EFE
Las primeras noticias de los hechos se tuvieron sobre las 10.30 horas, cuando un vecino avisó por teléfono de que en su calle "una persona se encontraba malherida con abundante pérdida de sangre" y acudió una patrulla de la Guardia Civil que halló "tumbado en la acera a un joven varón menor de edad que fue trasladado urgentemente en un vehículo de la Policía Local hasta el Centro de Salud".
Allí, no obstante, sólo se pudo certificar su muerte, según explicó la Guardia Civil.
El Centro de Salud de Agaete, un tranquilo pueblo con sólo 5.610 habitantes de derecho según informa la página web de su Ayuntamiento, se convirtió desde ese momento en punto de reunión de familiares, amigos y vecinos de víctima y agresor, que coincidieron en destacar que el enfrentamiento entre ambos hermanos era antiguo y conocido por todos.
De hecho, muchos habitantes de la zona relataron que, tras apuñalar en su domicilio familiar a la víctima mortal, identificada como Yerobe M.G., su agresor salió a la calle y, antes de anunciar que pensaba entregarse a la policía, dijo que había matado a su hermano porque "ya no podía más". Además, el alcalde de la localidad, Antonio Calcines, confirmó que el menor muerto estaba en situación de desamparo declarada hacía años por el Ayuntamiento, que instó al Gobierno Autónomo a intervenir en su familia, formada por un abuelo y una madre incapaces de velar por sus cuatro hijos conforme a su versión. En esa línea relató que Yerobe M.G. había pasado un tiempo en un centro de acogida del que volvió a salir pese a la opinión de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de que no era conveniente, y que él y su hermano habían protagonizado en una ocasión anterior otra riña "sonada" que se saldó con la intervención de la Policía Local, que instruyó las correspondientes diligencias.
"Todo ello fue comunicado en su momento a la Dirección General del Menor" del Gobierno Autónomo, aseguró el alcalde, que recalcó que, en reiteradas instancias presentadas ante dicho organismo, el Ayuntamiento demandó una actuación rápida para este caso, por entender que se trataba de "una situación grave".
En esa línea relató que los menores carecían de una tutela adecuada, por ser parte de una familia integrada por una madre soltera con unas circunstancias de vida problemáticas que tenía cuatro hijos, el mayor de ellos el fallecido, con los que sólo residía de forma intermitente, mientras que el resto del tiempo les dejaba en la casa del abuelo, un señor viudo y mayor. Como conclusión de lo expuesto Antonio Calcines apuntó a lo previsible del suceso de ayer, en la medida en que la de los hermanos -dijo- era "una situación de la que nosotros estábamos advirtiendo desde hace años lleva años".