Dentro del camping de Papagayo, un verano en una casa sobre ruedas: "Descubres que te sobran tantas cosas"

Los veraneantes en el Monumento Natural de los Ajaches piden que este espacio permanezca abierto todo el año y denuncian cortes de luz durante el día, así como el mal estado de la carretera

19 de julio de 2025 (09:42 WEST)
Camping de Papagayo. Foto: Juan Mateos.
Camping de Papagayo. Foto: Juan Mateos.

El traqueteo de los coches levanta polvacera. Se escucha el crujir del jable y las piedras bajo las ruedas al cruzar la barrera de entrada al Monumento Natural de Los Ajaches. Ese sonido y el vaivén del vehículo persiste durante todo el camino. Los tres primeros desvíos conducen a las diferentes playas de Papagayo, pero al seguir el camino existe un lugar en el que se puede pernoctar legalmente en plena naturaleza, el camping de Papagayo

La zona de acampada, que tiene capacidad para 250 casetas y caravanas, está a la mitad de su ocupación en un lunes de julio, pero durante los fines de semana suele colgar el cartel de completo. En este espacio reservado para autocaravanistas y casetas de campaña, el termómetro marca veinticinco grados. Las líneas de cal separan las parcelas destinadas cada familia o grupo de amigos y dentro de ellas pueden montar sillas y mesas con vistas al enclave paradisíaco de la Caleta del Congrio.

Las vacaciones en familia con la casa a cuestas es la opción que contemplan quienes buscan poder desplazarse libremente cada día, pero también quienes eligen alojarse por una larga temporada. Este espacio es la única zona habilitada en Playa Blanca para instalar una terraza improvisada en el exterior desde que despunta el sol hasta que anochece y una de las pocas zonas de acampada de toda la isla.

Roberto Perdomo, conejero de nacimiento, es uno de los autocaravanistas que disfrutan del mes de julio en Papagayo. Ha recorrido Europa y la Península sobre ruedas en estos últimos siete años. Con el paso del tiempo, “te acostumbras a vivir con un poquito menos, te das cuenta que te sobran tantas cosas”, reconoce durante una entrevista con La Voz.

Roberto nunca antes había veraneado en el camping de Papagayo, donde el día a día transcurre alejado de los estrictos horarios de la rutina. “Levantarnos cuando el ojo abre, un día a las diez, un día a las ocho, caminar, la playita, los chiquillos, atender a la familia y después estar relajado, convivir con algunos vecinos”, expone. Además, de ser un punto de desconexión, este espacio sirve para muchos como un lugar para socializar y conocerse. En cuanto a la gente que elige esta forma de vacaciones, asegura que “suele ser muy sensible, muy cuidadosa, muy respetuosa, muy solidaria”, además defiende que el personal es “muy servicial”. Sin embargo, no todo es perfecto en este espacio.

 

Denuncian los problemas con la luz

Los visitantes del camping entrevistados por La Voz denuncian la falta de un uso eficiente de la energía. "Estamos en Lanzarote, Reserva de la Biosfera, un sitio espectacular, pues hombre no tires de motor", continúa este lanzaroteño, quien pide apostar por las placas solares para suplir el uso de combustibles fósiles en este espacio protegido y no por motores.

Así pues, exponen que aunque inicialmente la luz en el camping de Papagayo está garantizada entre las 10.00 horas de la mañana a 23.00 de la noche, suele sufrir interrupciones también en ese tramo. A partir de esa hora, solo hay luz en baños y zonas comunes, según han informado fuentes del Cabildo de Lanzarote a este medio.

 

Los reencuentros extraescolares

Otra de las vecinas de Lanzarote que pasa unos días en el camping de Papagayo es Eva Armas. Su marido compró una roulotte pensando en que su nieto pudiera disfrutarla. Ahí, el pequeño puede disfrutar junto a la hija de otra vecina de la acampada Loreto Viñoly. Los menores, además de compartir lugar de vacaciones, también son compañeros de clase. 

Ambas familias acordaron desde Semana Santa volver en verano. Esta vez, estos abuelos repiten la experiencia con su nieto durante un mes, mientras que Loreto y su hija estarán cinco días en julio y otros tantos en agosto en una caseta.

Sobre su estancia en el lugar, exponen que la carretera de entrada a las playas de Papagayo “está peor ahora” que cuando estuvieron hace unos meses, pero agradecen que al menos “el baño no lo están cerrando”, como dicen que sí ocurría en abril. Además, señalan algunos problemas de convivencia. Por ejemplo, música alta a deshoras y algunos perros que corretean sueltos fuera del recinto, incumpliendo las normas. 

 

Las tiendas de campaña, una alternativa a las caravanas

Las tiendas de campaña son la alternativa escogida por una de las hermanas Nuez para veranear en la isla. Procedentes de Gran Canaria, viajan juntas con sus hijas después de ocho años. Una de ellas tiene una autocaravana, pero la otra, Acidalia ha escogido pasar estas vacaciones de verano en una caseta de campaña. Frente a la comodidad de las roulotte, expone que en las casetas de campaña la experiencia es diferente. "Estás más expuesta, totalmente a la naturaleza, estás más tiempo fuera, el menú que te traes es diferente porque ya no vas a cocinar porque no tienes la misma infraestructura”, explica.

El desafío lo encontraron el día que montaron la caseta. "Teníamos problemas con la caseta nueva, que son dos en una, y un vecino paró con su bebé y su mujer y nos ha montado la caseta”, celebran durante una conversación en el campamento. 

Ambas ven la estancia en estas tiendas de campaña como una oportunidad para escapar de la tecnología y del día a día. "No te vas a poner a encender ningún aparato, no tienes esa parte de estar conectados constantemente, te conectas con tus compañeros de viaje y con la naturaleza”, dice Acidalia.

Con respecto a la convivencia en “un espacio tan pequeño con tus compañeros de viaje, compartes una caseta para dormir, o sea, tienes que colocar las cositas de forma que no incomode. ¿Vas a encender la luz o no?”, explica.

Al igual que un grupo de chicas jóvenes, celebran el cumpleaños de una amiga de Nayara Fernández con un asadero. A pesar de que sea la primera vez que van por tres días, sugieren “que no se lo piensen, vengan, es una experiencia nueva que no se vive día a día”.

Además, algunas personas que se alojan en el camping aprovechan para desde allí trasladarse hasta el trabajo.

 

Abrir el camping durante todo el año, una de las exigencias de los usuarios

La comunidad camperizada que paga cuotas para compartir los mismos servicios e instalaciones (las tareas domésticas inapelables como llenar el tanque de agua potable, vaciar el depósito de las aguas grises y negras, hacer la colada en los fregaderos, etc.) solicitan mejoras en el acceso, limpieza de los aseos, cobertura en los dispositivos móviles, gestión de los residuos cerca de los contenedores para neutralizar malos olores, red eléctrica sin restricciones, mantener el camping abierto al público todo el año, zonas de sombra y un punto de venta ambulante con productos de primera necesidad.

También, coinciden en que las plazas actuales son insuficientes para atender la creciente demanda que refleja la necesidad de más accesos autorizados y bien equipados para acampar, así despejar las calles que evitaría la imagen de aparcamientos saturados en la isla.

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