La clase política insular en entredicho

Por Jorge Marsá Creo que la característica más destacada de la pasada campaña electoral en Lanzarote fue que la Operación Unión pareció no haber ocurrido. Pues bien, lo más destacable de los resultados de las elecciones del domingo es que ...

23 de mayo de 2011 (14:25 CET)
Por Jorge Marsá
Creo que la característica más destacada de la pasada campaña electoral en Lanzarote fue que la Operación Unión pareció no haber ocurrido. Pues bien, lo más destacable de los resultados de las elecciones del domingo es que ...

Creo que la característica más destacada de la pasada campaña electoral en Lanzarote fue que la Operación Unión pareció no haber ocurrido. Pues bien, lo más destacable de los resultados de las elecciones del domingo es que la ciudadanía sí ha tenido presente la Operación Unión y, por fin, ha pasado factura por la corrupción: ha dejado maltrecho al PIL y ha puesto en cuarentena a la clase política insular.

A la vista está que los partidos que han salido peor parados en las elecciones han sido los dos que han dominado la vida política insular en las últimas décadas: la presunta asociación ilícita, el PIL, y su cómplice más habitual, el PSOE (aunque, hablando de corrupción, resulta obligado señalar también la desaparición del Cabildo del partido de José Francisco Reyes, del PNL). Ya se adivinaba que la política insular estaba cambiando de ciclo, y que la decadencia del PIL y del PSOE dejaba paso a la hegemonía de CC y PP. Las elecciones han confirmado el pronóstico.

Sin embargo, las celebraciones de anoche de CC y PP tenían un brillo que no tienen las cifras. Pedro San Ginés y CC dirigirán el gobierno insular pese a que solamente les ha votado el 16,6% de los ciudadanos que podían hacerlo. Y Ástrid Pérez y el PP celebraban como un gran éxito que les haya votado el 11,8% de la ciudadanía. En fin, que apenas uno de cada cuatro ciudadanos con derecho a voto ha respaldado a los dos partidos políticos que salen de estas elecciones como los grandes triunfadores, los que están destinados a dominar la política insular en los próximos años. Pobre respaldo.

Tan pobre que la suma de los votos de todos los partidos que estarán en el Cabildo no alcanza la mayoría del electorado: 37.401 de los 80.651 ciudadanos censados, es decir, que entre los cinco partidos solamente han obtenido el voto del 46,3% de la ciudadanía. Por lo tanto, debe decirse que, además del castigo por la corrupción, lo más señalado de las elecciones en Lanzarote es que la mitad de los lanzaroteños han dado la espalda a sus políticos (a la enorme abstención se ha unido el fuerte crecimiento de los votos nulos y en blanco). Casi 40.000 ciudadanos de la Isla han negado su voto a los partidos que se lo pedían (en Arrecife se lo negó la mayoría). La clase política insular ha quedado en entredicho.

Anoche, los políticos ni se dieron por aludidos. Puede ser que entonen un mea culpa genérico en estos días y después vuelvan a su trabajo como si no hubiera pasado nunca, como si tuvieran el respaldo mayoritario de la ciudadanía, como si no fuera parte fundamental de su trabajo reducir la enorme distancia que les separa de quienes representan.

Enseguida podremos comprobar si los políticos atienden o no el mensaje del domingo, si Lanzarote volverá o no a ser gobernada mediante indecentes pactos con el partido que mejor representa la corrupción insular. Porque lo cierto es que a CC le dan los números para gobernar la Isla con el PIL (aunque también con el PP o el PSOE). ¿Volveremos a lo de siempre, a las cloacas, o Pedro San Ginés tendrá "la altura de miras" para abrir alguna vía que permita integrarse en el sistema político insular a una parte de esa mitad de la ciudadanía que lo ha abandonado?

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