La Sociedad de Cazadores de San Bartolomé aglutina a más de 875 socios, ya que la actividad cinegética tiene cada día más adeptos en la isla

Cazando con podencos y hurones

A bordo de antiguos navíos llegó el Podenco Canario al Archipiélago. Los fenicios transportaron este animal en sus expediciones comerciales por el norte de África y lo dejaron en las islas a ...

7 de junio de 2007 (18:29 CET)
Cazando con podencos y hurones
Cazando con podencos y hurones

A bordo de antiguos navíos llegó el Podenco Canario al Archipiélago. Los fenicios transportaron este animal en sus expediciones comerciales por el norte de África y lo dejaron en las islas a su paso por Canarias.

El Podenco es una de las razas más antiguas que existe, ya que se tiene constancia de ella en antiguos grabados, estatuas o bajorrelieves realizados entumbas de faraones que se conservan en algunos museos como el Louvre, y se cree que puede tener unos siete mil años. Este animal, único en el mundo, tiene un origen faraónico que le proporciona un porte distinguido y especial. Su carácter valiente, nervioso e inquieto, unido a su gran desarrollo del olfato, ha propiciado que sea el perro adecuado para la práctica de la caza en las islas Canarias.

Y es que la caza se ha convertido en un deporte que cada día tiene más seguimiento. En Lanzarote, la Sociedad de Cazadores, ubicada en San Bartolomé, cuenta con 875 socios actualmente. En la Isla de los Volcanes, el Podenco Canario es muy importante para desarrollar la actividad cinegética, ya que una de las presas comunes son los conejos y se necesita de su intervención para cazarlos. "En Lanzarote se han vendido perros muy caros, según las noticias que yo tengo, el más caro fue uno que se venció por 1.400.000 pesetas", relata, Domigo Perera, presidente de la Sociedad de Cazadores.

La caza del conejo en la isla es muy peculiar y la practican casi el 85 % de los afiliados a esta sociedad. "En Lanzarote no se concibe la caza del conejo sin el binomio podenco y hurón porque el perro detecta el conejo en la lava volcánica y si no metemos el hurón es casi imposible atraparlo". Así, cada cazador posee entre dos o tres perros y tiene de cuatro a seis hurones. Domingo Perera asegura que es muy fácil hacerse con los hurones en Lanzarote, e incluso que entre compañeros de la Sociedad de Cazadores se los regalan, "aunque con el podenco es diferente, porque este perro es difícil de conseguir".

Un día de caza

La jornada de caza comienza muy pronto. Los cazadores madrugan antes que el sol y se reúnen sobre las cinco o las seis de la mañana, "porque vamos en cuadrillas, de dos, tres o más cazadores". Preparan todos los útiles necesarios para la dura jornada, recogen a sus animales y se encaminan hacia el lugar elegido para practicar este deporte. "Muchas veces tenemos que esperar una hora para que aclare el día y luego comenzamos a cazar", explica Domingo Perera, presidente de la Sociedad de Cazadores de Lanzarote.

Una vez en el lugar del día y con la luz suficiente para poder distinguir las siluetas de sus animales, comienza lo que se podría llamar toda una tradición. Los cazadores sueltan a un hurón provisto de un cascabel, "se lo ponemos para saber donde está porque lo soltamos en un sitio y sale por otro", y este se cuela entre las cavidades volcánicas en busca de la preciada captura. "Es muy difícil cazar por el terreno volcánico de la isla porque para detectar al conejo, que puede estar unos tres metros por debajo de la superficie". El hurón hace salir a la presa de su escondite y al oír el sonido del cascabel, el cazador y el Podenco Canario se dirigen hacia el lugar. Una vez que el conejo sale a la superficie, el perro es el encargado de capturarlo. "El podenco tiene que tener muy buen olfato para detectar la presa", explica el presidente de la Sociedad de Cazadores. Para conseguir que el can desarrolle un buen olfato, los cazadores lo entrenan desde pequeños, ya que desde entonces acompaña a sus progenitores en las cacerías para que vaya identificando el olor.

La jornada matutina finaliza sobre las doce o la una del mediodía. Los cazadores recogen a sus animales, utensilios y, si ha habido suerte, las presas y vuelven a casa. "Regresamos a almorzar y a descansar sobre una hora u hora y media y luego volvemos de nuevo a otro lugar". El ritual entonces vuelve a comenzar a primera hora de la tarde.

Las normas de la caza

Este deporte en Lanzarote cuenta cada día con más adeptos, aunque no se puede realizar cuando uno quiere porque tiene unos días establecidos para practicarlo, que son los jueves y los domingos.

Además la veda de caza sólo está abierta en un periodo determinado del año, "normalmente la temporada de caza comienza el primero o el segundo domingo de agosto y termina mediados o finales de noviembre", explica Domingo Perera, presidente de la Sociedad de Cazadores de Lanzarote.

Y es que la actividad cinegética está muy controlada, e incluso, tienen establecidos el número de piezas que se pueden cazar. Un cazador individual sólo puede capturar "entre conejos y perdices cuatro piezas yentre palomas y tórtolas otras cuatro". Cuando los cazadores realizan la actividad en cuadrilla, los números varían un poco, aunque no mucho. "En cuadrilla, que normalmente estánformadas de tres a cinco cazadores, pueden coger doce piezas entre conejos y perdices y otras doce entre palomas y tórtolas".

Para poder salir de cacería, además, también se tiene que contar con una serie de permisos y licencias imprescindibles, ya que se exige contar con la licencia de caza, el seguro obligatorio, el recibo de caza controlada y la cartilla de vacunación del perro.

Una vez que el periodo de caza finaliza, los cazadores guardan sus utensilios y sus animales hasta el próximo año. El podenco y los hurones están entonces, aproximadamente, cinco meses encerrados. "Antes del comienzo de la temporada lo que hacemos es entrenar a los perros y los hurones porque de estar encerrados necesitan fortalecer las patas y el olfato", comenta Perera.

La Sociedad de Cazadores de San Bartolomé

La Sociedad de Cazadores de San Bartolomé es la única organización dedicada a la caza en la isla. En la actualidad cuenta con 857 socios, aunque su presidente, Domingo Perera, comenta que cada año son más los que se asocian.

Esta institución no sólo está abierta durante el periodo de caza sino que sus puertas no cierran en todo el año, ya que ofrece asesoramiento al cazador, realiza jornadas de información, organiza conferencias, ofertan cursos para conseguir la licencia e incluso suministran el pienso para los hurones y los perros.

Esta organización pertenece a la Federación Canaria de Caza, que a su vez se integra en la Real Federación Española de Caza. Esta última concedió a la institución lanzaroteña una distinción muy especial. "El mes de mayo la Real Federación Española de Caza nos otorgó a la Sociedad de Cazadores de Lanzarote un diploma en la que se reconocía la labor de la gestión que está desarrollando la sociedad".

La temporada de caza en estos momentos está cerrada. Los cazadores tendrán que esperar al próximo mes de agosto para volver a levantarse antes que la luz del sol y colar a sus hurones por las cavidades volcánicas, esperando que empujen al conejo que el podenco volverá a atrapar.

LO MAS LEÍDO