Este viernes se celebró la primera sesión del Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Las Palmas (APLP) bajo mandato de Emilio Mayoral. Por lo que respecta a Lanzarote, por lo que respecta a su principal puerto, el de ...
Este viernes se celebró la primera sesión del Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Las Palmas (APLP) bajo mandato de Emilio Mayoral. Por lo que respecta a Lanzarote, por lo que respecta a su principal puerto, el de Arrecife, el encuentro sirvió poco más que para refrendar el fallo del proyecto ganador del proyecto Puerto-Ciudad.
Uno de los dos representantes políticos que van por la Isla, el vicepresidente primero del Cabildo, Manuel Fajardo, comentó a este diario después del encuentro que con la llegada de Mayoral y el relevo de José Manuel Arnáiz van a llegar nuevos tiempos para el puerto capitalino. No tenemos por qué poner en duda el optimismo del secretario general de los socialistas lanzaroteños. Sin embargo, Lanzarote lleva tantos años soportando el ninguneo constante de la Autoridad Portuaria de Las Palmas que resulta difícil creerse cualquier promesa de cambio que se pueda efectuar.
Hay que tener en cuenta que el abandono del puerto de Arrecife es total y absoluto. Sólo hay que pensar en la denuncia que hizo esta misma semana el presidente de la Asociación de Consignatarios, Tomás Fajardo, quien describió a la perfección la realidad que se vive en el recinto portuario después del paso del dichoso Delta.
Habría sido un gesto importante del cambio que ahora preconizan los socialistas que Mayoral y compañía hubieran asumido en este primer encuentro del Consejo de Administración de la nueva era algún compromiso serio y firme que tuviera que ver con la llegada inmediata de las medidas que deben servir para paliar las numerosas carencias que arrastra el puerto desde hace tiempo.
No ha sido así, y tanto él como María Isabel Déniz, alcaldesa del Consistorio capitalino, se han vuelto de Las Palmas prácticamente con lo mismo con lo que vinieron. A falta de confirmación oficial, parece que ni siquiera se llegaron a abordar cuestiones tan importantes como la polémica concesión de una segunda grúa a una empresa que, cosas que tenía la gestión de Arnáiz, había perdido el concurso público de adjudicación; parece que tampoco se abordó la polémica surgida con la posible instalación de ese barco-museo-chiringuito que se pretendía instalar en el antiguo muelle comercial; parece que tampoco se abordó una cuestión tan importante como la precaria situación del muelle de cruceros; ni siquiera algo tan sencillo de resolver como el incremento de la potencia de abastecimiento de agua para los barcos que atracan con dificultad en el dique actual...
No se trataron todas estas cosas, y se quedó la sensación en el ambiente, al menos así nos lo han transmitido a nosotros, de que todavía falta mucho para que las cosas cambien realmente.
Lanzarote tiene la oportunidad de hacer posible el milagro. No hay que olvidar que además del vicepresidente primero del Cabildo y de la alcaldesa de Arrecife se cuenta ahora con la participación del consejero de Turismo del Gobierno de Canarias, Manuel Fajardo Feo, quien ya intervino en este primer encuentro para pedir a Mayoral y compañía que empiecen a mirar menos a la Luz y un poco más a Arrecife y Puerto del Rosario, que evidentemente tienen una cuenta de explotación menor pero una deuda histórica difícil de paliar en menos de veinte o treinta años.
Habrá que seguir dando un voto de confianza a los nuevos gestores, los cuales, por cierto, parece que se han encontrado un agujero económico tan grande como el de la capa de ozono. El voto de confianza, eso sí, tiene fecha de caducidad, y no demasiado holgada.
