No pudo ser más gráfico lo que sucedió en Lanzarote en el último instante del año para ejemplificar la desidia y la ineficacia más absoluta que se padece en uno de los servicios más básicos para la ciudadanía. Nos estamos ...
No pudo ser más gráfico lo que sucedió en Lanzarote en el último instante del año para ejemplificar la desidia y la ineficacia más absoluta que se padece en uno de los servicios más básicos para la ciudadanía. Nos estamos refiriendo al apagón que sufrieron innumerables vecinos de la Isla justo en el momento en el que se estaban comiendo las uvas siguiendo el soniquete que llegaba a través de la televisión.
La escena parecía sacada de alguna de las parodias televisivas que proliferan tanto durante estas entrañables fiestas. Lo malo es que aquí la cosa iba en serio, no tenía nada que ver con el Día de los Santos Inocentes ni con una de las habituales gracias de los cómicos de turno.
La empresa Unelco, que ya saben que desde que las autoridades locales se pusieron algo serias ha dejado de echarle la culpa a las excavadoras de todas las interrupciones en el suministro, no ha dado ninguna explicación al desastre.
Fueron muchos los lugares en los que se fue la luz justo en el momento en el que sus más optimistas vecinos intentaban comerse las doce uvas. Para ser más preciosos, el suceso aconteció entre la tercera y la cuarta uva. Aunque la mayor parte de la población no se enteró del acontecimiento, el hecho de que afectara a todo el municipio de Teguise (Tahíche, Costa Teguise, Famara...) es más que suficiente para que se deba denunciar públicamente. Y no porque alguien pudiera haberse atragantado con las uvas, alguno se pudiera haber pegado un fuerte trompazo con el susto, sino porque ha sido la gota que ha colmado a un vaso que estaba lleno hace tiempo, una tomadura de pelo más de una compañía cuyo presidente, Manuel Pizarro, llegó a decir poco más que en Canarias nos hacían un favor subvencionando la electricidad porque nadie más quería venir a darnos el servicio.
Muchos lectores se han dirigido a esta redacción para manifestar su queja por lo ocurrido. La mayoría, por cierto, bastante indignados. Y curiosamente, teniendo en cuenta que uno de los núcleos más afectados fue Costa Teguise, alguno de estos indignados lectores no son de Lanzarote, son turistas que no entienden cómo puede haber ocurrido algo así en un momento que para muchos es muy importante.
Unelco ha sabido terminar el año como empezó el anterior, ofreciendo un servicio absolutamente deficiente sobre el que nuestros políticos tienen que seguir trabajando, para evitar que el tema se siga dejando para más y más tarde.
Si algo positivo tuvo el paso del Delta, fue que en Tenerife descubrieran algo que pasa en islas como Lanzarote y Fuerteventura durante todo el año. Ahora parece que el Ejecutivo regional va a tomar cartas en el asunto. Cuanto antes lo haga, mejor para todos, aunque en la todopoderosa Unelco-Endesa sigan creyendo que nos hacen un favor por prestarnos un servicio que no sale precisamente gratis.