En las tragedias griegas clásicas se conocía el final desde el principio pero nadie hacía nada para evitarlas. Más de dos mil años después nada ha cambiado en el país heleno?. La tragedia comenzó hace décadas cuando el país no modernizó su estructura productiva para adaptarse a la caída del Muro de Berlín, la globalización y la revolución tecnológica. La entrada en el euro fue una huída hacia adelante con un aumento desproporcionado de la deuda pública y privada. En 2007, en la cumbre del ciclo expansivo donde la recaudación era máxima, Grecia tenía un déficit del 7% del PIB y una deuda pública del 102% del PIB. Grecia fue gobernada durante todo ese periodo de euforia financiera por Nueva Democracia, el equivalente al PP español. Un partido nacionalista y ultra conservador en lo moral y lo religioso que creó una máquina de poder y de redes clientelares para perpetuarse.
En 2010 un nuevo gobierno afloró el 10% del PIB en déficit oculto. Eurostat sólo ha sancionado en dos ocasiones por ocultación de déficit: a Grecia y la Generalitat Valenciana. Ambos con partidos de derechas pertenecientes al PP europeo que ha tenido la mayoría en el parlamento europeo desde hace 15 años. En Valencia la ocultación de déficit fue del 1% de su PIB. Por lo tanto, los del PP griego fueron diez veces más irresponsables que los del PP valenciano.
En enero de este año Syriza, una coalición de partidos de extrema izquierda, ganó las elecciones. Lo primero que hizo fue pactar con Anel, una escisión del ala dura de Nueva Democracia ultranacionalista, ultrareligiosos y antieuropeos. Hollande y Renzi tendieron la mano a Tsipras desde el principio pero optó por el conflicto como estrategia de negociación. Y consiguió ponerse en contra a los 18 socios europeos. Esto sólo lo habían logrado antes Putin y Gadafi.
Como hemos venido anticipando semanalmente desde entonces Grecia era una economía que estaba desangrándose. Cada día los griegos sacaban el dinero de sus bancos y buena parte de ese dinero salía del país. La fuga alcanza en 6 meses el 35% del PIB griego. ?Fuera del euro la economía habría saltado por los aires y habrían tenido que imponer un corralito hace meses, como sucedió en Argentina en 2001. Dentro del Euro el BCE ha evitado el corralito hasta ahora.
Sin acceso al BCE los bancos no podrán atender la fuga de depósitos. El Gobierno tampoco podrá atender sus vencimientos de deuda y el pago de intereses y el país volverá a entrar en impago tres años después del anterior. Los ingresos fiscales caerán y tendrá que incumplir sus promesas y aplicar recortes. Argentina, no pidió rescate al FMI y no anunció un ajuste fiscal. El tipo de cambio se depreció un 75% y el PIB se desplomó un 11%. Hubo corralito, 14 monedas en circulación y 20% de la población vivía del trueque ante la incapacidad para tener dinero para comprar alimentos, medicinas y productos de primera necesidad. Y lo más grave, la tasa de pobreza se dobló hasta máximos históricos del 55% de la población en 2002.
La deuda pública y privada griega es bono basura y sus bonos no sirven como garantía para conseguir préstamos en el BCE. Los bancos accedían con una línea de préstamos de emergencia con el aval del estado griego que a su vez tenía la doble garantía del rescate del fondo europeo ESM. Sin el rescate, el aval del estado griego sería insolvente y el BCE por estatutos no podría seguir financiando.
Esto es lo que ha activado este fin de semana Tsipras. El rescate vencía mañana martes, 30 de junio, pero el parlamento griego ha convocado un referéndum para el domingo 5 de julio. El BCE ha decidido congelar la línea de préstamo a bancos griegos. Por lo tanto, queda poco dinero para atender la fuga de depósitos y rellenar cajeros automáticos. El sábado se vieron colas en cajeros para retirar dinero y uno de cada tres estaban ya vacíos. Varios bancos no permitían hacer transferencias por internet alegando problemas informáticos. En el momento de escribir esta nota un banco griego ha filtrado que mañana empiezan unas vacaciones bancarias. Es el caso más extremo de corralito. En un corralito normal los bancos están abiertos y se pone un límite a la retirada de dinero diaria y/o mensual de cada depositante. En vacaciones se cierran los bancos y no se puede sacar nada.
El peor de los escenarios ya se ha activado. Como he explicado hasta la saciedad no hay medidas para frenar un pánico bancario salvo un corralito y controles de capitales. El problema es que se sabe cuándo se entra en una corralito pero no se sabe cuándo se sale. Y sobre todo no se sabe cuánto aumenta la restricción de crédito, el cierre de empresas, el paro y la pobreza. El frenazo de inversión y la destrucción de empleo en el tercer trimestre será brutal, como tras la quiebra de Lehman en otoño de 2008. La clave es cuánto tardan en estabilizar el sistema bancario y poner un suelo al cierre de empresas y a la destrucción de empleo.
El problema es que la democracia y la Unión Europea exige unos trámites que hacen que el proceso sea mucho más complejo. Tsipras ha anunciado el referéndum con nocturnidad y alevosía tras un consejo de gobierno extraordinario. Sus negociadores estaban reunidos con la Troika en Bruselas y se enteraron por el Twitter. Seguramente el riesgo era una crisis de gobierno y, lo que sería más grave, una rebelión interna en Syriza que pusiese en riesgo su continuidad como primer ministro.
El referéndum ya ha sido aprobado en el parlamento con el apoyo de los ultraconservadores de Anel y los nazis de Aurora Dorada. Y parece difícil que Tsipras anuncie ahora que lo desconvoca. Tsipras ha dicho que votará NO aceptar las medidas propuestas por la Troika. Si gana el SÍ se podría firmar la prórroga del rescate y que los bancos griegos vuelvan a acceder al BCE. Pero se abriría una crisis política y un posible adelanto de elecciones al ser el gobierno derrotado en el referéndum. Y nadie garantiza que el acuerdo pare la fuga de depósitos.
Todos perderían con la salida de Grecia del euro. Grecia sería la que más pues tendría un fuerte aumento de la pobreza. Luego Portugal, país más vulnerable al contagio. Después España e Italia. El primer impacto sería sobre la prima de riesgo y, de no pararse, provocaría de nuevo restricción de crédito, una tercera recesión y aumento del desempleo y de la pobreza.
Rajoy ahora es más prudente y defiende un acuerdo y se pone del lado de Hollande y Renzi. Lástima que no fuera más prudente en enero siendo el único presidente que visitó a Samaras en visita oficial con la bandera de España detrás de la foto oficial que tuvo impacto en todos los principales medios mundiales, especialmente en FT. Y en los últimos meses siendo uno de los países más duros en el Eurogrupo colaborando para llegar a la situación extrema en la que estamos hoy. La otra irresponsabilidad fue la de Pablo Iglesias subiendo al último mitin de campaña de Tsipras y diciendo "el cambio empieza en Grecia y luego llegará a España." Esa foto tuvo mucho mayor impacto que la de Rajoy y comenzó de nuevo la paranoia de 2010 de España es Grecia. El contagio en una unión monetaria con perfecta movilidad de capitales es inmediato, pero si encima provocamos el temor de los inversores con estos gestos políticos innecesarios el virus de la incertidumbre se propaga como la pólvora.
Tsipras debería aceptar la mano tendida de Francia e intentar recomponer las relaciones y el diálogo con los socios. Schaüble salió del Eurogrupo como un miura en los San Fermines. Los alemanes se lo han tomado como una afrenta personal después de cinco meses de negociación en los que han tenido la mayor paciencia desconocida desde 2010. Merkel ha calmado los ánimos, pero las tesis de Schaüble y el ala dura se ha impuesto y es evidente que han perdido 5 meses con Tsipras. Ellos son el principal contribuidor y si no ponen más dinero se acabó el juego.
Es posible que Tsipras haya cruzado el punto de no retorno. Pronto lo sabremos. Si al final Grecia no sale del euro y firma el rescate, la crisis financiera podría durar pocas semanas como la de Chipre en 2013. Si Grecia sale del euro estaríamos ante un Lehman Brother al cuadrado y además con la reestructuración de deuda con países, lo cual complica enormemente la solución.
El Eurogrupo sacó un comunicado el sábado, sin ministro griego presente, muy duro pidiendo a Grecia que aplique controles de capitales para garantizar la estabilidad de su sistema financiero. Y también diciendo que los cortafuegos del BCE, del ESM y del UFSF fondos europeos están preparados para evitar el contagio. Pero si empieza el ataque a Portugal y en Alemania comienza el debate en la opinión pública de que nuestros vecinos portugueses no están cumpliendo con el programa y cuestionando que continúen en el euro, sería el caos. Y cuando llega el caos, pierdes el control.
La incertidumbre es máxima y las pérdidas potenciales para los inversores serían cuantiosas en caso de salida de Grecia del euro. Por esa razón, esta semana deberíamos ver mucha tensión en los mercados con caídas de bolsas, aumento de las primas de riesgo y depreciación del euro contra el dólar?. La pasada semana, los mercados se la jugaron al acuerdo y se han equivocado como en la ruleta. Lo que sabemos los economistas es que las crisis financieras más duras son aquellas que no fueron anticipadas por los inversores. Y los veranos son propicios a las crisis al haber muchos inversores de vacaciones y menos liquidez en los mercados.
La clave es la reacción del BCE ahora que con su QE puede comprar deuda pública para frenar el contagio a otros países. Pero ni la Fed con toda su artillería pudo frenar el caos tras la quiebra de Lehman. Crucemos los dedos y esperemos que haya vida inteligente en Grecia, Bruselas y Frankfurt. Y esperemos que, pase lo que pase, el fondo europeo mantenga la ayuda humanitaria. Tras el caos generado por Syriza ahora es más necesaria que nunca.
José Carlos Díez, Economista