"Todos sabemos que puede haber algún avión que tenga un accidente, pero son riesgos asumibles por la mayoría de nosotros". Así comparaba el directivo facultativo de Ripsa, Luis Gómez, los posibles riesgos que se puedan derivar de su actividad petrolífera. "Hay una serie de normas estrictas que hacen que pueda haber un problema de cada millón o millones de vuelos", añadió.
De esta forma explicaba Luis Gómez que, a la hora de realizar un sondeo, hay que hacer un análisis de riesgos y ver si estos "son asumibles". "Si no lo son, entonces el sondeo se suspende y, si lo son, hay que tomar una serie de medidas preventivas ante posibles incidentes". "Esto es como cuando vas en avión y ante un problema te tienes que poner el chaleco salvavidas o la mascarilla".
Para ello, además, ante un posible vertido, hay que elaborar un plan de contingencias, que debe ser aprobado por el Ministerio, según trasladó Luis Gómez. "Hay que hacer un análisis de las corrientes marinas, de los vientos, para ver para donde iría la mancha y cuánto tiempo tardaría en llegar a la costa y que haya determinados barcos, helicópteros, etc", señaló el directivo de Ripsa, que reconoció que "hay un peligro potencial". "Aquí la gente va a 140 por las carreteras pudiendo causar potenciales accidentes y no se les para y se les detiene", añadió.
Ningún vertido "serio"
Al ser preguntado por los cerca de 7.000 vertidos que la compañía ha causado desde 2006 a 2010, el directivo quiso precisar que ninguno de los producidos en el mar se puede calificar "de serio", ni siquiera el que tuvo lugar en 2010 en Tarragona, que causó una mancha de 1.900 hectáreas en el Delta del Ebro. "Sólo fueron 30 ó 40 barriles en un sitio donde llevamos desde 1982 con la plataforma", precisó Luis Gómez. "Tuvo la fatalidad de que fue pequeño y por la noche y no se vio hasta la mañana siguiente".
El directivo de Ripsa también reconoció otro vertido en la misma zona en 2009 en el que, según él, sólo se derramaron "siete u ocho barriles por una mala combustión de una antorcha. "Son cosas muy puntuales y menores. Esto es como con el coche, si se te cae una mancha de aceite en el garaje", señaló Luis Gómez.
Además, desde Repsol hicieron hincapié en que "con que se derrame un solo barril ya se computa como un vertido" y que "más del 90 por ciento" de los vertidos de esos cinco años han tenido lugar en Argentina, "donde Repsol controla el 57 por ciento, pero la gestión es local, a través del grupo YPF". Asimismo, Gómez afirmó que en esos 7.000 derrames se incluyen todos los que tengan que ver con las actividades de Repsol, como también pueden ser refinerías y estaciones de servicio.
El directivo de Ripsa aseguró que el compromiso con la compañía en este sentido "es máximo". "El coste que tendría para la empresa hacer las cosas de forma negligente sería catastrófico y podría hundir a la compañía".
Nueva normativa
Respecto a la nueva normativa que la Unión Europea pretende poner en marcha en 2013 y que afectaría a las actividades petrolíferas, desde Repsol responden que a pesar de ser más restrictiva, sería más beneficiosa para ellos y que son los "primeros interesados" en que exista.
Ese reglamento, según trasladaron desde la empresa, "es similar" al ya existente en Noruega, donde la compañía ya opera. "Allí es más fácil. Tiene su normativa, que es muy estricta, pero tiene una ventaja. Y es que si cumples cada uno de los puntos, tienes lo permisos y las autorizaciones en el tiempo que te dicen y vas a poder hacer tu trabajo sin problemas. Cosa que aquí no pasa. Los ministerios no resuelven porque no saben y es la única manera de que los proyectos salgan adelante", afirmó Luis Gómez. "Si en Noruega somos capaces de operar, aquí también", concluyó.
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