Los restos del huracán Leslie desde América provocaron la aparición de tres nuevas especies de aves raras en España: un picogrueso pechirrosado (Pheucticus ludovicianus) y un vireo gorjiamarillo (Vireo flavifrons) en Canarias, y una reinita de Tennessee (Oreothlypis peregrina) en Asturias.
La observación de estos paseriformes llegados desde el otro lado del Atlántico es un fenómeno muy poco habitual en España, según ha informado el Grupo de Trabajo de Aves Raras de la organización SEO Bird Life, que indica en un comunicado que en total ha incorporado siete nuevas especies al listado nacional de rarezas.
Entre ellas se encuentra el papamoscas del Atlas (Ficedula speculigera) y la garceta piquicorta (Ardea brachyrhyncha).
Son parte de los datos incluidos en el informe El estado de las aves de España 2024 que SEO/BirdLife presenta este miércoles en sus Jornadas Ornitológicas 2025, en las que muestra el conocimiento más actualizado sobre la situación de la avifauna española.
El documento recoge los resultados de los trabajos realizados durante 2024 en los programas de seguimiento, censos nacionales, programas Paser y Migra, revisión de IBA y del Libro Rojo de las Aves de España, así como los logros de los diferentes grupos de trabajo de SEO/BirdLife, haciendo una radiografía precisa del estado de conservación de estas especies.
Así, los programas de seguimiento Sacre (primavera), Sacin (invierno) y Noctua (nocturnas), basados en ciencia ciudadana, evidencian una caída generalizada de las poblaciones de las aves.
Las nocturnas presentan el peor estado de conservación, encontrándose más de la mitad de ellas en declive y ninguna en aumento. En primavera, el 43 % de las especies presenta declive de sus poblaciones con respecto a 1998.
Afortunadamente, en invierno parece que la situación no es tan crítica, estando el 66% de las especies en situación estable o favorable.
Muchas especies ampliamente distribuidas y con alta presencia en las muestras presentan tendencias negativas.
El gorrión común, con más de 1.000 muestreos en primavera y más de 800 en invierno, evidencia un declive moderado en ambos periodos.
Lo mismo ocurre con el vencejo común, el serín verdecillo y el jilguero europeo, todos ellos con abundante presencia y tendencias descendentes.
El análisis conjunto de los datos por hábitat revela que las aves de medios agrícolas y arbustivos son las que presentan mayores signos de regresión, especialmente durante la primavera, cuando las poblaciones muestran descensos sostenidos.
En invierno, aunque algunas especies agrícolas experimentaron recuperaciones puntuales, la tendencia general también es negativa. Por el contrario, los hábitats forestales destacan por una evolución positiva en primavera, con poblaciones en crecimiento, mientras que en invierno se observa una mayor variabilidad, sin llegar a valores preocupantes.
En los entornos urbanos, las aves muestran una notable capacidad de adaptación: sus poblaciones se mantienen relativamente estables o en ligero aumento en primavera, y aunque en invierno se detectan oscilaciones más marcadas, no se evidencian caídas prolongadas.










