El cantante y pianista lanzaroteño Jorge Caluz (Playa Honda, 1999) es una de esas personas que irradian luz solo con su personalidad. A pesar de tener una discapacidad visual de nacimiento, un porcentaje de visión del 10%, su vida ha estado marcada por la superación diaria y su capacidad para reírse de sí mismo y afrontar los retos con humor. A través de parodias de canciones y vídeos en sus redes sociales como Instagram y TikTok, el joven transforma muchos temas con letras como si las hubiera escrito una persona ciega.
A pesar de que Jorge Cabrera, su nombre real, tiene algo de visión y reconoce las caras de las personas, cuenta que "ve a través de un túnel", lo que reduce su campo de visión considerablemente. Esta discapacidad visual no fue impedimento para que con solo cinco años comenzara a tocar el piano. "Los profesores me iban leyendo las partituras y cuando me fui a estudiar fuera de la isla tuve que remediármelas para leerlas, y lo que hice fue ampliar en la pantalla del ordenador las partituras para aprendérmelas de memoria", cuenta.
Sin embargo, esto se complica porque al tener que ampliar tanto las partituras, tarda mucho más tiempo en leerlas, pero como dice él, "como toco más música soul o pop es mucho más fácil sacarlas solo de oído".
Además, su pasión por la música le llegó a ser seleccionado para representar a España en la final del International Low-Vision Song Contest (ILSC) 2024, un certamen que promueve la creatividad de músicos ciegos o con discapacidad visual grave. Actualmente, trabaja en hoteles con un dúo musical donde deleita a los huéspedes con su talento.
Canciones parodia para divulgar la discapacidad visual desde el humor
Su talento, personalidad y pasión por la música le ha llevado a grabar y subir versiones de canciones a redes sociales con el objetivo de "conseguir seguidores que consuman la música que me gustaría lanzar". Sin embargo, durante este proceso se dio cuenta que también le gustaba la divulgación sobre la discapacidad visual.
"Creo que es algo necesario y, sobre todo, hacerlo desde el humor porque la discapacidad es algo que está estigmatizado y muchas veces las personas con discapacidad nos victimizamos a nosotros mismos, aunque es algo legítimo también enfadarse y quejarse, pero quiero reivindicar desde el humor y que la gente conozca la realidad de esta condición de mi caso en concreto", explica.
En este sentido, el artista ha querido combinar su faceta como músico con la parte de su discapacidad que le hace más único. "Combinar humor, reivindicación y música", apunta.
Esta divulgación hace que la sociedad comprenda cómo vive una persona con discapacidad visual e invita a que reflexione. Preguntar es vital para entender a los demás. "Abogo porque la gente me pregunte, a mí no me importa que me pregunten y lo hablo de la manera más natural posible, siempre y cuando sea desde el respeto", recalca.
"Muchas personas dan por hecho muchas cosas de la discapacidad y creo que lo importante es asumir tu ignorancia si no tienes un caso cercano y preguntar con cautela y con respeto, yo encantado de que la gente pregunte lo que quiera, hasta la cosa más evidente", continúa.
El día a día con discapacidad visual
Durante su rutina diaria, el joven, como muchas otras personas con algún tipo de discapacidad, se encuentra con obstáculos que dificultan su movilidad y su autonomía. En el caso de Jorge, que sale a la calle con su bastón, el transporte es uno de ellos. "Yo no tengo carnet y aunque haya guaguas, si quieres ir a un pueblo o zonas más lejanas es difícil y una limitación bastante grande", manifiesta.
Por otro lado, y aunque recalca que aquí no ocurre tanto, las aceras también suponen un problema. "Estuve viviendo en Creta y en las aceras no había casi bordillo y me daba miedo salir solo porque si no había aceras tenía que ir por la calle y estar pendiente de que no me atropellaran", recuerda. A la hora de salir a la calle, Jorge combina el uso del bastón con lo que ve.
En su día a día en casa, muchas de las cosas cotidianas que la mayoría de nosotros tomamos como normal, para Jorge se convierten en un reto. "Usar la vitrocerámica, por ejemplo... cuando vivía en Madrid ponía pegatinas en los botones porque yo no los podía ver para encenderlos", declara.
Según aparecen los problemas, el joven los va solucionando como puede, aunque la ONCE supone también una gran ayuda en este sentido, ya que cuenta con diferentes herramientas que facilitan muchas tareas.
El cambio en las rutinas para las personas con discapacidades como la visual suponen un gran inconveniente, como puede ser cambiar los platos de lugar en la cocina o la presencia de una obra nueva en una calle por la que la persona pasa habitualmente. "Yo siempre tengo todo ordenado y si me cambian algo, luego me cuesta mucho encontrarlo, o cuando dejan una puerta o ventana entreabierta, que me choco con ellas", cuenta entre risas.
Anécdotas a las que se ha enfrentado
A lo largo de su vida, el joven se ha encontrado con situaciones incómodas en las que su discapacidad ha sido el eje central. Una de ellas, según contó en uno de los vídeos publicados en sus redes sociales, ocurrió cuando acudió a una peluquería en Madrid. En ese momento, no llevaba el bastón porque lo acompañó un amigo.
"Me fui a sentar en la silla pero como no la veía me acompañó mi amigo y el peluquero se quedó bastante sorprendido, por lo que le dije que tenía una discapacidad visual y que veía muy poco", cuenta. "En un momento determinado le pedí un pañuelo de papel para sonarme y me extendió la mano para dármelo para que lo cogiera y yo no me di cuenta al principio. Como tardé tanto en cogerlo, me preguntó que si de verdad no veía", continúa.
A pesar de las explicaciones, notaba la incomodidad del peluquero. "Cuando me fue a lavar la cabeza, mi amigo se levantó y me ayudó a ir hasta el lavabo, pero en ese momento me dijo cosas como que si no veía nada y que cómo podía estar así con mi edad", relata. Asimismo, le preguntó por qué no usaba gafas. "Era como si me echara la bronca por no ver, estaba impactado porque nunca me había hablado nadie así por mi discapacidad", dice.
Otra de las anécdotas también ocurrió en Madrid, cuando acudió a un centro de salud durante la pandemia del covid. "Después de esperar mi turno, fui al mostrador y la chica me preguntó qué me ocurría de forma bastante antipática. Tuve que ir al baño para una muestra de orina pero yo no veía dónde estaba y le pedí si alguien me podía acompañar. Yo di por hecho que ella había visto el bastón, pero creo que no se dio cuenta y en ese momento me dijo que cómo me iba a acompañar alguien al baño en plena pandemia", cuenta.
En ese momento, un señor se dio cuenta de la discapacidad de Jorge y lo acompañó al baño. "La chica empezó a encararse con el señor y otro administrativo se dio cuenta de mi discapacidad. Me dijo que su compañera no se había dado cuenta que tenía bastón pero yo le dije que esas no son maneras de tratar a nadie, fuera o no fuera ciego", concluye. Más tarde, la administrativa se disculpó con él.
Sin embargo, en otras ocasiones, su discapacidad le ha llevado a saltarse colas de espera sin esperarlo ni pedirlo al verlo con el bastón.








