La persecución de personas negras, arrestos masivos contra migrantes y detenciones sin recibir comida, palizas y hasta torturas sirven a las fuerzas de seguridad de Mauritania para evitar que las personas se embarquen de forma precaria desde este país de África Occidental hasta Canarias. Así lo denuncia un informe de Human Rights Watch, publicado este pasado miércoles, que resalta que estas fuerzas de control reciben financiación y materiales de la Unión Europea y de España para contener los flujos migratorios hacia el continente, a pesar de que continúan "violando los derechos humanos" y siendo Canarias su principal ruta de entrada.
Entre enero y el 15 de agosto de este año, arribaron a España un total de 22.040 personas migrantes en embarcaciones precarias, un descenso del 29,3% con respecto al año anterior, cuando llegaron a las islas Canarias 31.155 personas. La mayor caída del país, un 46,7%, se produce en la ruta migratoria canaria, con 11.883 llegadas este 2025, frente a las 22.304 del pasado año, según datos del Ministerio del Interior.
Mauritania está localizada en la frontera sur del Sáhara Occidental, ocupado por Marruecos, limita al noreste con Argelia, al este con Mali y un tramo al sur con Senegal. Por su ubicación geográfica, Mauritania es un país de tránsito para las personas migrantes que parten de África Central, también para solicitantes de asilo y refugiados, mayormente malienses que huyen del conflicto armado que escala desde hace años en el país.
Habitualmente, los cayucos de colores y las pateras salen desde las ciudades mauritanas de Nouadhibou, muy cerca del Sáhara Occidental, o de Nouakchott, la capital del país. Para evitar su salida del país, el pasado 2024, la Unión Europea entregó 210 millones de euros al gobierno de Mauritania para contener la migración, como parte de su plan para externalizar las fronteras europeas y desplazarlas hasta terceros países. Con una práctica que ya se ha realizado con otros países como Turquía o Marruecos. A comienzos de 2025, la organización no gubernamental señala un aumento de las detenciones y expulsiones masivas de migrantes desde Mauritania a los países fronterizos de Senegal y Mali.
Sin embargo, la represión en territorio mauritano existe desde antes de sellar ese acuerdo. Prueba de ello es que Human Rights Watch ha documentado entre 2020 y 2025 diferentes violaciones de los derechos humanos ejercidos contra adultos y niños que llegan desde otros países africanos para embarcarse hacia Europa.
Violaciones, arrestos y detenciones masivas de las fuerzas mauritanas
"Me desnudaron y me golpearon. Me aplicaron descargas eléctricas", declaró uno de los supervivientes a Human Rights Watch. "Dijeron que estaba ayudando a la gente a ir a España", continuó.
La organización denuncia que las personas migrantes que se refugian en el país sufren torturas, violaciones, acoso sexual, detenciones, arrestos arbitrarios y expulsiones masivas por parte de agentes de policía, guardias costeros, marines o gendarmes.
Así pues, señala que las personas entrevistadas denunciaron que sufrieron discriminación racial en el proceso y que las fuerzas de seguridad del país violaron, torturaron y apalizaron a, al menos, 43 personas.
Las expulsiones masivas de personas "están prohibidas por la legislación internacional y regional africana", recuerda el colectivo. A pesar de ello, denuncia que en Mauritania se producen frecuentemente sin atender a casos individuales ni velar por un proceso con garantías. "Pueden violar el derecho a solicitar asilo y el derecho a salir de cualquier país", continúa el informe. Al mismo tiempo, señala que hay personas que han sido incriminadas con "cargos falsos" acusadas de contrabando con migrantes.
A ello se suma que los mauritanos blancos, descendientes de árabes y bereberes, siguen ocupando los puestos de seguridad y de poder en el gobierno, mientras continúan discriminando a las personas negras, entre ellos a haratines y afromauritanos.
Human Rights Watch ha denunciado que las personas detenidas en Mauritania han sido expulsadas a "zonas remotas" a lo largo de las fronteras con Mali y Senegal, donde la ayuda es limitada. A lo que se suma, que el conflicto armado en Mali los ha puesto en riesgo.
Más de 147.000 migrantes en cuatro años, en la ruta más mortal
Entre los años 2020 y 2024, han llegado a Canarias alrededor de 147.000 personas migrantes en neumáticas, pateras y cayucos. A lo que se suman otras 11.300 personas que han arribado en embarcaciones precarias en la primera mitad de 2025.
Mientras tanto, las estimaciones de cuántas personas han perdido la vida durante estos años sitúan las cifras de muertos entre los 4.300 hasta llegar a los 24.800. A lo que se suman decenas de miles de personas que han sido bloqueadas por las fuerzas mauritanas, marroquíes, senegalesas o gambianas, financiadas por fundaciones de la Unión Europea y con ayuda de las patrullas españolas desplazadas a Senegal y Mauritania.
Para frenar las llegadas, el Gobierno de España también ha desplegado a un centenar de miembros de la Policía Nacional y la Guardia Civil en tres países africanos: Mauritania, Senegal y Gambia.









