Él ya no puede defenderse, pero otros lo harán por él. La trágica muerte del pequeño Dylan ha vuelto esta semana a la mente y al corazón de la mayoría de los lanzaroteños, al conocer el escrito de acusación que ha ...
Él ya no puede defenderse, pero otros lo harán por él. La trágica muerte del pequeño Dylan ha vuelto esta semana a la mente y al corazón de la mayoría de los lanzaroteños, al conocer el escrito de acusación que ha elevado el fiscal. Y al leer el pormenorizado relato de lo sucedido aquella fatídica noche, se revive también la indignación de aquel momento, ante una cadena de despropósitos tan inmensa como desgarradora. Y es que con muy poco, la terrible muerte de un niño de cinco años se podría haber evitado.
Evidentemente, se habría evitado si su madre no se hubiera puesto a conducir después de tomar varias copas. Si no hubiera tomado tantas como para superar con creces la tasa de alcoholemia permitida, y para estar ahora acusada de homicidio imprudente.
Pero también, se hubiera evitado si la madre de Dylan no hubiera podido acceder a ese puerto, que además de no tener luz aquella noche, era escenario habitual de botellones y carreras de coches. Si esa instalación hubiera estado debidamente cerrada. Si se hubiera escarmentado al menos con otras tragedias vividas en esa misma zona, como la que le había costado la vida a dos jóvenes en el año 2005.
Sin embargo, hizo falta una víctima más. Quizá la más dramática, tanto por la edad del pequeño como por el dolor de imaginarle atado en su silla, mientras el vehículo se hundía y nadie llegaba a rescatarle. Y de eso, no sólo tiene culpa la madre, sino también varias instituciones que, en su momento, se dedicaron a tirar balones fuera en lugar de asumir sus responsabilidades.
Ahora, finalmente, al menos la Autoridad Portuaria sí tendrá que responder por lo sucedido, ya que el fiscal le señala como responsable subsidiaria del accidente. Y es que había precedentes trágicos en ese puerto y, aún así, no se hizo nada para evitar que se repitieran.
Sólo días después de la muerte de Dylan, y ante la insistencia y la indignación de toda una isla, Puertos tuvo a bien poner unos bolardos en el muelle y cerró los accesos para impedir el paso de vehículos. Una medida mínima que ha terminado con la presencia de coches en la zona, y que hace que aumente aún más la indignación, al ver lo fácil que hubiera sido evitar esta tragedia.
Para ellos, los 100.000 euros que podrían llegar a tener que pagar de forma subsidiaria, y que se entregarían al padre de Dylan como indemnización, sin duda no significarán demasiado, pero al menos, si llega la condena, no podrán dar la espalda a una realidad que han intentado evitar: serían señalados como corresponsables de la muerte de un niño que tenía toda la vida por delante, y que falleció de una manera terrorífica.
Sin embargo, con esto tampoco termina la cadena de responsabilidades. Y es que además, la muerte de Dylan también puso de relieve una nefasta intervención de los servicios de emergencias de la isla. Daniel, un buceador deportivo socio del club Pastinaca, fue el que tuvo que entrar al agua para rescatar al niño, porque ni Emerlan, ni Cruz Roja, ni los bomberos habían llevado un equipo de buceo, haciendo que se perdieran unos minutos valiosísimos en el rescate. Según Daniel, los suficientes para haber salvado la vida del pequeño. Puede que esté equivocado. De hecho, la investigación no lo ha considerado así, y por tanto de este tema no se depurarán responsabilidades en la Justicia. Sin embargo, sí deberían exigirse por parte de la sociedad.
En su momento, el consejero de Seguridad y Emergencias del Cabildo, Ramón Bermúdez, aseguró que se había abierto una investigación interna para determinar por qué los bomberos no tenían material de buceo, que al parecer había sido entregado a Emerlan, pese a que su tiempo de respuesta es muy superior, al tratarse de voluntarios.
Sin embargo, se negó a entregar ese informe a la prensa, alegando que el tema estaba en manos de la Justicia. Un argumento que ya resultaba difícil de digerir entonces, y que ahora se queda totalmente vacío. Si no se va a actuar judicialmente contra los servicios de emergencias, ya es hora de hacer público ese informe y saber qué pasó aquella noche y, sobre todo, qué clase de servicios de emergencias tenemos. Y desde luego, no basta con asegurar que ya se ha corregido.
Puede que eso no le costara la vida a este niño pero, desde luego, al igual que su madre y la Autoridad Portuaria, ellos tampoco le dieron una oportunidad a Dylan. Al menos, ahora se merece respuestas.