Víctor Guadalupe fue segundo y Alejandro Oliva, tercero

García Viñoly se impuso en la Subida al Castillo de Teguise

El joven corredor Francisco José García Viñoly, del Club Santa Cruz Cajacanarias, se hizo el pasado sábado con la victoria en la edición 2011 de la Subida al Castillo, recorriendo en poco más de 5 minutos ...

5 de septiembre de 2011 (20:18 CET)
García Viñoly se impuso en la Subida al Castillo de Teguise
García Viñoly se impuso en la Subida al Castillo de Teguise

El joven corredor Francisco José García Viñoly, del Club Santa Cruz Cajacanarias, se hizo el pasado sábado con la victoria en la edición 2011 de la Subida al Castillo, recorriendo en poco más de 5 minutos los dos empinados kilómetros que desembocan en la más antigua fortaleza de Canarias, el Castillo de Santa Bárbara.

El Departamento de Deportes del Ayuntamiento de Teguise organizó un año más este encuentro, al que acudieron una docena de jóvenes. En una tarde veraniega de sábado, la prueba se desarrolló sin incidencias.

La carrera fue controlada desde las proximidades del Ayuntamiento hasta la barrera de la montaña de Guanapay y desde allí, a pleno rendimiento hasta alcanzar la cima. Entre los participantes se pudo ver también a Jorge Quintero, concejal de Deportes, que no quiso perderse la cita que promovía su área.

García Viñoly (0:5:50) y Víctor Guadalupe (0:5:55) fueron los dos primeros clasificados. Realizaron gran parte de la subida a la par, aunque en los metros finales, García Viñoly aceleró el ritmo y se distanció ligeramente del que había sido su compañero de carrera. Medio minuto después entró el tercer clasificado, Alejandro Oliva Hernández (0:6:27), del Club Clator.

Cada uno de los corredores tenía una motivación particular a la hora de afrontar la prueba. Algunos atletas simplemente querían pasar una tarde diferente, mientras otros perfilaban, por ejemplo, su puesta a punto para intervenir en la próxima Haría Extreme.

El concejal Jorge Quintero catalogó positivamente este encuentro promocional, en el que reinó el buen ambiente y en el que el Castillo de Santa Bárbara sirvió de excelente epílogo.

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