentes de entrada a Arrecife, que parecen diseñados por el enemigo. Y todo ello, pese a que la isla ha vivido momentos de esplendor económico, en los que se movían millones que, según demuestran los hechos y algunas operaciones judiciales, sólo sirvieron para enriquecer a determinados empresarios y políticos.

El resultado de eso ha sido un modelo económico que nos ha estallado en la cara, disparando las cifras de paro, pero también un abandono total de la isla en las cuestiones más básicas. Y es que parece que en las últimas décadas, los políticos han estado a "otras" cosas.

Por si fuera poco, a lo sucedido el pasado martes hay que sumar también la lamentable actuación de las instituciones públicas actuales. O mejor dicho, la no actuación. Y no ya de los ayuntamientos, que intentaron capear como pudieron el temporal, sino del Gobierno de Canarias (que aunque parezca un tópico, actúa de forma muy diferente cuando las emergencias son en Tenerife o Gran Canaria), y sobre todo de la máxima institución de la isla, que estuvo prácticamente desaparecida durante las horas más críticas.

Los servicios de emergencias y los operarios que intentaron restablecer la normalidad hicieron su trabajo y muchos ciudadanos han agradecido públicamente su labor, pese a que estaban totalmente desbordados, pero el Cabildo como tal, debía haber hecho mucho más. Tendría que haberse puesto desde el primer momento al frente de la situación, creando un gabinete de crisis o, al menos, informando puntualmente a la ciudadanía. Y no lo hizo.

La primera y única nota de prensa que enviaron el martes fue ya bien entrada la tarde, para informar del trabajo que se había realizado desde el Consorcio de Seguridad y Emergencias. Pero, ¿y antes? Desde los medios de comunicación, y en particular desde esta casa, a través de Radio Lanzarote y lavozdelanzarote.com, se informó durante toda la jornada de las incidencias y los problemas que se estaban generando, pero para ello, fue necesario recorrer la isla, buscar la información con llamadas a cada ayuntamiento y a cada centro que se vio afectado, y también con la valiosísima ayuda de oyentes y lectores que iban aportando información, imágenes y hasta vídeos de lo que estaba sucediendo en sus respectivas zonas.

En jornadas como la del martes, los medios se convierten más que nunca en un servicio público. Y el Cabildo no supo o no quiso estar a la altura. Sería demasiado pedir al presidente, Pedro San Ginés, que saliera a mancharse de barro y a despeinarse recorriendo la isla. De hecho, esa mañana ni siquiera estaba en Lanzarote. Pero al menos, sí cabía esperar que diera orden a su amplio y costoso gabinete de prensa de emitir todos los comunicados que fueran necesarios, para hacérselos llegar a la ciudadanía, con advertencias, recomendaciones, información puntual de las carreteras que estaban cortadas, sugerencias de vías alternativas? En fin, que demostrara que la institución estaba al frente de la crisis, y no escondida.

Al día siguiente, casi 48 horas después de que empezara el temporal, llegó la primera nota de prensa en la que aparecía el nombre de San Ginés, y el objetivo era anunciar que el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, iba a venir a la isla para conocer en persona los daños. Y a esa visita, que estaba prevista para la tarde de este jueves, sí iba a apuntarse el presidente del Cabildo, cómo no. Sin embargo, el viaje de Rivero ya había sido anunciado por el alcalde de Arrecife, que fue quien lo solicitó, y quien se adelantó pidiendo ayudas económicas al Ejecutivo.

Lo sucedido esta semana, aunque no es nuevo, pone los pelos de punta. Sufrir las consecuencias de las obras pluviales que no se han terminado en Arrecife, por los problemas con la empresa adjudicataria, es indignante, pero más preocupa aún saber que ya se han detectado fallos en esas obras, que las de Playa Honda están paradas porque había "errores" en el proyecto o que incluso las realizadas hace pocos años en la capital, tampoco han funcionado como debían.

A todo ello hay que sumar los fallos estructurales de edificios públicos, tanto los antiguos como los más nuevos, que tampoco aguantaron el temporal y terminaron inundados. Es decir, que en esta isla se hace poco, y lo que se hace, se hace rematadamente mal, sin que nunca se depuren responsabilidades, más allá del reparto de culpas y acusaciones cruzadas que surgen ante un problema como éste.

Pero lo peor de todo es que aunque ahora se abra el debate durante unos días, cuando el cielo se despeje los políticos podrán volver a olvidarse del tema. Al menos, hasta la próxima tormenta. Y esperemos que en lugar de 54 litros por metro cuadrado no tengamos que soportar más de 200, como sucedió el pasado año en Tenerife, porque entonces igual tenemos que evacuar la isla.

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