Las villas rurales en Lanzarote: Una alternativa a los resorts

El cambio de rumbo del turismo en Lanzarote

1 de septiembre de 2025 (09:01 WEST)
Actualizado el 1 de septiembre de 2025 (09:01 WEST)
Playa de Lanzarote durante el verano

Durante décadas, la economía turística de Lanzarote ha estado marcada por el turismo de masas, con miles de veraneantes que acudían a los animados resorts de Playa Blanca, Puerto del Carmen y Costa Teguise mediante paquetes vacacionales. En 2024, la isla recibió la impresionante cifra de 3,4 millones de turistas, superando los 4 millones si se incluyen los cruceristas.

Este flujo se ha sostenido históricamente gracias a una amplia infraestructura hotelera y de apartamentos, parte de la notable capacidad turística de Canarias, que en 2018 superaba las 460.000 camas. El modelo de paquetes vacacionales, que entonces representaba el 59 % del turismo en el archipiélago, ha definido durante años la experiencia del visitante.

Sin embargo, el modelo empieza a mostrar signos de desgaste. Las crecientes preocupaciones por la "saturación turística" han avivado un debate urgente entre la población local, abordando cuestiones como la presión sobre recursos limitados, viéndose reflejada, por ejemplo, en cortes de agua en zonas rurales mientras los resorts permanecen ajenos, o el impacto ambiental del modelo actual. En este contexto, una alternativa gana cada vez más fuerza: el auge de los alquileres de villas rurales, que apunta hacia un turismo más sostenible y consciente.

 

El atractivo de las villas rurales: por qué cada vez más viajeros huyen de los resorts

Muchos viajeros, en busca de autenticidad y conexión local, están optando por alojarse en villas rurales en vez de en complejos turísticos. En pueblos como Haría o Teguise, estas estancias permiten un contacto directo con mercados tradicionales, gastronomía local y pequeños comercios, favoreciendo un turismo más responsable que impulsa la economía local. Iniciativas como Lanzarote Retreats promueven activamente este modelo.

La tranquilidad y la intimidad son otras de las grandes motivaciones. Rodeadas de paisajes volcánicos y viñedos, las villas rurales ofrecen una experiencia relajada y alejada de las masas, algo muy valorado por quienes buscan descanso y privacidad.

Además, su ubicación cercana a espacios naturales emblemáticos tales como el Parque Nacional de Timanfaya, los acantilados de Famara o los viñedos de La Geria, facilita el hacer actividades como senderismo, ciclismo o simplemente disfrutar del paisaje. También permiten una aproximación más íntima a la obra de César Manrique, cuya integración del arte y la naturaleza sigue siendo clave en la identidad visual de la isla.

La libertad de organizar el día a día, cocinar al gusto o explorar sin prisas hace que las villas rurales resulten especialmente atractivas para familias, grupos o viajeros que desean sentirse “como en casa”.

 

Resorts en Lanzarote: comodidad, pero con limitaciones

 

Alojarse en un resort sigue siendo una opción cómoda y sin complicaciones para muchas familias. Ofrecen paquetes con todo incluido, actividades, piscinas y acceso cercano a las playas más populares. No obstante, este tipo de alojamiento tiende a ofrecer una experiencia más plana e uniforme, menos conectada con la cultura y el entorno local.

Además, aunque a simple vista parezcan opciones económicas, los costes pueden incrementarse con extras o excursiones no incluidas en el paquete. En el primer trimestre de 2025, el gasto medio diario por turista en Lanzarote alcanzó los 185,84 €, siendo el alojamiento una parte significativa. Así, una villa que inicialmente parece más cara puede terminar ofreciendo mejor relación calidad-precio, especialmente si se aprovechan el autoservicio y la cercanía a experiencias locales.

Comparativa económica y vivencial: villas rurales vs. resorts

Elegir entre una villa rural y un resort implica valorar tanto el presupuesto como el tipo de experiencia deseada. Las villas pueden costar entre 65 € y más de 250 € por noche, pero en grupos el coste por persona se reduce, y la posibilidad de cocinar ahorra en comidas. Por su parte, los resorts suelen rondar entre los 150 y los 418 € por noche, y los costes adicionales pueden acumularse incluso en paquetes todo incluido.

En términos medioambientales, las villas tienden a generar un menor impacto y a beneficiar directamente a la economía local. En cambio, los resorts suelen requerir más recursos y contribuir a la masificación. Como Reserva de la Biosfera desde 1993, Lanzarote busca equilibrar turismo y conservación, limitando el número de camas turísticas e intentando responder a las crecientes protestas sociales ante el desarrollo descontrolado. Optar por una villa rural se alinea con una forma de viajar más respetuosa y consciente.

Hacia un nuevo modelo turístico para Lanzarote

El creciente interés por las villas rurales refleja una clara evolución hacia un turismo más sostenible y auténtico. Y es también una necesidad urgente ante las cada vez más frecuentes protestas contra el turismo de masas en Canarias. El 16 de junio de 2025, por ejemplo, tuvo lugar una manifestación frente a un hotel de lujo en Tenerife, síntoma de la creciente tensión entre el aumento turístico y la calidad de vida local.

En definitiva, para quienes desean descubrir la esencia de Lanzarote, conectar con su cultura y contribuir a su futuro, una villa rural no solo es una opción distinta, sino una oportunidad inigualable.

 

 

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