Ya sea por estudios, búsqueda de trabajo u otras necesidades personales, el número de españoles que residen en el extranjero ha aumentado en los últimos años: un total de 2.406.611 ciudadanos, según cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) para enero del pasado año. Si a esta circunstancia le sumamos que es probable que el lector tenga seres queridos procedentes de distintas partes del mundo, las razones para realizar envíos internacionales se multiplican. Pensemos en aquellas personas que conocemos durante becas como la Erasmus, viajes de negocios o proyectos fuera de España. A continuación, enumeramos los pasos para mandar un paquete más allá de nuestras fronteras y facilitar, así, el contacto con nuestros seres queridos.
En primer lugar, y como es lógico, el lector deberá decidir qué enviar. Esta no es una tarea fácil, y para efectuarla debemos reflexionar no solo sobre nuestros gustos personales, sino también acerca de las necesidades del destinatario. Por ejemplo, si un amigo acaba de mudarse a Inglaterra, seguro que agradecerá recibir su chubasquero favorito. En cambio, si es nuestra hermana la que ha debido partir apresuradamente para estudiar en una universidad extranjera, tal vez debamos remitirle documentos oficiales o un paquete de libros. Por otro lado, hay todo un grupo de artículos con que cumple una función emotiva y ayudan a superar la nostalgia: desde fotografías hasta cartas, pasando por regalos u objetos personales.
Una vez seleccionado el contenido del paquete, llegará el momento de comparar entre los servicios de distintos transportistas. Para ello, una buena idea es la de consultar las opciones de paquetería de Packlink.es, una web que coteja entre más de una decena de empresas de mensajería a nivel mundial. Su objetivo es ofrecer las soluciones que más se adaptan a los requisitos del usuario, clasificándolas por tiempo de entrega y precio. Basta con dirigirse a su portal online y completar la información básica: dimensiones, peso y direcciones de origen y recogida.
El tercer paso está relacionado con la preparación del embalaje. En este sentido, nos decantaremos por una de estas tres modalidades: sobres acolchados (para objetos pequeños y resistentes), sobres de catón (en caso de enviar documentos e impresiones) y cajas de cartón. Estas últimas son las más populares y empleadas para la mayoría de artículos, sea cual sea su tipología. Eso sí, conviene que nos hagamos con una caja adaptada al tamaño del objeto, así como proteger este con material de relleno (hojas de periódico, plástico de burbujas, etc.).
Por último, prestaremos especial atención a la etiqueta de identificación. En ella debe figurar el nombre y dirección del destinatario (incluido el código postal), y también los del remitente. De la misma manera, es recomendable conocer los documentos que se exigen para contratar el transporte a países extracomunitarios. Nos referimos a facturas proforma o comerciales, sobre las que nos asesorarán proveedores de referencia como Packlink.