Haría advierte que la plaga de cochinilla mejicana podría "acabar en dos años" con las fincas de tuneras

Pide medidas para atajarla y avanza que el Ayuntamiento y el sector agrícola buscan alternativas al cultivo de la cochinilla, como la piña tropical

19 de enero de 2022 (06:00 CET)
Reunión en el Ayuntamiento de Haría con el sector agrícola
Reunión en el Ayuntamiento de Haría con el sector agrícola

El Ayuntamiento de Haría ha pedido “a las administraciones pertinentes” que adopten medidas contra la plaga de cochinilla mejicana (‘Dactylopius opuntiae’), que está atacando las fincas de tuneras norteñas y “se está cebando con las plantaciones abandonadas, que representan el 90% de los cultivos de Guatiza y Mala”.

“La propagación masiva de esta plaga podría acabar con este cultivo por completo en menos de dos años”, advierte el Consistorio, que este lunes mantuvo un encuentro con representantes del sector agrícola del municipio, con el fin de buscar soluciones a sus principales problemas y escuchar sus demandas.

A la reunión asistieron el alcalde accidental de Haría, Víctor Robayna, el concejal del Sector Primario, Fernando Fontes, el presidente de la Comunidad de Regantes, Leandro Caraballo, el presidente de la Sociedad Cooperativa Agrícola Guatiza-Mala, Pedro González, y el profesor del Departamento de Agrarias del Instituto Teguise, Teno Osorio.
El concejal Fernando Fontes explicó tras el encuentro la intención del Ayuntamiento y del sector agrícola norteño de encontrar alternativas a la cochinilla, como la piña tropical, “de manera que el abandono y los problemas que está padeciendo esta tradición histórica reduzcan su impacto”.

“Avanzamos que trasladaremos al Cabildo de Lanzarote la exigencia de que se actúe para solventar el estado lamentable de este recurso en nuestra Isla, así como la petición de apertura inmediata del Museo Centro de Transformación de la Cochinilla, de Mala, que lleva cerrado desde el comienzo de la pandemia y está afectando de forma negativa al desarrollo del sector”, destacó Fontes.

Además, insistió en que “el abandono del paisaje de Haría, y más concretamente del campo de tuneras de Guatiza y Mala, está acabando con las esperanzas de los agricultores recolectores de la cochinilla, quienes no han podido comercializar o explotar este recurso para la alimentación, cosmética o farmacéutica”.

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