"Moros, no" se puede leer en una pintada junto a la Federación de Migrantes de Lanzarote. Otro grafiti similar apareció sobre una cristalera en una de las zonas más transitadas de Arrecife. A la que se suman más con el mensaje "Fuck Moros" o "Pateras fuera" que están repartidos a pocos metros unos de otros en los espacios públicos de la ciudad.
La deshumanización e incitación a la violencia contra las personas migrantes inundan las redes sociales de discursos de odio, que crecen con la propagación de bulos y, cada vez más, traspasan la pantalla.
El Informe Anual de Monitorización del Discurso de Odio en Redes Sociales sobre el año 2024, publicado por el Gobierno de España, revela que las personas originarias del norte de África, las africanas en general y las afrodecendientes son el foco de la mayor parte de los mensajes de odio publicados en plataformas en línea. También son las víctimas principales de estas pintadas.
Esta tendencia continúa en lo que va de 2025, según el Observatorio del Racismo y la Xenofobia (Oberaxe), el discurso de odio en redes se centra mayoritariamente contra las personas procedentes del norte de África (un 75%), contra las personas musulmanas (18%) y las afrodescendientes (8%).
A los mensajes contra personas procedentes de África se suma la proliferación de mensajes contra las personas migrantes como colectivo, independientemente de su lugar de origen, seguidos de cerca por los discursos islamófobos.
En el quinto lugar, aparecen los mensajes racistas contra niños y adolescentes no acompañados, quienes han estado en el foco político y mediático desde hace meses por las tensiones entre el Gobierno de Canarias, el Gobierno de España y el resto de comunidades autónonomas gobernadas por el Partido Popular que se oponen a su acogida.
El informe de 2024 señala la estigmatización que se produce contra comunidades que muestran "marcadores religiosos visibles" y que suelen instrumentalizarse para crear una narrativa de "inseguridad, criminalización" y otras formas de exclusión. Además, indica que no se trata de episodios puntuales sino de "una forma de violencia simbólica estructural" que reproduce esteriotipos, desinformación y polarización.
Episodios concretos o catástrofes naturales, como la DANA de Valencia, fueron utilizados para "alimentar el discurso de odio". A lo que se suma que, al margen de mensajes relacionados con acontecimientos concretos, "una proporción significativa" de mensajes de odio "persiste" independientemente del contexto". El Observatorio señala que las redes sociales se han convertido en plataformas para "reproducir y normalizar" el racismo, la xenofobia, la islamofobia, el antigitanismo y el antisemitismo.
Así, el Informe anual alerta de que existe "un imaginario globalizado de la amenaza migrante o islámica", que "estigmatiza" a grupos de población como si fueran "un bloque homogéneo" y utilizan "cualquier incidente" para justificar su rechazo.
El episodio de Torre Pacheco y la joven quemada en Gran Canaria
El episodio de violencia el 12 de julio en Torre Pacheco, en Murcia, donde grupos ultras se organizaron para "cazar" a migrantes después de que un anciano fuera brutalmente agredido y se atribuyera la agresión a un grupo de marroquíes marcó un punto récord de mensajes de odio en redes sociales. Finalmente, se detuvo a una única persona, un joven marroquí, con antecedentes por robo que ingresó en prisión provisional y fue puesto en libertad tres semanas después.
En medio de ese episodio, el líder de la formación de ultraderecha Vox, Santiago Abascal, avivó los mensajes de odio contra las personas migrantes. Se refirió a las personas migrantes como una "plaga" y aseguró que "ilegales marroquíes por pura diversión" apalizaban a ancianos españoles.
Los grupos ultras trataron de replicar sin éxito de convocatoria los altercados de Torrepacheco en un centro de acogida de personas migrantes en Gran Canaria tras el episodio en el que una menor africana resultó herida con quemaduras graves tras un incendiarse el colchón en el que estaba junto a un joven africano. El migrante fue inicialmente detenido como presunto autor de las heridas de la joven y luego puesto en libertad dos meses después, tras declarar ella tras recuperarse de parte de las heridas, que él había tratado de ayudarla y que el "incendio fue fortuito".
El Boletín de Monitorización del discurso de odio en redes sociales, elaborado también por el Oberaxe, expone que entre el 1 de julio y el 30 de septiembre de 2025 se detectaron 331.817 mensajes de odio en redes sociales, alcanzando el máximo del año el 12 de julio, cuando se alcanzaron los 32.892 mensajes de odio, coincidiendo con la cobertura mediática de Torre Pacheco (Murcia) y con el episodio el 16 de julio ocurrido en Gran Canaria. "La noticia generó mensajes que promovían la violencia y la expulsión", indica el Observatorio, aunque posteriormente se confirmó que el joven trató de auxiliarla.
Entre los meses de julio y septiembre las principales palabras clave difundidas en los discursos de odio recogían las palabras "mierda", "basura" y "mena"
En lo que va de año, entre el 1 de enero y el 20 de noviembre, se han detectado ya 765.239 mensajes de odio. De los que se han retirado solo tres de cada diez. La mayoría con un lenguaje agresivo explícito (un 85%), que deshumaniza a las personas migrantes (46%), o los califica como amenaza (26%) e incitan a su expulsión (14%) o a ejercer la violencia en su contra (8%).
Los autores de estos mensajes son en su inmensa mayoría hombres (95%).
En esta línea, el Observatorio del Racismo y la Xenofobia (Oberaxe) señaló también en una publicación desvelada por El País que la mayoría de ataques de odio en redes sociales contra deportistas, un 60%, iban dirigidos contra un único jugador, el futbolista del FC Barcelona Lamine Yamal, a quien llamaban "moro de mierda" y "Mena".
Falta de respuesta de las redes sociales para eliminar mensajes de odio
Los mensajes más hirientes suelen ir contra grupos más que contra personas individuales. Esta investigación detectó hasta 2.870 contenidos de odio con mensajes racistas, xenófobos, islamófobos, antisemitas o antigitanos que podían llegar a ser delito, infracción y que atentan contra las normas de conducta de las plataformas sociales. En total, el estudio analizó las redes más utilizadas por la población: TikTok, Instagram, Facebook, X (antes Twitter) y Youtube.
La mayor parte de los contenidos de odio fueron detectados y comunicados en X (26%) y en Facebook (25%), seguidos de Instagram (19%), TikTok (17%) y, en menor medida, YouTube (13%).
De los 758 mensajes de odio detectados en la plataforma X, propiedad del multimillonario Elon Musk, solo se retiraron el 14% de los notificados. No es de extrañar, ya que el que fuera hasta hace unos meses parte del equipo de Gobierno de Donald Trump en la Casa Blanca compró la plataforma en octubre 2022 tras criticar la política de control de contenido de la plataforma. Una investigación ya alertó de que los mensajes de odio en esta red social crecieron un 50% después de que fuera adquirida por el dueño de Tesla.
En este sentido, las plataformas Facebook e Instagram, del grupo Meta, dirigido por el estadounidense Mark Zuckerberg, tampoco retiraron la mayoría del contenido señalado como de odio por el Gobierno de España. En concreto, Facebook mantuvo el 71% de los mensajes de odio detectados e Instagram el 51%.
La segunda plataforma más visitada del mundo, Youtube, propiedad del gigante tecnológico estadounidense Google, también mantuvo la mayoría de comentarios clasificados como de odio, dejando en la plataforma el 73% de los mensajes detectados.
La más reciente, la plataforma china TikTok, propiedad de la empresa ByteDance, fue la que más contenido retiró tras ser notificado. En total, borró el 69% de los notificados. De los notificados por usuarios estandar, borró un 14% en menos de 24 horas.
Esta investigación expone que la respuesta de las plataformas es "poco efectiva" cuando es un usuario medio el que denuncia algún mensaje de odio, sobre todo en las primeras 24 y 48 horas, que es cuando se podrían reducir el impacto de los discursos de odio.
La citada investigación del Ministerio de inclusión social expone que esta "escasa reacción inicial" facilita a los contenidos que "deshumanizan, promueven estigmas o incitan a la violencia permanezcan visibles y circulen ampliamente".
