El año pasado, gentes de todos los rincones de la Isla pasaron por Mancha Blanca para rendirle su mejor homenaje a la patrona

GALERIA DE FOTOS: ROMERIA LOS DOLORES 2005

Fotos: Sergio Betancort.- Allí vieron a la Virgen de Los Dolores, la que cuentan que paró las erupciones del volcán y a la que cada año se le ofrecen alimentos que luego se destinan a Cáritas y otras ...

19 de septiembre de 2005 (22:51 CET)
GALERIA DE FOTOS: ROMERIA LOS DOLORES 2005
GALERIA DE FOTOS: ROMERIA LOS DOLORES 2005

Fotos: Sergio Betancort.- Allí vieron a la Virgen de Los Dolores, la que cuentan que paró las erupciones del volcán y a la que cada año se le ofrecen alimentos que luego se destinan a Cáritas y otras organizaciones no gubernamentales.

Es la gran fiesta de la Isla. Es la gran romería y nadie se la puede perder.

El fin es el mismo y el proceso similar. Vestirse con el traje típico e iniciar la larga caminata hasta la pequeña localidad. Una vez llegados a Mancha Blanca descansar, ver a la Virgen, rezarle, agradecerle, emocionarse ante su imponente imagen.

Los más fiesteros se quedarán hasta la verbena, el resto volverá como buenamente pueda. Pero el esfuerzo merece la pena. Es una jornada de cansancio y sufrimiento pero en el que todos participan. Bebés, niños, adolescentes, jóvenes, adultos y mayores, en familia o con los amigos, nadie quiere perderse uno de los días más intensos que se vive en la Isla. Luego quedará el domingo para descansar.

A su manera

Si cada maestro tiene su librillo en la romería de la Virgen de Los Dolores cada romero tiene sus propias reglas. En primer lugar el horario. Hay quienes prefieren salir de madrugada. Todavía no ha salido el sol pero bajo las estrellas se camina más ligero. Con paso firme se inicia el camino. Desde La Graciosa hasta Playa Honda, desde Arrecife hasta Famara, desde cualquier rincón de Lanzarote un grupo de romeros inicia la marcha. Durante el trayecto se unirá a otros y así un goteo constante de personas inunda las carreteras.

Otros, sin embargo, prefieren caminar con la luz. Las vistas son más impresionantes y los sombreros, que ahora pueden resultar curiosos, tienen una gran utilidad. Tapan del sol, como hacían los antiguos campesinos cuando realizaban las labores de campo. Poco a poco recorren los mismos caminos y, aunque el cansancio hace mella, lo importante es llegar hasta la ermita. Llega la noche y, aunque parezca increíble, todavía hay romeros en los senderos.

Un año más han cumplido con esa larga tradición

Son los más jóvenes y prefieren la oscuridad para hacer el camino. Apenas se ve y se guían más por los faros de los vehículos que pasan por las carreteras. Finalmente todos llegan a su destino. Ante sus ojos la Virgen de Los Dolores ataviada con su manto negro y sus lágrimas en los ojos. Muchos no pueden contener el llanto de la emoción, de ver la cara de sufrimiento de su patrona, de mostrarle su respeto. Un año más han cumplido con esta larga tradición que ha pasado de padres a hijos durante muchos años.

El buen romero también debe saber proveerse de alimentos. La jornada es larga para todos y de vez en cuando hay que detenerse a descansar, siendo el mejor momento para disfrutar de los típicos productos canarios. Pejines, bocadillos, la bota de vino o licores son parte de los componentes que debe llevar el caminante en su mochila.

Puntos de avituallamiento

Los menos prevenidos pasan por los puntos de avituallamiento. Allí reciben una bolsa con agua, un bocadillo y una pieza de fruta. Un lugar en el que los peregrinos suelen parar para descansar. A la sombra del Monumento del Campesino se ve a muchos caminantes. Algunos llevan horas recorriendo la Isla. Por eso aprovechan para tomar un respiro. Unos cuentan que hacen el camino por devoción a la Virgen de Los Dolores. Otros se decantan por la vertiente lúdica de la fiesta. Pero todos tienen un gran respeto por la patrona. Por eso al rato vuelven a ponerse en pie. Quedan muchos kilómetros pero cada paso supone estar más cerca de la Virgen.

El camino es cansado pero al mismo tiempo se convierte en una fiesta. Unos grupos se unen a otros. Personas desconocidas comparten comida y bebida. Hay quien se ha pasado la noche preparando dulces típicos para compartirlos con los romeros que encuentre a su paso. Otros te ofrecen algo de beber. Durante un día toda la Isla está unida en su fiesta grande.

Punto común

La llegada a la Plaza de Los Dolores es espectacular. Una vista aérea permite ver una multitud de colores. Miles de personas ya están en Mancha Blanca. Están cansados y se sientan donde pueden. Charlan y comentan las incidencias del camino. Algunos tienen ampollas en los pies pero ya da lo mismo. La zona es un continuo ir y venir de gente. Muchos se felicitan por haber llegado un año más hasta la ermita. Durante todo el día las puertas del templo están abiertas.

Una larga cola es señal de la devoción de los fieles por la Virgen de los Volcanes. Tras descansar es el momento de vivir la fiesta. Al medio día en los ventorrillos de la plaza no cabe ni un alfiler. Es el mejor momento para reponer fuerzas y descansar antes de la llegada de las ofrendas. Poco a poco llegan más romeros que se unen a la fiesta. Otros aprovechan el tiempo para ver la feria, montarse en los cochitos o visitar la feria de artesanía. Cada vez quedan menos horas para el momento cumbre de la fiesta.

Aplausos para la Virgen

Son las seis de la tarde en punto. Unos momentos antes la puerta de la ermita se ha cerrado para dar los últimos retoques a la Virgen. Muchos ya están concentrados en la Plaza. De pie o sentados en las sillas dispuestas para la ocasión nadie quiere perderse la salida de la patrona. Se abren las puertas y poco a poco la Virgen de Los Dolores ve la luz. La gente estalla en aplausos ante su Virgen que es posada a la puerta de la ermita.

Cinco horas de ofrenda

La ofrenda no se hace esperar. Ante la patrona desfilan las carrozas de las distintas localidades de Lanzarote. Ataviadas con elementos característicos de cada zona como la vela de un barco o las palmas y flores vienen con vecinos de cada pueblo. Ellos serán los encargados de dejar a los pies de la Virgen sus ofrendas. Comida que luego se llevará a Cáritas y otras organizaciones no gubernamentales. Los romeros se paran ante la impresionante talla, se santiguan y rezan.

Otros le cantan folías y otros cantos típicos de Canarias. En el continuo pasar de gente también hay agrupaciones folclóricas que bailan ante la patrona de Lanzarote. De vez en cuando se escuchan los aplausos de quienes no pueden contener la emoción de ver los regalos que le hacen a la Virgen de Los Dolores. Son muchos los que quieren pasar ante la imagen. Por eso la ofrenda termina a las once de la noche. Durante cinco horas gentes de todos los rincones de la Isla están en Mancha Blanca para rendirle su mejor homenaje a la patrona. Tras el acto la Virgen vuelve a su templo del que no volverá a salir hasta el próximo año.

Las caras de cansancio son visibles en el rostro de los romeros. Algunos acuden a ver el baile del romero. Otros aprovechan para cenar y descansar ante una noche de fiesta. El resto comienza el camino de vuelta, aunque en la mayoría de los casos utilizarán algún medio de transporte.

Llegar a casa es sinónimo de descanso. El sueño se cierne sobre todos pero la alegría es mucho mayor. Dentro de doce meses se volverán a vestir con los trajes típicos, prepararán las viandas e iniciarán el camino. Sólo queda decir una cosa. Romeros y romeras. ¡Viva la Virgen de los Dolores!

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